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Será el fin de sexenio o será que cuando declina el poder también lo hacen a veces las lealtades y los compromisos, pero la relación cercanísima, hasta la dependencia, entre Enrique Peña Nieto y el “hombre fuerte” y principal consejero de su gobierno en el sexenio, Luis Videgaray Caso, ya no es la misma y, en el círculo cercano del Presidente, hay quien afirma que entre los dos se ha abierto cierta distancia y ya no tienen la misma comunicación que tuvieron los últimos seis años. Paradójicamente, hoy al canciller mexicano se le ve mucho más cerca de la Casa Blanca, a donde acude con frecuencia, y con mucha más comunicación con Washington que con el despacho presidencial mexicano.
Una causa de que se enfriara la que fue una relación casi simbiótica en la que Videgaray hablaba y el Presidente acataba fue la tremenda debacle electoral que sufrió el partido gobernante y, con ella, Peña Nieto. Ya desde la campaña, el resultado de la decisión del canciller, que convenció al Presidente de que su mejor opción era la candidatura “ciudadana” de José Antonio Meade y que prácticamente se impuso en la sucesión, había causado un desgaste en la relación cuando Peña comenzó a darse cuenta de que se había equivocado y que la recomendación de su hombre de mayor confianza no había sido la más acertada.
Y aunque Peña asumió con dignidad y altura política la derrota, y aún en la recta final de las campañas, cuando ya daba por hecho que perderían, albergaba esperanzas de que a su partido “no le fuera tan mal”, hubo un par de acciones de su cercano Luis Videgaray que no le gustaron nada al inquilino de Los Pinos: la primera fue cuando, para tratar de salvarse del desastre que había provocado su recomendación en la sucesión, intentó corregir operando en favor de la “candidatura común” entre el PRI y el PAN, encabezada por Ricardo Anaya, y en la que Videgaray fue partidario de la declinación de José Antonio Meade que propusieron los empresarios del Consejo Mexicano de Negocios cuando aún no amaban y más bien les aterraba la idea del triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
Peña nunca estuvo de acuerdo con la idea de declinar en favor de Anaya y siempre se mantuvo firme en que la única vía para una candidatura del PRI-AN era que los panistas declinaran en favor del abanderado priista.
Pero el 1 de julio, día de las elecciones, vino otra acción de Luis Videgaray que ahondó la molestia del Presidente hacia el que fuera su hombre más cercano. Ese día en la tarde-noche, cuando Peña Nieto y su gabinete seguían de cerca concentrados en el Salón López Mateos de Los Pinos el desarrollo y desenlace de la jornada electoral, la instrucción del Presidente a todos sus colaboradores había sido esperar hasta las 11 de la noche, cuando se conocieran los conteos rápidos del INE, y tras el mensaje de Lorenzo Córdova y luego el del propio Presidente en cadena nacional, antes de hacer cualquier tipo de contacto con el candidato ganador y su equipo.
En Los Pinos se enterarían después, según una fuente cercana a la casa presidencial, que aquella noche, mucho antes de las 11, hubo un par de llamadas del canciller Videgaray a los teléfonos de dos de sus amigos en Morena: Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, para adelantarse y felicitarlos “por el triunfo del licenciado Andrés Manuel López Obrador”. Según la fuente, al enterarse de esas llamadas, el Presidente lo tomó como un acto de deslealtad, especialmente viniendo de quien siempre consideró su consejero y colaborador más cercano.
Más preocupado por su futuro. Hoy, en la agonía del sexenio, al canciller mexicano se le ve mucho más metido en la Casa Blanca que en Los Pinos. Pareciera que Videgaray que, según ha comentado él mismo, tiene planes de irse a vivir a Estados Unidos, concretamente a Nueva York, y trabajar como asesor para una firma financiera del vecino país, hoy está más preocupado por los temas y los intereses de su agenda personal y su futuro, que de la agenda y el futuro del país que representa.
Incluso, hay quejas en el equipo cercano del Presidente en el sentido de que “Videgaray ya no pregunta” ni consulta a Peña sobre los temas y asuntos que negocia y habla directamente con los gringos. Se habla de “protagonismo” del secretario de Relaciones Exteriores incluso por encima de los intereses del gobierno o del país.
