Más Información

"Yo no he financiado nada": Alessandra Rojo de la Vega se deslinda de acusaciones que la vinculan al bloque negro en marchas en CDMX

"R1" fue detenido en 2012 y liberado por un juez en 2022; ahora es el autor intelectual del asesinato de Carlos Manzo
Un nuevo museo sobre Frida Kahlo que mostrará su lado “más íntimo”, “sus raíces”, “su juventud”, así fue como se anunció la Casa Kahlo, un recinto privado a dos cuadras de la Casa Azul, en Aguayo 54, Coyoacán. Fue fundado por la sobrina nieta y sobrina bisnieta de la famosa artista, Mara Romeo Kahlo y Mara de Anda, quienes en entrevista aseguran que este espacio es para dar fin a controversias y mostrar certezas en torno a la figura de Kahlo. Y es que la vida de la pintora mexicana no se libra de polémicas y este nuevo espacio no es la excepción, pues ha causado reacciones encontradas entre especialistas y visitantes.

Casa Kahlo se inauguró a inicios de octubre. El museo es parte de la Fundación Kahlo, también creada por Romeo y De Anda. Se trata de un proyecto que se pensó desde hace 10 años: “Siempre decía que había que hacer algo con todo eso que dejó mi mamá y mi abuela. Poco a poco lo fuimos elaborando, hasta que llegó un inversionista mexicano y fue cuando ya pudimos; hacerlo nos llevó dos años”, cuenta Romeo.
Dentro del edificio —también llamado como Casa Roja— se exhiben más de 600 piezas, entre las que hay cartas, muebles, objetos, indumentaria y fotos de la familia Kahlo que forman parte de la colección de Isolda P. Kahlo, sobrina de la pintora y madre y abuela de las propietarias, que fue estudiada por Luis Martín Lozano, experto en la obra de Kahlo. Hay una sala dedicada a Guillermo Kahlo, el patriarca de la familia que se dedicó a capturar patrimonio del país y fue fotógrafo de Porfirio Díaz. Entre proyecciones, aromas e instalaciones sonoras se recorre lo que fue la cocina, el comedor, el cuartoscuro (recreación) y el sótano de esta casa en la que vivieron los padres y hermanas de Frida Kahlo.
Lee también Desean que obras de Frida se queden en el Dolores Olmedo

Controversias
La primera controversia es sobre si Frida Kahlo realmente vivió en este domicilio. En Casa Kahlo se afirma que así fue. Por su parte, Helga Prignitz, historiadora de arte especializada en Frida Kahlo, de quien ha escrito 11 libros y curado siete exposiciones a nivel internacional, asegura que nunca residió ahí: “En mi opinión, por supuesto, Frida visitó a su hermana Cristina en la casa de ella, y su papá vivió allá con Cristina, pero Frida nunca vivió en lo que ahora llaman La Casa Roja, y más, nunca lo usaba como estudio”, aseguró a EL UNIVERSAL.
En cambio, las dueñas del museo señalan que Frida vivió ahí poco más de un año y la evidencia de ello es una carta que envió la pintora al artista Antonio M. Ruiz “El Corcito”, que se exhibe en la también llamada Casa Roja:
“¿Helga dijo eso? Acá tienes una carta de Frida a “El Corcito” donde específicamente le dice que aquí está su nueva dirección para que le escriba. Dice: ‘Ahora viviendo en la casa de la chaparrita Cristina, Aguayo #22, la muy noble y antigua vía de Coyoacán, casa que posee un telefunken… mi estancia en esta mansión es desde luego temporal’. Claro que aquí vivió, fue en 1947”, dice Mara de Anda.
Lee también Autorretrato de Frida Kahlo rompe récords en subasta, es vendida en más de 54 mdd

“Se han dicho tantas cosas de mi tía que en realidad yo creo que hay que hablar de las cosas que sí, acá está la carta, acá está el cómo sí, eso es lo que vas a encontrar aquí, no todo lo que se dice, sino los hechos”, añade Mara Romeo.
La segunda controversia es el mural de la cocina, compuesto por una bugambilia, un toronjo y un par de gorriones que enmarcan la frase “El mesón de los gurriones” y que para la inauguración de este museo se explica que fue sometido a una restauración.
Un experto en Frida Kahlo, historiador de profesión y museógrafo que trabajó en recintos como el Museo Tamayo y el Dolores Olmedo y que pide declarar de forma confidencial, duda que el mural haya sido hecho por la artista, sobre todo porque considera que su condición física después del accidente —época en la que se dice que se mudó a esta residencia— habría sido difícil realizarlo.

