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Siguen las voces, conceptos que confirman que no hay un futuro alentador para el césped del Estadio Azteca.
Tercera ocasión en este espacio que tratamos el tema. Iniciamos con esto mismo hace una semana, dándole voz a todos los actores en las páginas de EL UNIVERSAL Deportes y el único optimista es Miguel Herrera, quien nada tiene que ver con la instalación del campo de juego, pero que por una razón obvia defiende los intereses de su empresa.
Representantes del consorcio que instalaron el césped en el estadio Nacional de Costa Rica y en el de Nicaragua aseguran que no se hizo un procedimiento correcto y por eso la parte sintética ha quedado, pero la parte natural se ha desgastado, abriendo preocupantes hoyos en el terreno.
Los encargados del cambio del campo en el Azteca trabajaron en esta empresa costarricense y, según las palabras de Ronald Castillo, director de proyectos de Agrícola Roca, entrevistado aquí, no tenían la experiencia para hacerlo correctamente.
De igual forma, Raúl Barrios, especialista certificado por FIFA, reconoció que no va a quedar esta cancha en buenas condiciones, porque no se hizo de manera correcta. Incluso, recordó que en la Copa Confederaciones 1999, que se jugó en México, se llevaron a cabo ocho partidos con un clima similar en el Azteca y no se dañó el césped. Así que la lluvia ha influido, pero no es factor principal para el desastre que hoy se ve.
Parece un tema menor y sin importancia, pero no lo es. Lo pueden minimizar Herrera o Ricardo Peláez, pero ¿qué pasaría si por estas condiciones uno de sus futbolistas resultara lesionado durante un partido? ¿que por esos huecos evidentes hubiera una torcedura de tobillo, un esguince o incluso una rotura? ¿Seguirían pensando lo mismo? ¿Por qué la terquedad de no salirse el tiempo que se necesite para que el campo quede correctamente? ¿Y los rivales por qué no se quejan, por miedo a represalias? Muchos cuestionamientos, pocas definiciones.
El Toluca, cuando remodeló su estadio, negoció con algunos equipos para visitarlos ese torneo y recibirlos el siguiente ¿por qué no hacer lo mismo?
Y tampoco es un tema sin importancia, porque la NFL, como hemos insistido, enviará a un contingente de especialistas para saber si se juega o no el partido de noviembre entre Kansas City y Los Ángeles en ese campo, tal y como está. Si decidieran cambiar el partido, sería bochornoso y un golpe durísimo a quienes empeñaron el Estadio Azteca a esta Liga en su remodelación, con ciertos caprichos, con tal de tenerla en México.
Evidentemente, la Liga MX no girará una instrucción directa a sus dos poderosos miembros, América y Cruz Azul, de que ahí es difícil jugar. Mucho menos lo hará la Asociación de Futbolistas Profesionales, a la que parece interesarle todo menos los derechos de los jugadores.
@gvlo2008
gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx
Tercera ocasión en este espacio que tratamos el tema. Iniciamos con esto mismo hace una semana, dándole voz a todos los actores en las páginas de EL UNIVERSAL Deportes y el único optimista es Miguel Herrera, quien nada tiene que ver con la instalación del campo de juego, pero que por una razón obvia defiende los intereses de su empresa.
Representantes del consorcio que instalaron el césped en el estadio Nacional de Costa Rica y en el de Nicaragua aseguran que no se hizo un procedimiento correcto y por eso la parte sintética ha quedado, pero la parte natural se ha desgastado, abriendo preocupantes hoyos en el terreno.
Los encargados del cambio del campo en el Azteca trabajaron en esta empresa costarricense y, según las palabras de Ronald Castillo, director de proyectos de Agrícola Roca, entrevistado aquí, no tenían la experiencia para hacerlo correctamente.
De igual forma, Raúl Barrios, especialista certificado por FIFA, reconoció que no va a quedar esta cancha en buenas condiciones, porque no se hizo de manera correcta. Incluso, recordó que en la Copa Confederaciones 1999, que se jugó en México, se llevaron a cabo ocho partidos con un clima similar en el Azteca y no se dañó el césped. Así que la lluvia ha influido, pero no es factor principal para el desastre que hoy se ve.
Parece un tema menor y sin importancia, pero no lo es. Lo pueden minimizar Herrera o Ricardo Peláez, pero ¿qué pasaría si por estas condiciones uno de sus futbolistas resultara lesionado durante un partido? ¿que por esos huecos evidentes hubiera una torcedura de tobillo, un esguince o incluso una rotura? ¿Seguirían pensando lo mismo? ¿Por qué la terquedad de no salirse el tiempo que se necesite para que el campo quede correctamente? ¿Y los rivales por qué no se quejan, por miedo a represalias? Muchos cuestionamientos, pocas definiciones.
El Toluca, cuando remodeló su estadio, negoció con algunos equipos para visitarlos ese torneo y recibirlos el siguiente ¿por qué no hacer lo mismo?
Y tampoco es un tema sin importancia, porque la NFL, como hemos insistido, enviará a un contingente de especialistas para saber si se juega o no el partido de noviembre entre Kansas City y Los Ángeles en ese campo, tal y como está. Si decidieran cambiar el partido, sería bochornoso y un golpe durísimo a quienes empeñaron el Estadio Azteca a esta Liga en su remodelación, con ciertos caprichos, con tal de tenerla en México.
Evidentemente, la Liga MX no girará una instrucción directa a sus dos poderosos miembros, América y Cruz Azul, de que ahí es difícil jugar. Mucho menos lo hará la Asociación de Futbolistas Profesionales, a la que parece interesarle todo menos los derechos de los jugadores.
@gvlo2008
gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx