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La afición exige refuerzos, quiere ver grandes jugadores en el terreno de juego. Menos fallas arbitrales y, por consecuencia, mejores trabajos arbitrales; exige que la televisión piense más en ellos y menos en generar recursos.
Los aficionados piden, exigen, demandan a niveles en ocasiones ridículos.
No se trata de golpear a los que consumen este producto llamado futbol mexicano, pero sí de poner en la balanza lo que ha crecido o se ha desarrollado el aficionado, que sobre todo consume este futbol en los estadios.
Violencia, insultos homofóbicos y polución. Es lo que vemos en casi todas las tribunas de los 18 inmuebles de Primera División y en otros tantos del Ascenso MX.
Yo pregunto: ¿Qué tanto ha evolucionado el aficionado?, ¿cuál es la obligación, primero como ciudadano y luego como seguidor de un club?
¿Cómo se mide la evolución de los asistentes a un espectáculo deportivo en este país?
Y es una métrica que debe existir, que se debe proponer, ya sea por un ente o por los mismos aficionados.
La noche del sábado, el estadio León recibió a poco más de dos mil japoneses. El motivo: ver al jugador del Pachuca y de la selección japonesa Honda.
La gran mayoría de ellos, establecidos en esta ciudad y en otras del estado de Guanajuato; extranjeros, ajenos a esta tierra y a muchas de sus costumbres. Pero no indolentes.
Terminó el juego y comenzaron a levantar la basura que estaba en su lugar y la que se encontraban a su paso rumbo a la salida del estadio.
Pagaron el mismo boleto que pagaron el resto de los aficionados, sufrieron al igual que los demás las carencias que tiene el Estadio León, pero su aporte es maravilloso, es ejemplar.
Exijamos refuerzos de calidad también en la tribuna, mejores aficionados, para mejorar el comportamiento y ayudar a tener un entorno mucho más amigable y sano en la casa de los leoneses, en la casa del futbol profesional de la ciudad.
También la tribuna necesita crecer, necesita evolucionar. Hoy, los japoneses nos dan un ejemplo. Más como ellos en el futbol nacional.
futbol@eluniversal.com.mx
Los aficionados piden, exigen, demandan a niveles en ocasiones ridículos.
No se trata de golpear a los que consumen este producto llamado futbol mexicano, pero sí de poner en la balanza lo que ha crecido o se ha desarrollado el aficionado, que sobre todo consume este futbol en los estadios.
Violencia, insultos homofóbicos y polución. Es lo que vemos en casi todas las tribunas de los 18 inmuebles de Primera División y en otros tantos del Ascenso MX.
Yo pregunto: ¿Qué tanto ha evolucionado el aficionado?, ¿cuál es la obligación, primero como ciudadano y luego como seguidor de un club?
¿Cómo se mide la evolución de los asistentes a un espectáculo deportivo en este país?
Y es una métrica que debe existir, que se debe proponer, ya sea por un ente o por los mismos aficionados.
La noche del sábado, el estadio León recibió a poco más de dos mil japoneses. El motivo: ver al jugador del Pachuca y de la selección japonesa Honda.
La gran mayoría de ellos, establecidos en esta ciudad y en otras del estado de Guanajuato; extranjeros, ajenos a esta tierra y a muchas de sus costumbres. Pero no indolentes.
Terminó el juego y comenzaron a levantar la basura que estaba en su lugar y la que se encontraban a su paso rumbo a la salida del estadio.
Pagaron el mismo boleto que pagaron el resto de los aficionados, sufrieron al igual que los demás las carencias que tiene el Estadio León, pero su aporte es maravilloso, es ejemplar.
Exijamos refuerzos de calidad también en la tribuna, mejores aficionados, para mejorar el comportamiento y ayudar a tener un entorno mucho más amigable y sano en la casa de los leoneses, en la casa del futbol profesional de la ciudad.
También la tribuna necesita crecer, necesita evolucionar. Hoy, los japoneses nos dan un ejemplo. Más como ellos en el futbol nacional.
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