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Sumamente preparado, habla varios idiomas a la perfección, conoce de muchos temas con la exactitud de quién dedicó tiempo para estudiarlos, toca varios instrumentos musicales, es disciplinado casi a la exasperación y minuciosamente metódico. Elocuente como pocos y, quizá, el más articulado de los cuatro candidatos, pero le falta ese je ne sais quoi, dirían que no tiene ángel, que llega a conectar pero, al final, simplemente no convence, es un gran vendedor del que se aprenden cosas pero al que nunca se le termina comprando nada. Es Ricardo Anaya.
Nunca entendí porque Ricardo fue tan necio en dos cosas: ser candidato a como diera lugar y negar su intención de ser candidato a como diera lugar. Anaya pudo ser la mano visible que meciera los destinos del país en un hipotético gobierno del PRIAN que retuviera Los Pinos para evitar la llegada de Andrés Manuel López Obrador, pudo construir una gran base sólida de apoyos de derecha, centro e izquierda moderada durante seis años y venderse, todo ese tiempo, como el responsable de haber colocado a un presidente en la silla, pudo construir un Frente de verdad y un Gobierno de Coalición con miras al sistema semi parlamentario y pudo tanto pero… ¿le ganó el ego?, será que Anaya se basta solo, es un joven que sabe el poder de un smartphone sobre el de un asistente, sabe que no necesita una cancillería cuando él tiene la solución a los conflictos internacionales en su cabeza, ni tampoco un secretario de Hacienda cuando él puede recomponer el presupuesto en su Excel, sabe que no necesita a nadie cuando se tiene alguien tan brutalmente preparado como él mismo, sabe, quizá, sabe bien que la gente muchas veces termina por estorbar.
Le estorbaron muchos panistas y los omitió, le estorbó Margarita, le estorbaron gobernadores que hoy no lo apoyan y prefirieron pactar un alguito para apoyar al otro, porque en eso tasaron la lealtad a Ricardo, en un “alguito”, le estorbó el Presidente y se peleó con él hasta el empacho de la bilis, ¡qué lejos quedaron los tiempos del joven maravilla que impulsaron desde la casa presidencial!, un día departen sobre las reformas estructurales y al otro se amenazan con la cárcel... merde! ¿y los modales?
¿Habrá lavado dinero?, ciertamente no hay una sola evidencia que se transforme en verdad legal contra Ricardo Anaya, no hay sentencia en su contra ni tampoco carpeta con número de expediente que lo sitúe en calidad de indiciado o de testigo o de lo que sea…
Pero en el país donde todos los políticos son corruptos, donde la clase política se ha ganado a pulso el desprecio social, señalar a un candidato presidencial de lavar dinero vende porque es verosímil, quizá no verídico, pero sí verosímil… Tal vez si Anaya hubiese llegado con más apoyos también habría tenido mayores defensas, pero no fue así y terminó como todos los políticos con un señalamiento en su contra, falso o verdadero, y una mancha en su imagen de la que ya no pudo salir.
Hoy por la noche veremos sangre por el segundo lugar… ojalá saquen todo, ojalá que sea una catarsis, que se digan sus cosas hasta saciarse el rencor, porque, tiene razón Salvador García Soto, en unos meses más si quieren ser contrapeso, si quieren ser oposición, si quieren seguir vivos en la política, en unos meses más, si los números siguen como van de aquí al 1 de julio, en unos meses más se van a necesitar.
DE COLOFÓN.— ¡Apueste! 92% de probabilidad en el mercado de predicciones de que AMLO ganará la elección… 10 a 1. Cosa curiosa: Meade es la segunda opción.