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La tensión y el enojo que se observó en Ricardo Anaya a lo largo del tercer debate en Mérida tenía una razón de ser: el candidato de Por México al Frente estuvo reunido con su equipo la tarde de ese martes, hasta ya entrada la noche, para analizar si cancelaba su participación en el debate, como medida de protesta por la ofensiva lanzada en su contra, esa misma tarde, primero desde la PGR, que un par de horas antes del debate aceptó y turnó la denuncia del panista Ernesto Cordero a la SEIDO para que le abra una carpeta de investigación, y luego desde la página anónima elcasoanaya.com que 15 minutos antes de las 9, hora que iniciaba el debate, subió completo el video de Juan Barreiro con una empresaria argentina hablando de un presunto financiamiento ilegal a su campaña.
La molestia de Anaya y de su equipo llegó a tal nivel que se discutió en su círculo más cercano la posibilidad de ausentarse del tercer debate y emitir un mensaje en el que condenaba la “guerra sucia y los ataques desde el gobierno del presidente Peña Nieto en su contra” justo en las horas previas al debate, en un claro intento de afectar a su campaña y a su imagen en esa última confrontación organizada por el INE. Según confirman colaboradores cercanos, el candidato estaba desencajado y molesto y puso sobre la mesa exhibir, con su ausencia sorpresiva en el último debate, la embestida oficial y gubernamental en su contra.
Al final los ánimos se serenaron y en la discusión interna, que duró más de una hora, se decidió que tenía que acudir al Gran Museo del Mundo Maya, que una cancelación repentina de su participación resultaría negativa y que lo mejor era ir y aprovechar el foro y la audiencia a nivel nacional para hacer ahí una nueva denuncia clara y puntual de la persecución en su contra por parte de Peña Nieto, utilizando incluso el aparato de justicia con fines políticos. Eso explica por qué en el arranque se observó a un Anaya tenso, desconcentrado, que como en ninguno de los dos debates anteriores buscaba y ordenaba obsesivamente sus tarjetas y que por momentos perdía la precisión y contundencia que se le vieron en los dos primeros ejercicios.
Y fue en sus enfrentamientos con el candidato del PRI, José Antonio Meade, quien se refirió a él como “el único indiciado aquí esta noche”, cuando el candidato panista estalló con su denuncia:
“He sido blanco de una campaña brutal de ataques, de mentiras, por una razón simple: me atreví a decir que, cuando sea presidente de México, habrá una fiscalía autónoma para investigar al presidente Enrique Peña Nieto”, dijo. “Quiero decirles que no les tengo miedo”.
Luego, en otra intervención, Anaya volvió a encarar a Meade: “Ustedes han querido convencer a la gente de que son los buenos y yo soy el malo de la película. Y tal vez, si lo logran, si convencen a la gente, no voy a poder, pero si no lo logran, tú y tu jefe van a enfrentar la justicia, porque es lo correcto”, dijo el panista que mostraba el enojo causado en él y en su equipo por los ataques y golpes bajos previos al debate y de los que logró sobreponerse aunque la tensión y la rigidez le acompañaron a lo largo de todo el ejercicio.
Ahora la duda es si toda esa ofensiva, que seguirá en los 15 días que quedan de campañas, logrará tumbarle puntos a Anaya y subir a Meade, o si, como ha sucedido hasta ahora, el único que seguirá avanzando hacia Los Pinos, con esa lucha encarnizada, será López Obrador.
NOTAS INDISCRETAS… Por cierto, en respuesta a la mención de su nombre que hizo Ricardo Anaya en el debate, sobre haber sido beneficiado con contratos por “asignación directa” por 170 millones de pesos por el gobierno de López Obrador en el DF, el Grupo Riobóo, propiedad del empresario José María Riobóo emitió ayer una “Nota Aclaratoria” en la que niega “cualquier acto ilegal” en su participación en “el diseño, planeación y gerenciación de los viaductos elevados (segundos pisos)” construidos durante el gobierno lopezobradorista. La empresa aclara que no es constructora ni nunca ha construido nada, que siempre ha hecho diseño y planeación de obras de ingeniería, que trabaja hace 40 años para distintos gobiernos de todos los partidos y que en el caso de los segundos pisos sí participó en esas labores y recibió algunos contratos por asignación, pero también concurso en licitaciones. “En todos ellos se participó dentro de las reglas. Nuestro actuar siempre ha sido legal. Cualquier afirmación en contrario tendrá que acreditarse y probarse en juicio”… Entre los datos de la encuesta de la Coparmex las mediciones en varios estados confirmaron el avance de Morena en regiones en donde puede arrebatar el poder al PAN, PRI, PRD y hasta al PVEM. Es el caso de Chiapas y Tabasco, donde los morenistas Rutilio Escandón y Adán Augusto se perfilan como ganadores con ventajas de 3 a 1, el primero con 4.5% y el segundo con 57.2% de preferencias; en Morelos, Cuauhtémoc Blanco, de Morena y el PES, adelanta con 33.7%, mientras que en Puebla, Miguel Barbosa tiene en jaque el morenovallismo con 35.9%. Esos cuatro estados y sus candidatos serán sin duda de los que más aporten votos a Morena en la elección federal del 1 de julio… Paran los dados. Serpiente doble.
sgarciasoto@hotmail.com