Más Información
Sheinbaum se reúne con Lemus; “trabajar al estilo jalisco es en coordinación con la federación”, expresa gobernador
Marko Cortés difunde infografía a favor de denominar terroristas a cárteles; el “primer paso es reconocerlo”, dice
Activistas rechazan colocación de cámaras trampa para fauna en Tren Maya; piden retirar mallas metálicas que obstruyen su paso
Revés al INE, juez niega retirar suspensión definitiva a reforma judicial; da 48 horas para acatar sentencia
Juan Carlos Valdés Oropeza amaba el periodismo cultural tanto como amaba la vida, a su familia y a la literatura. Era un lector voraz de poesía, como pocos, pero también de narrativa. Tan generoso como reservado, Juan, Valdés o “Hipo” –de hipócrita— como jugaba a nombrarse, murió el pasado sábado, a los 53 años, de un infarto fulminante.
Aunque desde 2004 coordinaba la sección cultural en el Instituto Mexicano de la Radio (IMER) —donde trabajaba desde 1994— y era el conductor titular del noticiario cultural "El Andamio", y antes de "La Feria, Carrusel Cultural", Juan nunca dejó de ser un reportero de a pie. Si algo disfrutaba era leer y luego sostener entrañables conversaciones con los escritores.
Lee también: Muere el periodista cultural Juan Carlos Valdés
Alto, desgarbado, casi siempre con el pelo a rape, de ojos con una brasa que se encendía ante un comentario sarcástico, alguna confidencia graciosa o la mención de sus hijos: Sebastián e Iker, o de Claudia, su compañera de vida, Juan animó a estudiantes de periodismo a seguir este oficio que ejerció con rigor y compromiso.
Amigo solidario y fraterno, siempre estuvo cerca del cine y sobre todo de la literatura, amaba el café, el cigarro, los libros, la cerveza y la plática. Hablaba y leía en francés. Nunca lo vi enojado, acaso ensimismado o serio dándole vueltas a sus adentros; sabía sacar lo mejor de uno, abrazar dando aliento, animar los avatares de las coberturas periodísticas. Un amigo fiel, inteligente, sarcástico.
Egresado de la carrera de periodismo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Juan era amigo sin reservas. Emprendimos una revista digital donde él experimentaba con la escritura, a su sección la llamó “Esquinas”, un tributo a “Tabacaria”, de Fernando Pessoa: “Não sou nada./ Nunca serei nada./ Não posso querer ser nada./ À parte isso, tenho em mim todos os sonhos do mundo”.
Lee también: Nosferatu, Proust y Stan Lee: los centenarios de 2022 y otras efemérides culturales
Dimos talleres y animamos encuentros de periodismo cultural; viajamos, bebimos, bailamos, amamos, reímos, hablamos de libros, de la familia y de la vida. Soñamos con crear una asociación nacional de periodistas culturales, quedamos en vernos en la FIL Guadalajara, que ya será otra sin ti. Descansa en paz.