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Favoritos indiscutibles del público mexicano que los sigue venerado, The Doors, de vez en cuando siguen dando sorpresas para sus seguidores que afirman “que conocen todo lo habido y por haber del cuarteto californiano”.
Sin embargo, siempre ha quedado la duda de ese guardadito que el sello Elektra mantuvo bajo llave hasta hace poco.
Dentro de esas rarezas por las que muchos matarían está el álbum debut original de Morrison, Krieger, Manzarek y Densmore, en una extraña versión remezclada con la tecnología DMC con controladores de sonido que también pueden usar los DJ de hoy. Sin embargo, el plato fuerte es el The best of de The Doors, grabado en sistema cuadrafónico, cuando muchos creían que, a ese nivel, sólo estaba el Abraxas de Carlos Santana.
La ingeniería de estudio ha estado a cargo de su productor de cabecera: Bruce Botnick, supervisado, por don dinero, Jac Holzman que hasta se han permitido sonidos extra que sólo los de oídos adiestrados y educados en Doormanía aplicada serán capaces de reconocer sobre la masa de fanáticos que no son de tiempo completo.
Las cuatro pistas registradas para el tipo de grabación cuadrafónica fue, en su momento, la anticipación del sonido surround de 4.0 registrado en cuatro canales y reproducido por igual cantidad de bocinas o bafles colocados a 90 grados en las cuatro esquinas de un cuarto especial para oír música. Hoy, la tecnología, después de algunos experimentos y traslados de sonido tanto a viniles de 180 gramos y CD convencionales, permite al escucha apreciar de una manera diferente la música registrada de origen, que no estaba pensada para el sistema Quadrafónico.
Entre Bruce Botnick y Paul Rothchild que trabajaron con The Doors desde el principio se han repartido la ingeniería sonora de este Quadrafónico que seguramente sorprenderá a muchos por su brillantez y exactitud sonora, mezcla de sonido estereofónico y surround, donde sí se puede oír el cambio. No será extraño que dentro de poco aparezcan otros álbumes de la banda de la que sólo dos pueden reclamar regalías. Una cosa más para los nostálgicos aferrados al vinil original: si oyen con atención, hasta hay un bonus del scratch del disco original.
A estos dos discos de The Doors hay que agregar algunos de las muchas sesiones que hicieron para Elektra, que ya han comenzado a salir en ediciones especiales para coleccionistas, mientras que otros, aprovechando la sustentabilidad de ese rock que no parece pasar de moda, le han entrado al negocio del reciclaje de lo ya oído. Un ejemplo son los mismísimos Beatles, que la semana pasada aparecieron con The Great Lost Psychedelic Album, un disco alternativo en toda la acepción del término que le quitará el sueño no sólo a Ricardo Calderón, presidente vitalicio del Club de Los Beatles y a su escudero radiofónico, Paco Zamudio, sino hasta al Sargento honorario Pimientoso del Chopo, con los 20 tracks de extrañísimos nombres.