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Pelearon por mejorar sus condiciones de trabajo, elevar sus prestaciones, no sentirse tan indefensos. El gremio arbitral de la Liga MX logró lo que hasta hace unos años era prácticamente impensable: que los dueños del balompié de este país los reconocieran como una corporación organizada.
Pararon la Liga, y los árbitros de todo el continente celebraron la insurgencia de los de negro en nuestro país. Quienes aplican el reglamento para buscar la justicia en el campo lograron que se cumplieran gran parte de sus demandas. Cancha pareja.
Lograron renacer con mucha fuerza, y uno pensaría que al mejorar las condiciones para trabajar mejoraría precisamente también su trabajo en los campos de juego. La realidad es que no es así, cada vez se ven más arbitrajes con falta de calidad, árbitros que pierden su gafete FIFA, silbantes que tiene hierros graves de concepto y peor aún, de sentido común.
En pocas palabras parece que se han relajado, que las fuerzas se centraron en ganar más y no en mejorar. Errores graves no sólo de concepto, sino que ahora hasta de sentido en común, ponen en riesgo la seriedad de una Liga que está posicionada como una de las mejores del continente.
No es nada fácil aplicar un reglamento, buscar la justicia competitiva y no equivocarse. Se ha convertido en la defensa fácil, en la salida común, cada que se habla de hierros arbitrales, el decir que las equivocaciones son parte del juego y de los tres equipos que participan en cada partido de futbol.
Ex árbitros profesionales no sólo se quejan amargamente del nivel que muestran algunos jueces centrales en la Liga MX, sino cuestionan a los encargados de la Comisión de Arbitraje y su indolencia y falta de aula.
También se les van con todo a la Asociación Mexicana de Arbitraje y cuestionan que hasta el momento no se vea una mano más dura y decisiva para mejorar el desempeño de sus asociados.
La lucha logró darles fuerza, nacieron con un lema: “Unidos por un bien común”… pues para algunos expertos en materia y también para algunos dueños del futbol mexicano, el bien sólo es común para ellos y cada vez menos para el futbol mexicano