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Los primeros trazos de la verdadera democracia que México empezó a vivir el primero de julio con el apoyo inédito al candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, están a la vista. Los contienen sus primeras acciones en la esfera económica, que impactarán el ámbito político y que podrían empezar a revertir el desencanto social por la política y la animadversión contra quienes mayoritariamente forman esa clase.
A menos de un mes de haber sido elegido por más de 30 millones de votos, AMLO ha puesto en perspectiva de cambio inmediato parte del estado de cosas que prevaleció por décadas. De sus propósitos de tantos años, expuestos en campaña, se apresta a pasar a los hechos, apoyado por quienes lo acompañarán en su administración y por quienes, de sus planes, harán las leyes.
Auxiliado por sus cerebros financieros, Carlos Urzúa, Gerardo Esquivel y Alfonso Romo ha perfilado ya su idea de bajar los salarios de los altos funcionarios, partiendo de un salario personal de 108 mil pesos.
Si el próximo presidente de la República va a percibir 40% menos de lo que gana quien pronto será su antecesor, será una obligación legalmente establecida que ningún otro funcionario devengue más. Al predicar con el ejemplo, su decisión es legítima en sí misma; cuenta ya con el amplísimo consenso de una sociedad agraviada por tantos excesos, y se vuelve ineludible para todos los que han vivido como casta dorada con remuneraciones que difícilmente ganarían en otro lado. Sin contar con las corruptelas que han campeado en todos los niveles y que han producido nuevos ricos.
En la línea de la democratización real que está perfilando el virtual presidente electo, y que tiene la igualdad como uno de sus principios, está también el sistema de partidos, cuyas cúpulas, especialmente, han gozado de inadmisibles privilegios.
La iniciativa que impulsarán los diputados Mario Delgado y Tatiana Clouthier para que el presupuesto que se les reparte ahora baje de casi 4 mil 700 millones de pesos a la mitad en 2019, en cuanto arranque la LXIV Legislatura, empezará a frenar el enriquecimiento de los políticos y la indignación y las limitaciones de millones de contribuyentes.
La estrategia de López Obrador de moderar los salarios de los más encumbrados, le dará a la sociedad un rasgo más igualitario, sobre todo si en paralelo se frena, como todo indica, la galopante corrupción que ahonda la brecha entre indigentes y opulentos. Éstos, tienen derecho a seguir siéndolo pero honestamente, como ha reiterado el próximo presidente de la República.
Así, la política en México, que por los últimos treinta años se ha oligarquizado por la desmesura económica de un grupo, tenderá a democratizarse por la equidad y la mesura. Además, dejará de ser vista como una oportunidad para el enriquecimiento desmedido, el patrimonialismo y las tendencias monarquistas que se han visto últimamente, consistentes en el intento y/o en la práctica de recrear el poder en manos de un reducido número de familias.
La derechización de la política, fincada en el lucro, y que no tuvo límites en últimos años pese a la alternancia y “pluralidad”, y que sólo alcanzó a unos cuantos, eventualmente dejará de ser un atractivo para miles que vieron en ella la ocasión de amasar fortunas, hacer pingües negocios, cometer todo tipo de faltas e incluso delitos, y gozar de la impunidad. Así, la semilla de la moderación está lista para sembrarse. Pero será sólo el principio. Habrá que abonarla continuamente para que, al menos en el mediano plazo, empiece a dar los frutos esperados.
Lo mejor que viene para el país, puesto en perspectiva, es la mudanza de la oligarquía a la democracia. Ésta, que empezaba y terminaba en las urnas, encumbraba gobernantes y sus promesas quedaban en el olvido, con lo que todo quedaba igual, empezará a cambiar.
Hoy Andrés Manuel López Obrador está en línea de acabar con una ficción y comenzar una mejor realidad. Y si de democracia se trata, a lo que más debe abrir la compuerta, es a la opinión y a la crítica, a la tolerancia y al diálogo. Ningún cimiento mejor podría poner a su obra.
SOTTO VOCE… La disposición del gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, a debatir la despenalización del uso medicinal de la amapola y la marihuana en esa entidad, a fin de que el gobierno federal y local tomen el control de su cultivo, almacenamiento, distribución y comercialización, debería ser formalizada. Podría provocar un punto inflexión y permitir la recuperación de la seguridad. En tanto, consolida a Acapulco como un imán-sede de eventos nacionales e internacionales. Ahora mismo se celebra la edición 47 del Congreso Nacional de Danza, en el que participan mil expositores y 27 estados de la República… En cordial y exitosa reunión, Rocío Nahle, titular de Energía designada, y el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno, analizaron el traslado de la cede de Pemex a esa entidad. Se prevé que éste sea el primer paso de la descentralización del plan de AMLO... Los Órganos Públicos Electorales Locales (Oples), instrumentos de los gobernadores, no tienen razón de ser. El INE puede hacer sus funciones. Desmantelarlos se traduciría en un ahorro considerable.