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Se definieron los ganadores del Premio Nacional de Deportes y Premio Nacional de Mérito Deportivo 2017. Merecidos, con algunas sorpresas y quizá con algún cuestionamiento respecto a esta distinción, que —considero— se ha politizado mucho en los últimos años y hasta ha perdido el peso que realmente debería tener.
Otra cuestión a analizar es el nombramiento de los jueces para elegir a los ganadores. Y más allá de quiénes conformen este jurado, las herramientas que la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte les brindará.
Para este 2017, destacan la joven esgrimista, campeona mundial, Natalia Botello, y la también campeona mundial, pero de clavados de altura, Adriana Jiménez. En distintas etapas de su carrera, en disciplinas complejas y con diferentes grados de dificultad, pero bien merecido el reconocimiento a su esfuerzo y —sobre todo— a la dedicación con su deporte. Porque el premio, en lo general, es por lo conseguido en los últimos meses, pero se trata de un galardón al esfuerzo de años y años.
Javier Hernández fue premiado como el deportista profesional de este año. Indiscutiblemente que el Chícharo es uno de los futbolistas que más ha hecho vibrar a México y merece este premio, lo mismo que Diana Coraza (velocista) y María Isabel Huitrón (judoca) por el deporte paralímpico. Ahora sería bueno que los apoyos vengan para estos atletas, quienes en la semana se manifestaron ante la Cámara de Diputados. Ojalá no solamente los hayan escuchado, sin realmente comenzar a emprender acciones de mejoras.
A Carlos Slim le otorgaron el premio por fomento, protección e impulso al deporte; mientras que por actuación y trayectoria destacada lo consiguió Felipe Muñoz, cuyo camino como deportista es impecable. Es un reconocimiento merecido como deportista, aunque como funcionario no ha tenido el mejor desempeño. Lo de Rodolfo Guzmán Huerta, El Santo, también es indiscutible. Ídolo de multitudes, un personaje que dejó un impresionante legado que perdurará por la eternidad.
Lo que no me queda claro es por qué se le da por segunda ocasión un reconocimiento de estos a Daniel Aceves, ya como funcionario del deporte (hay que recordar que en 1984 se le otorgó como atleta no profesional, con lo que sumaría tres). Se trata de un político que siempre está metido en los movimientos, pero que no ha demostrado realmente cuál es su aportación. Por ejemplo, pasó el mes olímpico y no movió un dedo para recordar a los medallistas mexicanos. Era obligación de la Asociación de Medallista Olímpicos, que preside, hacer algo al respecto y no sucedió. No estoy en contra de que se le otorgue, pero debe hacer más por lo que representa.
Ojalá que para la entrega de 2018 no venga la improvisación de los últimos años y que se destaque de manera honrosa a estos deportistas y demás personajes.