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Miguel Pizarro, diputado venezolano de oposición dio en el clavo “tenemos que demostrar que no somos sólo un discurso”. En entrevista con el diario el País, el también coordinador de Ayuda Humanitaria de la Asamblea Nacional, señaló que el gran reto por enfrentar será seguir forzando al cambio demostrando que su accionar va más allá de lo retórico.
El intento de hacer pasar los autobuses con la ayuda humanitaria el pasado 23 de febrero resultó un fracaso luego de que el propio oficialismo haciendo un uso abusivo de la fuerza, enfrentó a los ciudadanos e incendió uno de esos autobuses. No hubo fuerza que hiciera posible que la ayuda ingresara y eso fue una terrible decepción para muchos en las filas de la oposición para quienes el cambio pudo parecer sólo un discurso.
Sin embargo, hay otro evento que puede darnos algunas pistas de que las acciones opositoras están logrando minar la confianza del régimen. La primera de ellas: la gira del proclamado presidente Juan Guaidó por diversos países de América Latina, a los que acudió en busca de respaldo. Lo obtuvo. Distintos mandatarios lo recibieron y se reunieron con él de manera oficial. El mensaje político para el pueblo venezolano es muy importante. Recordemos que más de 50 gobiernos del mundo lo han reconocido como Presidente legítimo de Venezuela.
El regreso de la gira se antojaba complicado a sabiendas de la existencia de una orden judicial que obligaba a Guaidó a permanecer en el país. A pesar ella, Guaidó entró oficialmente por la puerta grande sin que hubiese una detención. Aquí hay que detenernos en las opciones que tenía Nicolás Maduro para actuar. La decisión de no arrestarlo obedece entonces a un régimen acorralado. Maduro se ha ido quedando solo en la escena internacional, de poco le hubiera servido tener a Guaidó en la cárcel.
Detenerlo, por otro lado, hubiera significado crear un nuevo martir, pero ahora uno con un gran apoyo popular que ha logrado una movilización opositora que antaño hubiera parecido imposible.
El segundo: la expulsión del embajador alemán de Venezuela. Baste recordar el apoyo que ha recibido Guaidó por parte del Grupo de Contacto de la Unión Europea para exigir nuevas elecciones en el país. Daniel Kriener es parte del grupo de diplomáticos que recibió a Guaidó en el aeropuerto el día de su regreso a Caracas. Si bien Kriener deberá volver a Venezuela, el comunicado emitido por el titular de Asuntos Exteriores del Gobierno Alemán en poco ayuda a Nicolás Maduro al señalar “Es una decisión incomprensible, que agrava la situación y que no contribuye a la distensión. Nuestro apoyo europeo a Juan Guaidó continua siendo inamovible. El embajador Kriener está haciendo un excelente trabajo en Caracas, especialmente en los últimos días”. La expulsión así, parece más un berrinche del gobierno de Maduro que una estrategia bien elaborada.
El reto siguiente será este fin de semana. En una estrategia de seguir manteniendo la movilización social activa, Guaidó ha convocado a paros escalonados en la burocracia, una burocracia cuyo líder máximo es Maduro. Si los paros tienen éxito pondrá en más aprietos al régimen. Para ser Presidente primero hay que parecerlo. Guaidó cada vez más parece un Presidente, veremos si logra pasar del discurso y puede empezar a actuar como uno.