El teléfono de casa de mi padre no deja de sonar desde el lunes de la semana pasada. Llaman preguntando si es la oficina de campaña de Ricardo Anaya Cortés y también si es ahí donde pueden comenzar a cobrar sus mil 500 pesos mensuales.

Suena a toda hora y el señor de 82 años no sabe qué hacer: “no, esta no es la oficina del señor Anaya,” “no, aquí no damos de alta esas tarjetas,” “no, aquí no repartimos ese dinero.”

Resulta que el equipo de campaña del candidato de la coalición Por México al Frente, en su tramposa propaganda electoral, dio el número telefónico de una casa particular.

Tengo ante mis ojos el documento dirigido al señor Gerónimo García, quien vive en la colonia Juan Escutia de la delegación Iztapalapa y fue una de las personas engañadas:

“Estimado Gerónimo; te escribo para saludarte y decirte que cuando sea Presidente tendrás derecho a tener DINERO SIEMPRE (Di, Sí), de forma mensual y garantizada de por vida, recibirás $1,500.00 (mil quinientos pesos) por el solo hecho de ser mexicano.

Para que el IBU (Ingreso Básico Universal) sea una realidad y tengas DINERO SIEMPRE, necesitamos de todos. Si tú también quieres un México … en el que nadie tenga las manos vacías, llama gratis a (teléfono de contacto) … desprende la tarjeta y conviértete en promotor de esta propuesta. Te agradezco tu apoyo: Ricardo Anaya.”

Dirán los autores de este cebo envenenado que no están violando la ley, que no buscan comprar el voto, que no ofrecen favores indebidos a cambio de los sufragios; y, sin embargo, los telefonazos recibidos incesantemente indican otra cosa: la gente quiere su dinero, sus mil 500 pesos a cambio de convertirse en promotores de Ricardo Anaya.

Esta tarjeta azul se parece mucho a la rosa que promovió Alfredo Del Mazo durante las elecciones del año pasado en el Estado de México.

Juega con la gente ofreciendo algo que es difícil de cumplir: (20% por encima del presupuesto asignado al programa Prospera, o el monto sumado de los programas de apoyo a los migrantes, adultos mayores, jefas de familia y comedores comunitarios).

Esta propaganda es delito electoral. La ley mexicana define compra o coacción del voto como “la oferta, promesa, o entrega de algún bien o servicio, por parte de un agente de un partido político a uno o más ciudadanos, a cambio de apoyo político o de su voto”.

Desde esta perspectiva, la carta que recibió el señor Gerónimo García, así como los cientos de personas que han estado llamando al teléfono de mi padre, servirían de evidencia del delito mencionado.

No importa que el dinero no se haya entregado, basta con que se establezca la expectativa de asignarlo, en caso de triunfo, para que la violación se materialice.

Podría defenderse el candidato panista argumentando que él está promoviendo una propuesta de campaña, la del Ingreso Básico Universal; sin embargo, la redacción de la propaganda enviada a Gerónimo va tan lejos como decir que, cuando Anaya sea presidente, el sujeto beneficiario de la oferta recibirá mil 500 pesos —DINERO SIEMPRE— de forma mensual y garantizada. ¿Así o más claro?

Se trata de un acto vulgar de clientelismo, espejismo que abusa de la ignorancia y, sobre todo, de la pobreza de la gente. Esta propaganda es un acto desesperado que terminará siendo perseguido por la FEPADE, pero antes debería proceder una queja ante el Instituto Nacional Electoral.

ZOOM: Viene la peor parte de la campaña; durante esta semana reinará el clientelismo, la manipulación y la fabricación de los fraudes. Confío en que la democracia mexicana podrá más que las trampas, y la ciudadanía más que los engaños y las mentiras.

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