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Ricardo Anaya, Enrique Ochoa y Miguel Ángel Mancera, en lugar de pensar en su próximo gran puesto, deberían ofrecer disculpas e irse a casa.
Anaya es el candidato panista con el menor porcentaje de votos en los últimos 24 años.
Desde el ganador de aquellos debates de 1994, Diego Fernández de Cevallos, hasta la aspirante gris y abandonada Josefina Vázquez Mota, el PAN no había tenido votación más baja que con el llamado joven maravilla.
Hoy quiere regresar a dirigir Acción Nacional. A recomponer al partido que él mismo fracturó y coaligó con la izquierda.
Miguel Mancera fue parte de esa trama. De la negociación para formar al grupo de interés “derecho-izquierdoso-progre-retro” con el PRD y Movimiento Ciudadano.
Al final, el premio para el ex jefe de Gobierno será una curul plurinominal en el Senado.
No importó su terrible desempeño en la capital del país.
El incremento de la violencia, la inseguridad y los negocios privados al amparo del poder público en la Ciudad de México no significaron un obstáculo para los frentistas.
¿Qué decir de Enrique Ochoa?
Su despido de la dirigencia del PRI en plena campaña de José Antonio Meade lo dice todo.
Es uno de los responsables del hundimiento dinosáurico.
Cero gubernaturas para el Revolucionario Institucional. Quinta fuerza, de manera preliminar, en la Cámara de Diputados.
Fracasaron hasta en Atlacomulco. Bueno, para no ir más lejos, Meade perdió en su casilla.
Ochoa es parte del grupo videgaraysista responsable del derrumbe tricolor.
La cabeza es Peña Nieto, pero los subalternos que lo acompañaron en el pequeño y compacto círculo de poder durante estos seis años tienen nombre y apellido.
A algunos los veremos de analistas, consultores, empresarios, columnistas. Están en su derecho. ¿Pero de representantes del pueblo? ¿Legisladores pagados con nuestros impuestos? Cargos, por cierto, que ellos mismos negociaron y se otorgaron antes de renunciar o de que los renunciaran.
Los tres son hombres jóvenes y adinerados. Pueden, sin problema, hacer una pausa en el camino. No realizaron una buena labor. Pelear por dirigencias o apañar senadurías es cínico.
Es el tipo de acciones que los llevaron a perder el 1 de julio.
RAZONES Y PASIONES: En las redes circulan imágenes de algunos militantes y candidatos de Morena. Etiquetas y frases de linchamiento acompañan las fotografías.
Una de ellas es la de Pedro Carrizales, conocido también como El Mijis. Pero no es la única.
En diversos grupos de WhatsApp las distribuyen con la facilidad de un “reenviar”. O simplemente llegan si tenemos la desgracia de haber sido agregados a una lista de distribución masiva.
Si lo que se publica son juicios previos, criminalización o menosprecio a personas por tener tez oscura, vivir en condición de pobreza, ser indígenas, homosexuales, tener sobrepeso o tatuajes, nos encontramos frente a nauseabundas expresiones discriminatorias de racismo, clasismo y homofobia.
De esas que tanto se le condenan a Trump, pero se repiten sin empacho en México.
Inaceptable.
Twitter: @elisaalanis
Facebook: Elisa-Alanís-Zurutuza