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Para: Saúl Villa McDowell y Lorena Martínez Lastra.
Frida, la perrita militar, rescatista, y el Entrevistador.
Una amplia zona verde en una instalación de entrenamiento.
Frida: Oí que me buscabas, para una entrevista.
Entrevistador: Oyó bien, Frida. La he visto mucho, la he buscado más, pero no había podido hablar con usted. Me cansé de que usaran su imagen, su trabajo, su calidez.
F: Son humanos… Tú mismo lo eres. Si no me encontrabas es porque soy una perrita: cuando veo un teléfono, puedo ladrar, correr un poco. Pero de ese modo nunca iba a responder. Hiciste bien en buscarme de un modo más adecuado. ¿Vas a publicar esta charla?
E: Es una entrevista, la primera que usted brinda.
F: Calma. Soy una perra rescatista, además, con educación militarizada. Y sé mucho de muchas cosas, pero no sé cómo le vas a hacer para publicar una plática conmigo.
E: Es una obra del ahora llamado microteatro, con la forma de una entrevista. Y así sea usted una perrita con grado militar, ambos contamos con el derecho de la palabra, de la comunicación. El periodismo fue siempre un género literario.
F: Mmm… Tú sabes bien a qué me refiero.
E: Lo sé, pero mientras esperaba para hablarle, la vi jugar a las escondidas con varias mariposas, y me tocó alcanzar a oír, lo lamento, el intercambio de opiniones que mantuvo usted sobre las tartas de manzana con varias abejas. Entonces, si usted puede disertar con las abejas y ponerse de acuerdo con las mariposas, no veo el inconveniente.
F: ¿Pudiste entender las recetas secretas de mis amigas abejas?
E: Sólo escuché con un poco de atención.
F: Si publicas cualquier secreto de sus tartas de manzana, buscaré la manera de desmentir todo esto. Créeme que puedo.
E: No tomé notas, pierda usted cuidado. Además, esta entrevista es por usted, para celebrar su existencia, su respeto por la vida no sólo ajena, sino humana.
F: Es una profesión, un trabajo, y lo realizo con enorme gusto.
E: ¿Es verdad que su trabajo es como si jugara, como si estuviera buscando un juguete?
F: Mira, oye con cuidado: no, no es un juego. Tengo la capacidad de amar a mis semejantes humanos. Comprende que también debo representar un papel, ya que de teatro hablamos, a fin de que me permitan trabajar en paz.
E: Si no busca un juguete, ¿entonces?
F: Encuentro la felicidad de quienes no saben de un ser querido. A veces el asunto se complica, y cuando llego lo mejor que puedo hacer es encontrar a quienes esperan que encuentre, pero para que sus deudos inicien un periodo de duelo y de paz. No sabes cuánto vale ese proceso: es vital.
E: Lo entiendo, pero debe ser difícil y hasta doloroso.
F: Si piensas que mañana o dentro de una semana o un mes vas a realizar hallazgos que ayuden a las personas, verás que no es el dolor lo que le da cuerpo a mi trabajo, sino el alivio del dolor.
E: Eso no pudieron enseñárselo en ningún cuerpo militar, Frida, con respeto. Ese avance de pensamiento le tomó siglos a los humanos.
F: Lo acepto. Eso me lo enseñaron los años de trabajo.
E: ¿Me permite una pregunta sobre el uso político de su labor?
F: No. Ni siquiera en una obra de microteatro voy a perder el tiempo con esa gente.
E: De acuerdo. Frida: en un par de días se cumple un mes de la tragedia. No quiero que se rían de usted convirtiéndola en un juguete, en un personaje sin alma.
F: Déjalos que se rían. Y también algunos de los que lean esto que te digo. Déjalos. Cuando se requiera rescatarlos, voy a estar ahí. Y ya verás cómo se ríen…
E: ¿Me rescataría a mí, como buenos amigos?
F: No sólo porque es mi trabajo y por la amistad, que agradezco y correspondo: sino porque ahora sabes el secreto de la tarta de manzana de las abejas.
@cesarguemes