Responsable del área de comunicación y marketing para México, EUA y Centroamérica, del Grupo Planeta, lectora insaciable no sólo por su desempeño profesional y, muy probablemente la mexicana que más conoce la obra del novelista sueco Stieg Larsson (1954-2004) y su natural desarrollo posterior, Myriam Vidriales acepta lo que tal vez no querría ese témpano de hielo —coprotagonista de la saga— llamada Lisbeth Salander: bailar el vals de una entrevista sobre El hombre que perseguía su sombra, amplia novela que junto con las escritas por Larsson —Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire—, se convierte hoy en Millennium 5, luego de que el también periodista y sólido escritor David Lagercrantz tomara la estafeta con Lo que no te mata te hace más fuerte. Títulos todos bajo el sello de Ediciones Destino.

—La obra de Larsson tiene éxito gracias a su talento narrativo y su estructura de pensamiento. Dime, ¿cómo funciona para ti Salander en esta quinta obra de una serie que “dejó de existir” desde la tercera?

—Mi relación con Salander fue posterior al boom de Larsson. Llegué a las novelas porque mis amigas me aseguraron que amaría a Salander. En ese sentido, para mí no hubo una ruptura: ella mantiene ese espíritu vigilante, esa moralidad vengativa y justiciera. Pasa lo mismo con su socio Blomkvist, y ellos dos son el alma de estas novelas.

—¿Qué te hace confiar en David Lagercrantz?

—Es periodista, y fue muy consciente de que tenía un legado en sus manos y respetar la experiencia de los lectores. Eso para un autor es un peso difícil de aceptar. Lo hizo y los conocedores lo acogieron. Son los lectores quienes le dieron el voto de confianza.

—–Más allá de tu desempeño, alcanzo a ver un acercamiento no sólo a la serie, sino a Salander.

—Me parece que ella es un referente imprescindible para las mujeres de hoy. Su inteligencia, su rigor, su sed de venganza, su oscuridad, todos son elementos que se le han negado a las mujeres en la literatura o que nada más tenían las “brujas”. Corre la anécdota de que Lisbeth nació a partir de que el propio Larsson fue testigo del ataque sexual que sufrió una chica de ese nombre a manos de una banda, y que como no se atrevió a defenderla, después le pidió perdón. No sé si fue real, pero escribió más de 2 mil páginas y todavía no se lograba perdonar. Si no, me queda claro que el abuso, y su efecto mariposa con la corrupción del alma de las personas, comienza en la intimidad y termina hundiendo países: es lo que representa Salander, es la gasolina de las novelas.

—Circunscribir a la teoría y práctica de Salander es olvidar parte de la saga.

—Salander y su feminismo salvaje son un pilar, pero el otro es Michael: su lucha contra la corrupción y su disfuncionalidad amorosa. Larsson ofrece al lector una inmersión en un mundo cruel, oscuro, en donde la maldad va siempre por delante, donde los héroes están rotos, y eso es un enorme mérito.

—¿Será ella capaz de la alegría que no provenga de la venganza? Tú la conoces más que muchos lectores.

—No creo que tengamos derecho a pedir que sea alegre. Tiene humor, sabe ser ligera, pero al final vive en ella una melancolía que hay que respetarle. Sus seguidoras estaremos contentas si un día encuentra un espacio en donde dejar un ratito a los demonios.

—¿Me permite la mejor lectora de Salander este vals?

—Con gusto: ahorita que se puede, antes de que se mueva la tierra otra vez.

@cesarguemes

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