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Fuentes del gabinete económico estiman que AMLO hará un anuncio importante a finales de este mes o a principios del entrante.
Refieren que ya lo ha delineado, aunque veladamente, en sus más recientes conferencias de prensa matutinas.
Y dicen que lo sacará, como mago de la chistera, en medio de la crisis de desabasto en diez estados y la Ciudad de México, consecuencia de las radicales medidas tomadas contra el robo de gasolina o, como consideran otros, de la equivocada estrategia para hacerlo.
El anuncio, ciertamente, podría parecer mágico, pero sería el resultado —nos dicen— del alineamiento, como pocas veces ocurre, de condiciones económicas internas y externas favorables.
¿Cuál sería el anuncio?
Que están dadas las condiciones para bajar los precios de las gasolinas sin reducir, como se determinó desde el 27 de diciembre pasado, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que se aplica a los combustibles. Y que esa reducción podría ser gradual hasta llegar a los 2 pesos por litro, según estimaciones del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM.
¿Es posible?
Las fuentes consultadas consideran que sí. Explican que el aserto es producto de análisis objetivos, más allá de las enconadas filias y fobias que provoca López Obrador.
¿Cuáles son esas condiciones internas y externas?
1. El precio internacional del petróleo sube, lo que implica mayores ingresos fiscales por nuestras exportaciones de crudo.
2. La lógica dice que, si sube el precio del petróleo, sube también el de la gasolina. Pero en esta coyuntura, la sobreproducción de combustibles en las refinerías estadounidenses marca una tendencia a la baja en sus precios. En pesos gastaríamos menos. No se olvide que México le compra a EU, 70% de lo que consume diariamente.
3. El peso se aprecia (el dólar interbancario cerró ayer por debajo de los 19 pesos). Esa tendencia de apreciación se estima seguirá estable ya que, por los datos de inflación a la baja y empleo al alza en EU, los economistas prevén que la Reserva Federal (Fed) no aumentará su tasa de referencia y la mantendrá en 2.75% en su reunión de finales de mes. Cuando la Fed no sube tasas, el peso se aprecia. Y con un peso apreciado, también se gastará menos en la compra de la gasolina estadounidense.
4. Las medidas radicales tomadas contra el huachicol significarán mayores ingresos para Pemex, resultado de: a) el fin de la doble o hasta quíntuple facturación que realizaban las pipas en refinerías y centros de almacenamiento; y b) la eliminación de fugas y mermas ocasionada por la ordeña de ductos, que se traducirá en ahorros.
5. La revisión anunciada de los permisos de importación y almacenamiento de gasolinas otorgados a empresas privadas, pero no aplicados, supondría activarlos y fomentar una sana competencia que incidiría en mejores precios de venta al consumidor. Esos permisos se han otorgado desde abril de 2016. Para 2017, año desde el que es posible importar, 154 empresas tienen permiso. A la fecha, sin embargo, Pemex sigue suministrando 95% de la gasolina que se vende en el país.
La reducción del precio, obviamente, no sería por decreto. Eso está sujeto a la oferta y la demanda. Lo que se anunciaría, entonces, es que Pemex está en condiciones de bajar el precio del suministro a las gasolinerías, lo que éstas podrían derivar en el precio al consumidor.
El viernes pasado, AMLO se refirió a “dos ventajas importantes”: la baja del precio de la gasolina en el mercado internacional y la apreciación del peso. Luego dijo: “vamos a cuidar el precio y a mantener la competencia”. Y remató: “política es tiempo, saber tomar decisiones a tiempo”.
Ya veremos si todo esto es posible y cierto.
rrodriguezangular@hotmail.com
raulrodriguezcortes.com.mx
@RaulRodriguezC