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Los días en China fueron maravillosos. Por todo lo que representaron los Juegos Olímpicos, pero también por todo lo que significó para mí haberme sumado a esa competencia. Muchos me habían contado de la atmósfera especial que se respira en los Juegos, y no me la quería perder. Fue fantástico: por el grupo, por la medalla dorada y por todo lo que atravesé antes de llegar a Pekín. Yo no me olvido lo que se dijo en su momento, y fue desagradable. Sentía muchas ganas de estar con la selección, y a la vez no quería crear problemas en mi club.
Por suerte, Pep (Guardiola) se dio cuenta de lo que me pasaba, fue comprensivo y me permitió estar en los Juegos. Porque siempre voy a estar donde la selección me necesite, en el lugar que sea y por la competencia que sea.
Pasamos muchos momentos buenos en la cancha y la sociedad con Riquelme, como con otros jugadores, funcionó. Compartimos varios momentos con Román, como la Copa América del año anterior en Venezuela, pero siempre que se gana todo es mejor. Lo sé. Cumplimos, y especialmente cumplimos con nosotros mismos.
Los malos resultados siempre duelen. El ciclo de Basile no llegó a Sudáfrica, pero tuvo picos de rendimiento.
Todos los malos resultados me duelen. En la Copa América de Venezuela, con el Coco como DT, venía jugando bien, como todo el equipo. Habíamos hecho méritos como para ganarla. Pero la final con Brasil fue un mazazo. Se nos esfumó todo en un segundo. Me quedó una gran frustración. Y un tiempo después, ya en el ciclo de Diego, otra frustración: del Mundial de Sudáfrica me fui mal porque también veníamos bien, y sin embargo... Además me quedó la impotencia de no poder convertir ni un gol, pero son cosas que pasan. Lo que me dejó algo más tranquilo fue que lo intenté, bien o mal, pero lo intenté, como siempre que juego para la selección.
Después de una eliminación, siempre vienen días de angustia. Pero no conviene detenerse en el pasado, hay que mirar hacia adelante. De todo se aprende. Como en la vida, en el futbol tuve mayoría de momentos buenos. Y, por supuesto, intento sacar lo positivo de lo malo, para seguir aprendiendo.
Puro contraste, entre la felicidad germana y la resignación argentina.
Este contenido pertenece al bookazine “El Patriota”
editado por La Nación. GDA
En la foto: La Pulga se coronó en Olímpicos (ARCHIVO. EL UNIVERSAL)