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El arranque del Gran Premio de Austria indicaba lo contrario. Parecía que nuevamente viviríamos el dominio de Mercedes en el Red Bull Ring , como lo había sido los cuatro años anteriores. Pero no, el resultado cambió radicalmente y hay cosas que aún no me explico.
Me gustan las carreras así. En las que en cada vuelta la historia cambia, esos Grandes Premios impredecibles, de emoción constante. Coincidirán conmigo, que es increíble lo que pasó con Mercedes, primero el hecho de que ambos autos tuvieran que retirarse por problemas en sus monoplazas, pero lo de no hacer la detención de pits a Hamilton durante el Virtual Safety Car y con el equipo diciéndole que debía recuperar en pista ocho segundos respecto a sus rivales, algo que obviamente no consiguió, me parece irreal.
Hasta disculpas le pidieron, y 71 vueltas después, Max Verstappen logró su cuarta victoria , ganó en casa. Además, los campeonatos de pilotos y de constructores se han pintado de rojo, de rojo Ferrari.
Hamilton perdió mucho y Vettel ganó más.
El campeonato
dio, en tan sólo una semana, un giro completo en la disputa por la corona. Es un punto de ventaja, algo mínimo, pero que le sabe mucho al alemán antes de la carrera en casa de su mayor rival, en Silverstone.
Los retiros de Mercedes
también fue aprovechado por Ferrari, que ya ocupa el liderato en la tabla de constructores, con 247 puntos. Una decena más que el equipo alemán.
Force India cumplió 200 Grandes Premios en la máxima categoría, y lo hizo festejando con sus dos autos dentro de los puntos.
Esteban Ocon sexto y Checo Pérez séptimo, incluso intentaron ir por más. El equipo ordenó al mexicano no ir por su coequipero, para que las unidades se mantuvieran intactas. La escudería rosa ya no tiene cupo para más errores. Esta primera mitad del campeonato ha estado muy complicada para los pilotos y mecánicos.
Aunque Red Bull se llevó el GP de su casa, Ferrari fue la gran beneficiada y Force India la más festejada.