El director de orquesta Enrique Arturo Diemecke trabajó con Mario Lavista por vez primera para el estreno, el 13 de abril de 1989 en la sala principal del Palacio de Bellas Artes, de su ópera “Aura” , basada en el relato de Carlos Fuentes; Diemecke estuvo al frente de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes y desde entonces se fincó una relación profesional y de amistad que ayer se truncó con la muerte del compositor mexicano.
“Tuve con Mario una relación de trabajo y una amistad muy cercana y muy afable siempre, había mucho respeto, mucho cariño y siempre hablábamos de música como una parte súper importante de nuestras vidas, me contaba cosas de su desarrollo hacia la música, o lo que le atraía, sus obras preferidas, porque era un gran compositor pero tenía sus compositores que admiraba”, señala Enrique Arturo Diemecke en entrevista telefónica desde Bogotá donde hoy dará un concierto.
El director musical de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires recuerda que Lavista admiraba mucho la música de Claude Debussy, “me acuerdo que su ópera favorita y lo hablábamos siempre era ‘Pelléas et Mélisande’ y yo estaba totalmente de acuerdo con él”. Hace un par de años Diemecke hizo “Pelléas et Mélisande” y dice que se acordó mucho de Mario Lavista y se lo dijo, “le conté ‘mira estoy haciendo esta obra que admiramos tú y yo’”.
También recuerda que siempre hablaban de música y reían mucho, “nunca jamás pasó un momento en que no nos tuviéramos que reír de algo, siempre teníamos esta forma de causarnos uno al otro una carcajada, siempre estábamos queriendo compartir esa parte alegre de la vida y entonces mis recuerdo y las pláticas siempre están llenas de alegría, de música, de arte. Realmente es muy triste que un valor tan grande y tan importante se nos haya ido, no sé, pero piensa uno ‘ahora Mario está componiendo para los verdaderos ángeles’”.
Diemecke celebra que Mario Lavista sea uno de los grandes compositores mexicanos y de los más interpretados, que tenga la suerte de que sus composiciones estén en uno de esos lugares especiales, “fue siempre muy respetado por el público, muy respetado por los músicos, por los conocedores de la crítica y todos los que hemos estado involucrados en las artes, él siempre tuvo gran respeto y seguirá teniéndolo porque aparte de componer y compuso cosas increíbles, él era un gran maestro”.
A lo largo de los años Diemecke ha encontrado legiones de alumnos de Mario Lavista, chicas y chicos que lo admiran, que aprendieron a hacer música inspirados en Lavista y en los modelos que Lavista les proponía.
“Sé por los alumnos que siempre disfrutaba muchísimo hablar con ellos de música y cómo los encaminaba para componer, en qué forma deberían de expresarse para que saliera su personalidad; nunca tratando de imitar a nadie pero también que no se alejaran de los grandes autores porque de ellos aprendería mucho”, señala el director artístico de la Flint Symphony Orchestra, Michigan, Estados Unidos.
En sus enseñanzas estaba siempre Debussy “él lo tomaba como ejemplo de todo lo que él aprendió”, dice Diemecke, pero también estaban otros autores que admiraba y a partir de los cuales trataba de inspirar a sus alumnos: Mahler, Strauss, Beethoven, Puccini.
“De Puccini adoraba una parte de ‘Tosca’, siempre me decía: ‘cuando hagas ‘Tosca’ quiero que me invites a participar en la producción, yo quiero hacer la parte del Cardenal que entra porque me encanta esa procesión que hace’; y así hablamos de música y hablaba con sus alumnos, que tuvo un montón, y yo creo que esos chicos y chicas aparte de sacar la música de ellos y ese será un gran honor a su maestro, también tienen que pensar, sentir y actuar en cómo no dejar que la música de Mario Lavista deje de ser tocada, deje de ser escuchada, que esté presente en las salas de conciertos y de casas de ópera”.
El director general artístico y de producción del Teatro Colón afirma que otro legado que debe pervivir es la revista “Pauta” que Mario Lavista fundó, “yo le decía a Mario que su revista era la extensión de una tertulia de músicos o compositores, que al final lo que se estaba leyendo podía sentirse como estar escuchando a dos o a un grupo de grandes músicos o gente del mundo de la música y del teatro que comparten sus conocimientos y experiencias, compartiendo el dónde está el crossover que aglutina las artes y que nos hace a todos participar, por ejemplo, en una ópera”.
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