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José Antonio González Anaya compareció ayer en el Senado de la República. El titular de Hacienda fue el primero de ocho secretarios de Estado en desfilar por la Cámara Alta, ahora de mayoría morenista. Lo vapulearon. Los legisladores le echaron en cara lo que consideran el “fracaso” del modelo económico neoliberal que tanto ha criticado Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el cual ha generado una mayor deuda pública, más de 50 millones de pobres, mucha desigualdad y un bajo crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Joel Padilla Peña, legislador del PT, criticó que el sistema económico actual “sea dictado por organismos internacionales que son ajenos a los intereses de México, por ello se ha dejado al país en la ruina económica y se ha sumido en la pobreza a la población”.
Raúl Paz Alonzo, del PAN, dijo que la inversión y el gasto ejercido en materia de pobreza, salud y desarrollo agrario disminuyeron considerablemente en el último año de gobierno. “¿Dónde quedaron los recursos extras que se obtuvieron por la reforma fiscal? Sólo sirvieron para engrosar la burocracia”, preguntó.
Sobre la cuestionada reforma fiscal, José Luis Pech, del Grupo Parlamentario de Morena, expuso que de 25 países evaluados en América Latina sobre eficacia recaudatoria, México ocupa el último lugar, con sólo 17.2% como proporción del PIB.
El senador Emilio Álvarez Icaza también le recriminó la mala distribución del gasto en la presente administración. “Se realizó de manera discrecional y se caracterizó por desvíos millonarios de recursos públicos. Es de enorme gravedad que la constante de este sexenio haya sido la escandalosa sistematicidad presente en el desvío de recursos públicos”.
González Anaya es lo que se conoce como un tecnócrata neoliberal, es decir, un técnico que suele usar el método científico para resolver problemas de la política. Su currícula no deja espacio a dudas: es un genio, un nerd. Estudió Economía e Ingeniería Mecánica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y luego cursó la maestría y el doctorado en Economía en la Universidad de Harvard.
Tanto tiempo fuera del país le hizo perder contacto con la realidad de México. Un día me confió que cuando regresó a México y comenzó a leer los diarios, no los entendía. Luego optó por no consultarlos. Acaso lee las síntesis de información que le envía su oficina de prensa. Es uno de los secretarios de Hacienda más brillantes de los últimos años, pero como casi todos los tecnócratas que han controlado las finanzas públicas del país en los últimos 30 años, está desconectado de la realidad: vive en hojas de cálculo, se pierde entre los reportes de las calificadoras de valores y los bancos de inversión, y le paladea reunirse con la cúpula del poder financiero global.
José Antonio González Anaya no es del ITAM –uno de los semilleros de los “tecnócratas neoliberales”–, como sus antecesores José Antonio Meade y Luis Videgaray, pero como si lo fuera: ha trabajado con itamitas desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. En el 2002 fue coordinador de asesores de Agustín Carstens, cuando el ahora gerente general del Banco de Pagos Internacionales era subsecretario de Hacienda en tiempos de Vicente Fox.
Luego estuvo a cargo de la Coordinación con Entidades Federativas cuando Carstens fue nombrado secretario de Hacienda por Felipe Calderón. Ahí se hizo amigo de Meade, quien era el subsecretario de Ingresos.
Meade fue quien terminó de convencer al presidente Enrique Peña Nieto de nombrarlo secretario de Hacienda cuando él se convirtió en candidato a la Presidencia de la República. González Anaya considera a Meade su mejor amigo y asesor, al grado de que siempre le encomendó la “revisión” de los presupuestos que se enviaban al Congreso de la Unión.
¿Cómo pasarán a la historia Luis Videgaray, José Antonio Meade y José Antonio González Anaya? ¿Como los últimos corresponsables del “fracaso” del modelo económico neoliberal, o como los tres últimos secretarios de Hacienda que velaron por la estabilidad económica y financiera del país?
El equipo de Yeidckol. Recientemente, la presidenta nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, dio a conocer a su equipo cercano. El que se quedará al frente del partido como encargado de despacho cuando ella no esté es Carlos Humberto Suárez Flores, aún director de Relaciones Institucionales de Casa Cuervo.
Suárez Flores, aseguran, es un eficaz cabildero de la tequilera de la familia Beckmann y cercano al futuro jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo.
A Suarez Flores, sin embargo, no se le conoce alguna orientación o apoyo previo a movimientos de izquierda; por el contrario, viene de familia priísta. Su cuñado, Carlos Barona, fue dirigente de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares en Nuevo León, y su hermana, María Ethelvina Suárez Flores, se desempeñó como directora de Desarrollo Social del ex mandatario priísta en ese estado, Natividad González Parás.
***Foto: José Antonio González Anaya
Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com