Y un buen ejemplo es la renegociación del Tratado de Libre Comercio, en donde el canciller ha presionado al equipo negociador mexicano, encabezado por Ildefonso Guajardo, para que acepte y ceda en varias de las condiciones que propone la administración Trump para cerrar “ya” el TLCAN, aún cuando esas condiciones sean desventajosas para México. Incluso, fuera de las rondas oficiales de negociación, Videgaray sostiene sus propios contactos y reuniones con funcionarios del gobierno de Estados Unidos, en donde trata temas relativos al TLCAN. Justo ayer se difundía un comunicado de la SRE que informaba que su titular se había reunido en la Casa Blanca con Mike Pompeo, el secretario de Estado de Estados Unidos, “para hablar de los temas de interés bilateral, entre ellos seguridad, migración y refugio, así como la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC)”.
Todo eso hace que a Videgaray hoy lo perciban en Los Pinos y hasta en el gabinete mucho más preocupado y ocupado por su futuro y sus amarres, que por hacer lo que el presidente quiera y piense, como funcionó la relación entre él y Peña Nieto a lo largo del gobierno. Podría decirse entonces que el poderoso don Luis paso de tener la dependencia casi total del presidente a practicar ahora su independencia, también total del presidente.
Notas indiscretas… La intempestiva renuncia de Rubén Moreira de la Secretaría General del PRI desató versiones sobre por qué se fue el coahuilense. Una de ellas habla de un pacto para ordenar la “presidencia de transición del PRI” entre los grupos priistas y los gobernadores, según el cual Moreira se fue para que pudiera subir Héctor de la Garza a la Secretaría General y para que Claudia Ruiz Massieu, ya con ese nuevo compañero de fórmula, sea electa el próximo martes como la presidenta del CEN sustituta, que va a concluir el periodo que dejó vacante Manlio Fabio Beltrones tras su renuncia en 2016 y que concluye oficialmente hasta agosto de 2019. Esa versión se basa en la cercanía de Héctor de la Garza con Beltrones, lo que haría suponer que efectivamente hay nuevos pactos y reacomodos al interior de un PRI que intenta sacudirse el control y dominio del grupo de Peña Nieto, especialmente de los llamados “tecnócratas” que, encabezados por Luis Videgaray y Aurelio Nuño, tomaron por asalto no sólo el partido en los últimos dos años, sino también la sucesión presidencial con la candidatura de José Antonio Meade. Pero también hay otra versión que dice que la salida del ex gobernador de Coahuila no fue tan tersa como se hubiera querido y que Moreira se fue también por los desencuentros y fricciones que tuvo con Ruiz Massieu en lo que al parecer fue un duelo de egos y de caracteres fuertes de ambos. Unos días antes de presentar su renuncia Rubén se reunió con un amigo suyo, también ex gobernador priista, a quien le comentó que él “no estaba dispuesto a fungir como monigote de nadie” y que antes prefería irse del CEN. ¿Será que entonces a don Rubén le dieron su empujoncito para que renunciara y dejara el camino libre a la elección de Claudia y Héctor como fórmula?.. Virgilio Andrade acaba de terminar un libro editado por Fondo de Cultura Económica, bajo el título La Administración Pública en la Constitución Mexicana donde aborda los cambios y reformas a la Constitución Política en materia administrativa desde la época del gobierno de Álvaro Obregón hasta el de Enrique Peña. El prólogo del libro lo hizo José Ramón Cossío, ministro de SCJN… La Iniciativa Ciudadana Ahora efectuará este sábado, en la CDMX, una reunión nacional para decidir cuál será la ruta que tomarán Emilio Álvarez Icaza, la diputada Lucía Riojas y el diputado Carlos Morales. Si se integran a la fracción de alguno de los partidos del Frente, o bien, avanzan en la ruta independiente como legisladores ciudadanos. ¿Con quién se van los legisladores de Ahora, con melón o con sandía o de plano abren sus propia frutería?.. Los dados mandan Serpiente doble. Semana de contrastes.
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