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Hace ocho días me referí en este espacio al estado crítico y de destrucción en el que se encuentra el Parque Nacional El Tepeyac, mismo que se decretó en 1937. En realidad El Tepeyac es parte de una cadena montañosa que conforma la Sierra de Guadalupe.
La Sierra de Guadalupe surge desde el norte de la Cuenca del Valle de México, en lo que hoy es territorio de los municipios de Ecatepec, Coacalco, Tultitlán y Tlalnepantla en el Estado de México y se prolonga hacia el sur hasta lo que antes era la orilla del Lago de Texcoco, justo en el cerro El Tepeyac, hoy territorio de la alcaldía Gustavo A. Madero.
El decreto de 1937, bajo la presidencia de Lázaro Cárdenas del Río, debió haber abarcado todo el conjunto montañoso de la Sierra de Guadalupe. En aquella época surgieron varios decretos tanto en México como en otros países que estaban orientados a proteger los bosques por su función de “fábricas de agua”.
Por alguna razón el Parque Nacional se limitó a una parte de los montes El Gachupín, El Guerrero y Santa Isabel. Estos tres en realidad no contaban con una buena masa forestal, a diferencia de la Sierra de Guadalupe que todavía hoy es el más importante al norte del Valle de México. La Sierra de Guadalupe debe su nombre a su cercanía con La Villa de Guadalupe y a su relación con la vida del indio Juan Diego, testigo directo del Acontecimiento Guadalupano en 1531.
Juan Diego nació y vivió en Cuautitlán; enviudó sin hijos y se mudó a Tulpetlac, desde donde caminaba todos los sábados hasta Tlatelolco. La importancia de mantener como área protegida esta zona radica también en el reconocimiento de los recorridos de Juan Diego.
La Sierra de Guadalupe fue decretada como parque estatal apenas en 1976, con una superficie total de 6 mil 323 hectáreas. Es un conjunto montañoso con una masa forestal muy importante. El pico con mayor altitud corresponde al Picacho de Moctezuma que alcanza los 3 mil 055 msnm; le siguen el Picacho El Fraile, El Jaral y otras montañas importantes como Zacatenco y El Chiquihuite.
Al igual que El Tepeyac, la Sierra de Guadalupe ha sufrido invasiones muy graves a su alrededor debido al crecimiento urbano irregular y anárquico en los municipios del Estado de México conurbados al norte de la Ciudad de México. El daño es muy grave; sin embargo, cabe señalar una gran diferencia respecto al Parque Nacional El Tepeyac: en los últimos años, con el apoyo estatal, los municipios de Coacalco, Ecatepec y Tlalnepantla crearon Centros de Educación Ambiental que se han enfocado principalmente al cuidado de la zona de conservación.
La Secretaría de Medio Ambiente del Estado de México alcanzó un acuerdo con la Agencia Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), que apoyó técnica y económicamente a los municipios para la protección del parque estatal. Gracias a los esfuerzos conjuntos para la creación y mantenimiento de estos centros de educación ambiental se ha logrado frenar parte de las invasiones y de la tala ilegal del bosque.
Urge un acuerdo entre el Estado de México, la Ciudad de México y la Federación para el rescate de la Sierra de Guadalupe en su conjunto. Es decir, incluyendo el Parque Nacional El Tepeyac, ampliando sus polígonos en la medida de lo posible, rescatando áreas con invasiones no consolidadas, reforestando e incorporando en los planes de manejo el senderismo, ecoturismo y turismo religioso, recreando los recorridos de Juan Diego a través de la sierra entre Tulpetlac, Cuautitlán y la Villa de Guadalupe.
@JL_Luege