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Durante la última jornada de celebración del 108 aniversario del nacimiento de Octavio Paz , el domingo pasado, los escritores Alberto Ruy Sánchez , Carmen Boullosa , Fernando Fernández y Fabienne Bradu, moderados por David Huerta, dialogaron en el Patio de Pasantes del Colegio de San Ildefonso sobre la vida de Paz, María José Tramini y ciertos artistas e intelectuales imprescindibles y cercanos: Vicente Rojo, Gerardo Deniz, Adolfo Bioy Casares y Gonzalo Rojas.
Paz es conocido no sólo por su obra, sino por sus posturas políticas, su presencia pública y su personalidad. “Era un hombre complejo, extravagante, creativo y genial.Conocí a Michel Foucault, Roland Barthes, Octavio Paz y Alfonso Alfaro, personas geniales desde el primer momento en que las traté”, dijo Ruy Sánchez.
“Álvaro Mutis definía a Paz como un bogotano en un café que tiene que pelearse con los de la mesa de junto”, continuó.
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Al respecto, Carmen Boullosa recordó su primer acercamiento con él, a los 22 años, encuentro que le permitió descubrir a un hombre “generoso, simpático, atento, accesible y extraordinario. Con el paso de los años todo fue cambiando; estoy hablando de mediados de los 70, cuando Paz estaba ávido de conocer a poetas jóvenes”.
La escritora afirma que para Paz “la idea de la profesión era diferente, centrada en la honestidad y en que el oficio es algo valioso”.
Cuando Boullosa publicó "La memoria vacía" con la imprenta del Taller Martín Pescador, le llevó un ejemplar a Paz, quien le preguntó si seguiría publicando sus libros en esta editorial. “El tiraje era de 150 ejemplares y yo, muy jovencita, le respondí que quizá me iría a otro sello. Él se rió y me dijo que eso no es lo que hacen los poetas, que uno debe quedarse con su propio editor”.
“Yo aprendí mucho de Paz: no sabría, por ejemplo, cómo apreciar la obra de Orozco si no la hubiera aprendido a ver primero con los ojos de Paz. De igual forma podría enlistar a los surrealistas y la India. Le debo gran parte de lo mejor de mi persona literaria; era un clásico vivo, alguien abierto al diálogo, una puerta siempre abierta. Por él conocí a Elena Garro . Yo no la había oído nombrar y Paz me dijo: ‘tiene usted que leerla, le va a gustar muchísimo Los recuerdos del porvenir’”.
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Sobre el rechazo de las nuevas generaciones a Paz, Boullosa afirma que “el ejercicio de matar al padre lo hicieron antes Roberto Bolaño y parte de los autores de mi generación, sin dejar de leer sus obras. Hubo cosas con las que yo tuve divergencias enormes: cuando robaron las elecciones presidenciales de Cárdenas, el gran fraude operado por Bartlett, Paz escribió un ensayo diciendo que había que contener a las hordas porque, de lo contrario, a México le ocurriría la catástrofe. Yo no opiné como él, lo cual no significa que crea que su legado deba destruirse.
En la universidad extranjera mis alumnos no me creen que los jóvenes en México no quieren a Paz. Se trata de una serie de factores que da para hacer un libro, lo he pensado mucho. Es algo complejo que no está en la persona de Paz, sino en otra parte”, concluyó.