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Mintió Tomás Zerón de Lucio cuando dijo que Omar Gómez Trejo lo acompañó a una diligencia irregular en el río San Juan, en Cocula, el miércoles 28 de octubre de 2014, lugar donde supuestamente aparecieron los restos de Alexander Mora Venancio, el único de los 43 normalistas que por esta evidencia ha podido declararse sin vida.
Se trata del mismo Omar Gómez Trejo que, entre 2015 y 2016, fuera secretario técnico del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI), y que el pasado 26 de junio recibió el nombramiento como titular de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el caso Ayotzinapa, de la Fiscalía General de la República.
Las vueltas que da la vida: Gómez Trejo retomará la investigación que hace cinco años estuvo en manos del mentiroso Zerón de Lucio, entonces director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).
A mediados de 2016, la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU decidió sacar de México a Gómez Trejo porque temió por su vida.
El hecho de que Zerón hubiese falseado información, de manera flagrante, obligó a que esa agencia internacional manifestara un severo extrañamiento por el comportamiento impropio del director de la AIC.
En el cálculo de la oficina de la ONU para los Derechos Humanos, si Zerón —un individuo muy próximo a la oficina del presidente Enrique Peña Nieto—, era capaz de manipular información sensible sin ningún cuidado, frente a la prensa y a la opinión pública, entonces podría recurrir a cosas peores. (Más tarde se sabría que la AIC incluyó a Gómez Trejo en la lista de las personas espiadas con el software Pegasus).
Esta fue la razón por la que el exsecretario técnico del GIEI fue enviado, a mediados de 2016, a radicar a la ciudad de Guatemala. La idea fue proteger su vida y la de su familia, frente a la amenaza inferida que representaron las declaraciones trucadas de Zerón de Lucio.
Esta historia no es una mera anécdota en la larga serie de hechos relacionados con el caso Ayotzinapa: podría ser más bien la primera pista en las nuevas investigaciones.
El nombramiento de Omar Gómez sucedió días después de que un video exhibiera la tortura sufrida por Carlos Canto Salgado, sujeto vinculado a los Guerreros Unidos.
Ese video contiene información clave para este caso criminal porque infiere que el viernes 24 de octubre de 2014, la entonces PGR obtuvo información relevante a propósito del destino que habrían sufrido, un mes atrás, los normalistas desaparecidos.
En el espeluznante video, y también en las declaraciones que obran en el expediente, el señor Canto afirma que la misma noche de la desaparición, los estudiantes fueron trasladados al Tomatal, porque de ahí, Los Peques —un grupo también asociado con los Guerreros Unidos— los trasladaría a Mezcala.
Y, sin embargo, en vez de seguir esta pista obvia, durante esos mismos días Tomás Zerón decidió visitar el lecho del río San Juan, en compañía de otro indiciado: Agustín García Reyes, alias El Chereje.
Esa diligencia no cumplió con la legalidad requerida, de acuerdo con un informe rendido tiempo después por la visitaduría —órgano interno de control de la PGR. Cabe ahora especular si los restos de Alexander Mora Venancio no fueron sembrados por agentes de la AIC, como parte de un montaje celebrado para alejar las investigaciones de Mezcala y Huitzuco; es decir, para ocultar las pistas ofrecidas días antes por Canto Salgado.
Vale la pena investigar si aquella visita al río San Juan, donde falsamente acudió el nuevo fiscal para el caso Ayotzinapa —Omar Gómez—, no fue en realidad parte de una trama más extendida de ficciones montadas para engañar con la “verdad histórica” sobre la quemazón de Cocula, evento utilizado ante la opinión pública para encubrir a los verdaderos autores materiales de la desaparición de los normalistas.
El testimonio de Canto Salgado, alias El Pato —el hombre que aparece torturado en el video— indicaría que los policías federales ministeriales, bajo las ordenes del mismísimo Tomás Zerón, habrían sido los verdaderos autores de la desaparición de los normalistas.
De confirmarse esta hipótesis criminal, el entonces director de la AIC habría sido cómplice, no solo de obstruir justicia, sino de cosas mucho más graves.
Debe estar temblando Zerón de Lucio por sus mentiras y porque una de sus víctimas, Omar Gómez Trejo, haya sido nombrado el fiscal que inspeccionará sus percudidas diligencias del pasado.
ZOOM: Detrás de Tomás Zerón siempre ha estado Humberto Castillejos Cervantes, el abogado de la presidencia cuando Enrique Peña Nieto despachaba en los Pinos. ¿Qué tan alto podrían llegar las investigaciones de la nueva fiscalía especial para el caso Ayotzinapa?