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La semana pasada, los partidos políticos Acción Nacional, Movimiento Ciudadano y de la Revolución Democrática, confirmaron la creación de la alianza Frente Ciudadano por México (FCM). Éste busca conformar una coalición electoral que presente un candidato común en las elecciones federales de 2018.
Pero la alianza va más allá del proceso electoral; tiene como objetivo llegar a la Presidencia, formar un gobierno de coalición y una agenda legislativa que garantice el “cambio de régimen” y la “transformación de México” planteada hasta 2024, lo cual suena bien.
Pero hay dos problemas muy graves. Primero, los tiempos, porque mientras López Obrador se presenta en todos lados como si fuera Presidente electo –aunque apenas inicia el proceso– y el PRI presenta ya una cuarteta de candidatos, en el FCM no se tiene definido ni el método de selección del candidato a la presidencial ni los tiempos para hacerlo.
Esto afecta principalmente al PAN que tiene a Margarita Zavala como una aspirante muy competitiva. De acuerdo a todos los estudios y encuestas realizadas está a la par de Morena, incluso, en algunos de los estudios con amplia ventaja considerando además que no tiene cargo público ni partidista ni se ha presentado en spots publicitarios como lo hacen hasta el cansancio todos los demás aspirantes.
En la lógica electoral más elemental, el PAN ya debería haber determinado su método de elección interna antes incluso de hablar de alianzas, con el objeto de no perder más tiempo frente al abuso de Morena.
En segundo lugar, hay un aspecto del FCM que se dio a conocer hace unos días en relación a las elecciones concurrentes estatales que es francamente grotesco e inadmisible, que debe aclararse y en su caso corregirse inmediatamente. En todos los medios de comunicación se dio la noticia de sendas reuniones entre las dirigencias de los tres partidos que conforman el Frente, donde acordaron que la elección de los candidatos a gobernadores y jefe de Gobierno de las nueve entidades con elección, quedaría sujeta a la preferencia de cada partido en la entidad respectiva.
Bajo esta lógica, el PAN nombraría candidato en Veracruz, Guanajuato, Yucatán y Puebla; el PRD en CDMX, Morelos y Tabasco y finalmente MC en Jalisco. Esta información, aunque no ha sido confirmada, es real, y estos acuerdos lo único que hacen es dañar profundamente la vida interna de los partidos y generar desconfianza en el electorado.
El PAN ha ganado en tres ocasiones las gubernaturas de Jalisco y de Morelos, lo mismo en varios municipios; la militancia del PAN en estos dos estados nunca permitiría que los candidatos fueran nombrados por el PRD y MC. En el caso de la CDMX el PRD ha gobernado los últimos 20 años y tiene a la Ciudad al borde del colapso por el abandono, la corrupción y las pésimas administraciones.
Es inaceptable y muy lamentable para los aspirantes del PAN a la jefatura de Gobierno, que las dirigencias tanto nacional como local hayan tenido acercamientos con posibles candidatos del PRD o de MORENA, sin haber tenido siquiera una reunión con quienes hemos manifestado nuestra intención de contender y violando los estatutos del PAN.
Es probable que el FCM pueda promoverse en los estados con elección a gobernador siempre y cuando sea decisión de los órganos estatales de cada partido y de acuerdo a la normatividad electoral local. En caso de concretarse, al igual que a nivel federal, deberá establecerse en cada caso una plataforma de coalición que garantice la transición democrática y los principios de cada partido que deben ser respetados.
En relación a la elección del candidato o candidata del Frente por cada entidad, el proceso deberá ser abierto y transparente; es decir, podrán participar los aspirantes de cada partido que tengan interés y estén registrados en los órganos de sus respectivos partidos. Si estas condiciones elementales no se cumplen, entonces el Frente será más bien una estrategia perversa para dinamitar la capacidad de cada uno de los partidos a nivel estatal y en particular la del PAN en la elección a la Presidencia de la República. Finalmente, lo más grave es que el Frente no sería una alternativa de oposición real para la ciudadanía.