Presentados primero como muestras “espontáneas” de rechazo a los gobernadores en sus propios estados y como el contraste entre la popularidad y enorme aprobación del Ejecutivo federal con la desaprobación al ejecutivo estatal, los abucheos y gritos en contra de los mandatarios de las entidades federativas en eventos del presidente Andrés Manuel López Obrador, empiezan a parecer cada vez más un montaje orquestado y sincronizado por las dirigencias nacional y estatales de Morena para exaltar la figura presidencial y exhibir la impopularidad de los gobernadores.
Y nadie duda que, comparado con las cifras de aprobación y niveles de popularidad cada vez más altos del presidente (las últimas encuestas los ubican en 85%), la calificación de los gobernadores en sus propios estados sea mucho menor a las de López Obrador; pero la repetición en cada estado que visita el mandatario nacional de la misma escena, exactamente con la misma mecánica y en el mismo momento —cuando toman la palabra los gobernadores— lo hace parecer una práctica previamente ordenada y con un trasfondo claramente político; sobre todo porque los abucheos sólo se producen cuando se trata de mandatarios de la oposición y nunca ante un mandatario surgido de Morena.
Aunque dirigentes del partido oficial negaron la autenticidad del documento membretado que difundió el sábado pasado la dirigencia del PRI en Sonora y el propio presidente ofreció investigar si el texto donde se ordena a las dirigencias morenistas en los estados solicitar como “obligatorio” que “los asistentes convocados emitan sonidos de desaprobación (abucheos, silbatina, consignas partidistas, etc.) al anunciar la intervención del mandatario estatal de oposición”, las denuncias de varios gobernadores que consideran esto una “celada” o un “protocolo” ordenado por Morena cobra cada vez más fuerza.
Ayer la Conferencia Nacional de Gobernadores de plano emitió un comunicado condenando lo que llamó un acto “orquestado por grupos simpatizantes de Morena”, con los cuales se pretende desacreditar el trabajo de los gobiernos locales. “La Gobernadora y los Gobernadores hemos sido pacientes ante las manifestaciones frente al presidente @lopezobrador_, pero no vamos a continuar permitiendo que líderes de su partido nos quieran desacreditar para imponer su vergonzoso radicalismo", advirtió el presidente de la Conago, el campechano Alejandro Moreno Cárdenas.
Y es que ayer, tal como ocurrió el sábado con la priista Claudia Pavlovich y el domingo con el panista de Baja California, Carlos Mendoza Davis, en Colima, a donde llegó de visita López Obrador, otra vez aparecieron los gritos de “fuera, fuera”, “corrupto” y “ratero”, junto con mentadas de madre, justo cuando comenzaba a dar su discurso el gobernador Ignacio Peralta. Sólo que el mandatario priista no esperó a que el presidente saliera a defenderlo y “regañara” a los asistentes, tal como hace en todos los estados de oposición.
Peralta permaneció callado ante los abucheos y soltó su denuncia delante del presidente: “Podemos dejar que se desahogue esta parte de lo que parece ser un protocolo en todas las entidades federativas, para que después en esas buenas prácticas parlamentarias, ya me permitan a mí hacer uso de la voz”, dijo en una primera interrupción. Luego ante nuevos abucheos, volvió a ironizar: “Bien, desahogado el punto en la orden del día del abucheo, sigo entonces con mi mensaje”. Y como hubo otra interrupción más, el gobernador volvió a la carga: “Se suponía que el abucheo ya había pasado ¿no se ha agotado el abucheo todavía? ¿cuánto tiempo más?”, preguntó ante la sonrisa incómoda de López Obrador y de varios funcionarios.
Si, como sugiere la Conago, todo ha sido una forma de contrastar negativamente y desacreditar a los gobernadores, utilizando a las huestes morenistas, la pregunta es qué gana el partido oficial y el propio presidente tratando de minar la ya de por sí cuestionada imagen de las autoridades estatales, ¿tener un presidente más fuerte y mucho más popular? ¿realmente necesitan de esas artimañas cuando nadie, menos los gobernadores, cuestionan y amenazan la legitimidad y la aprobación del presidente?
NOTAS INDISCRETAS…En la Conaliteg crecen las quejas por el trabajo y el extraño nombramiento que Esteban Moctezuma le dio a Antonio Meza, un exdirector de esa comisión que ya la había encabezado en el sexenio de Fox y que salió con demandas y denuncias por parte de varios proveedores, además de una investigación ante la PGR por daño patrimonial por 367 millones de pesos en el 2003. Y tal parece que la situación se vuelve a repetir, porque hasta ayer varias empresas de las que tienen contrato para imprimir los libros de texto oficiales se quejaban de que no han recibido aún los pagos ni los materiales para comenzar el tiraje de los textos, con lo que se pone en riesgo que los libros de la SEP puedan estar listos a tiempo para ser repartidos a los estudiantes en el próximo ciclo escolar. De ese tamaño es el problema que hay en la Conaliteg, donde se insiste en revivir a un polémico zedillista y director del pasado…Por cierto que Moctezuma anunció, en el acto donde se conmemoraron los 60 años del Canal 11, el pasado lunes, que va a invitar a su equipo a la directora saliente de esa señal televisiva, Jimena Saldaña, quien pronto dejará el Canal 11 para ser relevada por el senador José Antonio Alvárez Lima. Eso sí el titular de la SEP no dijo a que posición la invitará, pero destacó el reconocimiento a Saldaña "por su trabajo, profesionalismo y su compromiso con la educación". O sea que a Jimena, quien fuera el brazo derecho de Mario Vázquez Raña en el COI, pronto la veremos en la SEP …Capicúa de los dados. Repetimos el tiro.
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