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Desde las 8:30 de la noche, la Marina estableció perímetros de vigilancia en varios puntos de la Ciudad de México: Santa Fe y la colonia Narvarte. Esto sucedió el 30 de octubre. La Armada tenía en la mira, sobre todo, una elegante torre de departamentos ubicada en Santa Fe, y un domicilio situado en la calle Zempoala, en la Narvarte.
Ambos domicilios, como se sabe, estaban asociados con líderes de la Unión Tepito.
A las 11:30 de la noche varios vehículos salieron de la SEIDO. Iban tripulados por un bloque operativo de la Marina, y por diez agentes de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, AIC. Hacia la medianoche, los integrantes del operativo ingresaron, por el estacionamiento a la Torre B del condominio High Park en Santa Fe. Sabían que en el piso 11 se alojaba David “N”, El Pistache, líder de la Unión Tepito, y que se hallaba acompañado de Daniel Eduardo “N”, El Tiger, señalado como su hombre de confianza y principal operador. El apodo de El Tiger provenía de la cantidad de muertes que el joven Daniel Eduardo, de 28 años, llevaba encima, pues cada que mataba otra vez solía decir “una raya más al tigre”.
Los encontraron viendo una serie, y comiendo pizza y sushi. Según los investigadores, El Pistache se descompuso, palideció, comenzó a temblar. Le ofrecieron un Yakult que se hallaba en el frigorífico, para que se recompusiera. El Tiger, en cambio, reía nerviosamente.
Les habían seguido la pista durante varias semanas. Ambos ocuparon durante un tiempo un domicilio de la calle Pitágoras. Ahí, un hombre conocido como Bernie —“era su químico”, afirman los investigadores—, cocinaba la droga que la Unión distribuía en bares y antros de Polanco, Santa Fe, Zona Rosa, Narvarte y Condesa. La denuncia de una vecina por el mal olor del éter provocó la llegada de Protección Civil. Esa misma noche el laboratorio fue desmontado. Bernie y El Tiger rentaron una casa en la calle Pestalozzi y otra en la calle Zempoala. El Pistache se mudó a Santa Fe.
Pero ya era tarde. Agentes federales les seguían los pasos. El Pistache permanecía encerrado en su domicilio de lunes a jueves. Salía solo a coordinar “algún trabajo”. El Tiger estaba encargado de “bajar” sus instrucciones entre los dealers de la organización. Bernie, mientras tanto, entregaba a los distribuidores la droga que debía ser vendida en los antros.
De viernes a sábado, El Pistache y El Tiger vivían en una fiesta continua. Se movían en un Mercedes del año, asistían a los sitios más exclusivos de Polanco y Santa Fe, contrataban escorts, pagaban cuentas de hasta 200 mil pesos, y solían terminar la noche, rodeados de mujeres, en las villas de Patriotismo.
Los lunes por la noche, de acuerdo con la investigación, sostenían una junta en la calle Zempoala con los encargados de mover la droga en distintas zonas: Polanco, Santa Fe, Satélite, Condesa, Narvarte, etcétera.
El lunes en que sucedió el operativo, El Pistache y El Tiger decidieron quedarse en Santa Fe. Los agentes creen que habían consumido droga en cantidades considerables.
Varios de sus colaboradores, en cambio, sí acudieron a la reunión de Zempoala. Estaba el encargado de Satélite, un sujeto apodado El Bandido. Y también, los responsables de los antros de Narvarte y Santa Fe, dos sujetos conocidos, respectivamente, como Vera y Noriega. En Zempoala se hacían cuentas, se elaboraban listas. Al mismo tiempo se bebía y se consumía mucha droga. La favorita del grupo era la conocida como Tucibi, 2CB, o cocaína rosada.
A diferencia de Santa Fe, los asistentes a la reunión estaban cargados de armas. Cuando se desenvolvió el operativo, Noriega abrió fuego contra los elementos federales, y resultó herido en una pierna. Vera y El Bandido se encerraron en una habitación del segundo piso, y saltaron por la ventana. El primero cayó sobre el toldo de un auto estacionado en el sótano. A consecuencia del impacto, no se pudo mover más. El Bandido, sin embargo, logró saltar a un edificio contiguo. Según reportes, iba herido pero alcanzó a abordar un Bora.
Las autoridades creen que El Pistache era el jefe de “la parte fresa” de la Unión Tepito: la que se mueve, cobra piso y distribuye droga en “los antros bien”. Pero hay otro sector. El que mueve la droga en la zonas populares. Aquella que dirige un sujeto apodado El Jamón.
Al Pistache y a El Tiger les aseguraron seis teléfonos. Los investigadores sostienen que podrían arrojar información crucial para desarticular al grupo —y esclarecer sus lazos de protección oficial.