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No hay mal que dure 100 años ni tecnología que lo resista.
¿Estamos preparados para el fin de la era dominada por la televisión? Hoy la gente ve lo que quiere, donde y como quiere. Prácticamente se ha terminado la dictadura del horario prime time bajo la premisa de un televidente pasivo que acostumbró a recibir opciones de consumo audiovisual en función de una serie de canales que lo programaban todo.
En México existen 48 millones de pantallas de televisión, que compiten contra más de 100 millones de dispositivos celulares que circulan entre nuestros compatriotas.
Todo cambia, todo evoluciona, incluso la televisión y su consumo.
Hace tiempo que se empieza a discutir el fin del modelo televisivo y su impacto en el mercado.
Sólo hay que ver lo que desató Netflix cuando lanzó la serie original de House of cards en 2013 y con ello marcó un parteaguas del que todavía no se recupera la industria del entretenimiento que usaba a la televisión como puente para posicionar marcas entre sus televidentes.
El cambio de paradigma se percibe a partir de que las audiencias comienzan a cambiar y exigen más y mejores guiones, calidad cinematográfica y narrativas inteligentes.
El nuevo modelo de contar historias, como alternativa a las formas episódicas, con horario fijo y series convencionales que dominaron durante décadas la barra programática de la televisión a nivel global, apenas se está renovando.
Las nuevas generaciones llevan sus series y programas en el bolsillo, los ven cuando quieren. Es una libertad que rompe el mercado y las maneras caducas de narrar una historia. Por eso el derrumbe de las telenovelas en el Canal de las Estrellas.
La nueva narrativa tiene que ser innovadora y de alta calidad, ahí está el ejemplo de Game of Thrones, tan sólo un capítulo de esa serie costó 10 mdd y con ello HBO consolidó su reputación como el máximo responsable de series narrativamente complejas y bien producidas.
La clave está en ponderar el equilibrio entre las formas episódicas, su tono, estilo y narrativa, acompañadas también de un alta calidad en imagen.
Claramente la industria de la televisión comercial en todo el mundo ha evitado históricamente los riesgos en busca de la estabilidad económica, por eso hoy, que los anunciantes migran a la red, es cuando debemos hacer el esfuerzo por producir series o documentales atractivos para las nuevas audiencias.
Ese es el reto y lo atractivo de este momento, la adversidad genera buenos resultados, porque nos obliga a repensarlo todo; y en el terreno de las noticias y la información no puede ser diferente. ¿Quién ve hoy un noticiero en televisión? ¿Cuánto tiempo le dedica sin sentir que ya se enteró de casi todo por las redes?
Es por ello que ahora toca imaginar y producir piezas más complejas y originales que de algún modo sorprendan al consumidor.
Y aquí, la imagen en movimiento es clave; buen audio, una fotografía original y el video se fusionan para darle un nuevo potencial a la noticia audiovisual.
Los ingredientes básicos serán siempre las historias reales, el ser humano como centro del acontecer, una investigación documental precisa y alta calidad narrativa audiovisual con el uso de nuevas tecnologías.
Los consumidores quieren ser sorprendidos, quieren identificarse con las historias y alimentar sus neuronas espejo. De ahí el éxito de series como Breaking Bad. Una serie con un personaje promedio que se convierte en un monstruo de mil cabezas, complejo y entretenido.
En noticias, la base es la credibilidad y su oportunidad. Hoy el reto es seducir a las audiencias para competir por su atención, robarles ese minuto que los hará cambiar de opinión o informarse sobre los temas de interés y participar activamente en su consumo.
Por eso, aquí en EL UNIVERSAL pronto exploraremos nuevas narrativas audiovisuales que esperamos conecten con nuestras audiencias y que finalmente contribuyan a una sociedad contemporánea, cada vez más exigente y mejor informada con múltiples opciones al alcance de un clic.
El reto no es sencillo y llevará tiempo construir la narrativa para estas nuevas historias en los tiempos que corren, pero sin duda llegaremos a buen puerto, dejando atrás lo que ahora todavía llamamos televisión.
@MxUlysses