La decisión del PRI-gobierno de no declinar por Ricardo Anaya e intentar recuperar presencia con un nuevo dirigente en el Revolucionario Institucional le dio oxígeno a José Antonio Meade.

Lo bueno:

Se le ve con mayor enjundia. Por lo menos en los programas de Televisa y Milenio. De hecho, en este último interrumpió con frecuencia. Además de las referencias a López Obrador, lo que más repitió fue “¡Pérame!

En Tercer Grado se pudo explayar más. Aunque para su poca fortuna, lo que se hizo viral en redes no fue propuesta alguna; fue su frase “no me acuerdo” (cuando le preguntaron el título de su próximo libro).

Lo malo:

Loret y Silva Herzog, en sus respectivas transmisiones, realizaron una de las interrogantes clave: ¿Considera que Enrique Peña Nieto es honesto? A lo cual el candidato respondió con un contundente “sí”.

Por más que quiere distraer la atención, está difícil que logre deslindarse de una administración señalada por escándalos de corrupción y conflicto de intereses. No sólo la carga a cuestas, sino que ha formado parte activa de ésta.

Para rematar, mientras a él lo entrevistaban en los canales nacionales, a colegas que publicaron La Estafa Maestra los galardonaban en España con el premio Ortega y Gasset.

Lo feo:

Luego de relanzar su campaña se tomó la foto con Carlos Romero Deschamps.

En un esfuerzo por defenderlo, hasta desafió al periodista René Delgado.

Tal vez el millonario líder sindical y el contendiente tricolor se pueden complementar más de lo que imaginamos.

Deschamps dijo que su partido necesita limpiarse porque la casa está sucia. Meade le podría recomendar una empresa que, por lo que cobra, debe dejar todo rechinando de limpio.

El portal sinembargo.mx dio a conocer que cuando José Antonio era secretario de Relaciones Exteriores se gastaron en servicio de aseo más de 168 millones de pesos. El mayor contrato fue por 165 millones con la empresa LavaTap.

No se sabe si esos recursos se emplearon bien, pues la Cancillería negó la información con el conocido argumento de “seguridad nacional”.

Es decir, mucho lavado y poca transparencia... podría ser el nuevo lema de campaña.

RAZONES Y PASIONES: —En el foro “Diálogo por la Paz y la Justicia”, Andrés Manuel insistió en que, en caso de ganar, entregará una terna al Senado para la elección de fiscal general.

Insisto, no se trata de cuestionar la honorabilidad o capacidad de las y los propuestos, sino de tener una fiscalía autónoma. No sólo de la “mafia del poder”, como lo ha dicho. También del Ejecutivo federal.

—En ese mismo evento, López Obrador hizo una declaración que podría impactar de manera sustantiva a favor de la lucha contra la impunidad. (Como en Guatemala, donde la presencia de la CICIG ha permitido detenciones de altos funcionarios y hasta de un ex presidente).

Dijo que está “totalmente de acuerdo” con la participación de organismos internacionales para coadyuvar en la investigación de delitos en México.

Hay que tomar nota y recordárselo si triunfa el 1 de julio.

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