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Creo en la resurrección del futbol mas allá de los euros y los dólares. Ha sido una semana de Pascua en la que destaco que quiero decirles tanto que no sé por dónde empezar y tampoco en dónde voy a terminar de escribir. Elegir qué queremos y qué tipo de futbol es el que nos mueve, se convierte en prioridad.
Particularmente elijo el de la emoción hasta las lágrimas. El del amor a la camiseta, el romántico, el que obedece a dejar el alma en la cancha. Difiero del comercial.
Este lunes se vota el que jueguen 128 equipos la Copa del Rey, un hecho sin precedentes que me parece sensacional; sin embargo, leo que las posibilidades de concretar la iniciativa se han reducido y lo que en mi opinión era ese resurgir desde primera hasta regional en España, podría convertirse en quimera.
Me ilusioné creyendo que un equipo de Primera o Segunda iba a jugar un partido oficial en Cantabria. He reflexionado mucho esta semana lo que voy a hacer, porque les cuento que mi amigo Víctor compró su boleto para la final de la Champions y le ha costado 600 euros. El 1 de junio la afición mundial va a llenar el Wanda Metropolitano en Madrid al precio que sea y la elección va más allá de la pasión misma por un equipo porque tiene que ver con la calidad del futbol y el entorno.
Se preguntarán por qué la referencia y pensarán que no es comparable torneo alguno a la Champions, pero de ningún modo estoy comparando las ligas, las categorías o el evento; me estoy guiando con el corazón y eligiendo entre el partido final de los clubes más grandes de Europa y la emoción hasta las lágrimas de la que hablo cuando veo ganar o perder a mi equipo. Estoy pensando entre pagar el costo de ese boleto de entrada para ver un partido o elegir los más de 20 juegos posibles como local de mi equipo la próxima temporada en Segunda B o Tercera según se resuelva el cierre de este torneo para mi Gimnástica.
En todos los partidos de local acompañado no me gasto 600 euros. De ese tamaño es la diferencia. Esta semana una nota que me atrapa dice textual : “Tras el taquillazo ante el Racing, la plantilla y cuerpo técnico de la R.S. Gimnástica, han cobrado dos de las tres nóminas que se les debían”. He platicado con Víctor, mi amigo y no sé si me ha entendido. Estoy pensando seriamente si acompañarlo a la final del Wanda o garantizar que voy la siguiente temporada al Malecón.
Me mueve el futbol, y pienso que hacen mejor esos 600 euros pagando las entradas para ver a un equipo de Segunda B o Tercera según sea el caso, que gastarlos donde se van a diluir entre millones. Si voy a ver a la Gimnástica siento que no gasto, sino INVIERTO.
Creo que me estoy volviendo conscientemente loco.