Lee también Cien años del accidente de Frida Kahlo
Incluso entre los guías del museo hay discrepancias. Este diario visitó el recinto en dos ocasiones, en las que se manejaron distintas informaciones, en la primera ocasión se dijo que “probablemente” es de autoría de la artista, mientras que en la segunda se explicó que al no contar con una firma “es difícil dar certeza de quién pudo haberlo pintado”.
“Lo único que se puede decir de los murales es que desde que yo era chica, tanto mi abuela como mi mamá me decían que esos murales los había pintado Frida. ¿Qué te puedo decir? Yo lo sé por lo que me decían”, dice Mara Romeo.
La tercera controversia es que hay muy poca Frida en el museo. En las salas se exhiben 13 obras de la artista, cinco vestidos y una variedad de objetos como joyas y perfumes. Las obras son inéditas, se tratan de un pequeño bordado de una casa, que hizo Frida a los cinco años, dibujos de la época en la que Kahlo tomó un taller de grabado con el artista Fernando Fernández, un dibujo de Isolda y una charola de amapolas, que el guía explica que la artista hizo después de su accidente de tranvía en 1925.
Lee también Frida se apropia de la ciudad
Pero las piezas se pierden entre los acervos de la familia, en particular el de Cristina Kahlo, protagonista en la narrativa del museo.
Desde el inicio, se presenta a Cristina Kahlo, 11 meses menor que Frida, cuyo retrato fotográfico está a un costado de uno de la artista, que es igual de grande. En el recorrido se cuenta la historia de superación de Cristina Kahlo, quien se divorció de un hombre descrito como “todo lo que uno no quiere en un matrimonio, una persona alcohólica, mujeriego y apostador”. Se destaca que Cristina siempre estuvo a un lado de Frida, como en 1938, cuando viajó a Nueva York para acompañar a la artista en la inauguración de su exposición y cuando la acompaña en esa misma ciudad, pero en 1946, para cuidarla después de una cirugía que se le realizó. Fotos, cartas y lista de pasajeros de barco son documentos que evidencian esos sucesos.

También se muestra cómo era la habitación de la hermana y hay una sección especial sobre el trabajo caritativo que realizó Cristina a madres solteras. “Sí está manipulado para hablar más de Cristina, no demerito lo que hizo”, comenta el especialista en Frida Kahlo quien recorrió las salas junto a este diario.
Lee también Revelan la historia íntima de Frida Kahlo a través de su indumentaria
Amanda, socióloga de la cultura y visitante del nuevo museo, compartió su testimonio: “(El recinto) “continúa con la idea del lucro de Frida”; además señala que se “exalta más a Cristina e Isolda”, por lo que, en su opinión, no se logra hacer más cercana la figura de la famosa pintora mexicana.
“Por supuesto que se habla de Cristina porque es su casa, fue la abuela de mi mamá. ¿Quién la acompañaba a sus operaciones? Pues hablar de Frida es hablar de Cristina porque fue su otra mitad”, dice Mara de Anda.
Lo nuevo
Para Mara Romeo y Mara de Anda es importante compartir este legado familiar, sobre todo ante los “dimes y diretes” que rodean la figura de Frida Kahlo. Ellas querían mostrar que fue Guillermo Kahlo quien le enseñó a su hija Frida a pintar y no Diego Rivera, como se ha dicho: “Acá ves que mi (bis)abuelo se llevaba a Frida (a hacer fotos) y le regaló sus primeras pinturas. Es importante que el mundo conozca esto de origen”. Además querían romper el mito de que Frida no se llevaba bien con su madre, Matilde, o con sus hermanas, en especial con Cristina:
“Ves padrísimo cómo se llevaba con sus hermanas, ves las cartas que se escribían, el apoyo que les dio, el apoyo que le dio su mamá porque muchos dicen ‘Frida y su mamá ni se llevaban’ y tampoco es cierto. De hecho, Frida le copia las flores que llevaba a Matilde. Hay muchas cosas que la gente desconoce y que este museo viene a enseñar”, asegura Romeo, quien añade que también esperan que con este recinto se elimine la imagen de “Frida la sufrida” y se pueda ver que era “amorosa, que era chistosa, chiflada y tocaba la guitarra”.
Visitantes entrevistados por este diario destacan la inclusión de elementos tecnológicos del museo, así como su fácil acceso, algo que no tiene la Casa Azul, donde se requiere comprar boletos con antelación, como le pasó a Concepción Godínez, quien viene de paso, desde Mérida, y no conoce la Casa Azul, pero se animó a venir a la Roja porque es muy difícil tener acceso a la otra.
Lee también Con obras de Rivera, Tamayo y Goeritz, la Galería de Arte Mexicano cierra festejos por sus 90 años
El experto en Frida no desalienta la visita al espacio pese a las controversias, pues considera que es un “complemento” del otro museo.
El boleto al Museo Casa Kahlo tiene un costo de 130 pesos para público nacional y residentes, 270 pesos para público extranjero y 65 pesos para estudiantes, menores de 12 años, personas de la tercera edad y personas con discapacidad.
Se puede comprar en línea o en la entrada del museo.
Noticias según tus intereses
[Publicidad]
[Publicidad]












