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Las cosas han cambiado en el futbol mexicano. El negocio como se hacía hace algunos años
, hoy es cada vez más difícil, no sólo de hacer, sino de mantener.
Luego de muchos años hay un nuevo presidente, sí, viene de donde mismo y puesto por los mismos, pero hoy, el reto es más agresivo. Yon de Luisa tiene muchos retos, retos importantes y que no se pueden limitar sólo a los intereses de uno o dos clubes, de una empresa o dos. El futbol mexicano grita, clama, por una nueva forma de hacer negocio, de crecer y evolucionar, no sólo el juego en el campo, sino en la comercialización del mismo.
El nuevo presidente tiene los mismos o hasta más compromisos con quien hoy lo pone al frente del futbol mexicano, pero también es cierto que los tiempos que se viven son totalmente distintos.
El modelo de negocio del balompié mexicano vive esperanzado en la conquista del séptimo juego en una Copa del Mundo: una oportunidad de negocio cada cuatro años. El mismo negocio que se cae a pedazos y estrella contra el suelo, no sólo los sueños de millones de mexicanos, sino el de los dueños del balompié que esperan esas fechas para rentabilizar un negocio que para muchos ya no lo es tanto.
¿Dónde está el verdadero negocio del balompié mexicano? ¿Comprando jugadores en el extranjero? ¿Lo que genere la Selección en la Copa del Mundo y el quinto juego? ¿Dónde está la mina de oro?
El nuevo presidente del futbol mexicano debe tener la obligación de buscar una ruta, de explorar nuevos modelos
, pelear no sólo por los intereses de quien lo ha puesto ahí, sino por el negocio completo del balompié mexicano, el mismo que está sumido en graves problemas arbitrales, que vive una crisis muy grande y que ha encontrado en él, su asociación más que una aliciente, un escondite donde se protege de sus groseros fallos. Además, debe buscar la unión entre los dueños de clubes: establecer las bases para que se puedan negociar los derechos de comercialización de manera conjunta, como Liga, como futbol nacional, como una sola marca, como sólo una empresa; que sí, existe y con varios socios, varios dueños de equipos, pero que como unidad de negocio son más fuertes, no es lo mismo vender sólo un equipo que vender toda una Liga.
Ayudar a desarrollar a los demás equipos y plazas para generar competencia y hacer no sólo equipos competitivos sino la calidad del espectáculo, del deporte y por ende de la marca. La industria del futbol está en crisis, la forma de hacer negocio ya no es tan clara . Han habido golpes duros al Pacto de Caballeros, nacieron las Asociaciones de Futbolistas, de Árbitros; entraron al mercado más televisoras. Las reglas cambiaron, el juego cambió, el mercado mutó. ¿Por qué no pensar en que se puede encontrar otro mecanismo para hacer crecer el balompié nacional como marca?