Son muy pocas las veces que en el futbol mexicano podemos apreciar una final con dos técnicos con tan poco tiempo al frente de sus equipos, y en esta ocasión, lo vivimos con Cristante de un lado y Siboldi, del otro. Esto no ocurría desde 2011 y es por eso que hoy no sólo hay que aplaudir a los futbolistas, también a los directivos que están detrás de este proceso, porque sin brindarles la confianza, seguramente seguiríamos viendo a la misma baraja de entrenadores que tanto hemos pedido que se vaya refrescando.
En las finales es muy complicado poder contemplar encuentros abiertos y ésta no ha sido la excepción, ya que después de los primeros 10 minutos de partido, cuando el Toluca abrumó a su rival, el duelo se cerró, hubo pocos espacios adelante y muy poco control de balón en el medio campo de ambas instituciones. Los Guerreros parecían no acomodarse en el terreno de juego —e incluso— esto fue muy bien aprovechado por los Diablos , para ponerse al frente en la final, pero como ya es una costumbre en el cuadro de La Laguna, apareció en el instante perfecto Tavares, el goleador del campeonato, para empatar el partido y regresarle la confianza al equipo santista.
Ambos técnicos parecían satisfechos con el resultado, pero cuando el partido estaba por terminar, llegó Furch y nos regaló un gran gol para poner el 2-1. Ahora nos resta ser testigos del primer título que cualquiera de estos dos como estrategas, levantaría, en caso de salir campeón.