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El gobierno entrante perfila la conformación de una Guardia Civil en México como estrategia central para enfrentar los altos índices de violencia en el país. Sería el cuerpo de seguridad emblema de la administración 2018-2024 y estaría conformado por militares, marinos y policías federales, bajo un mando civil, según me han revelado fuentes legislativas que han recibido información privilegiada sobre los planes de seguridad del presidente electo.
Aparentemente, el objetivo de esta Guardia Civil sería absorber de inicio los dos mejores cuerpos policiacos del país: la policía militar y la policía naval, pertenecientes a las Secretarías de la Defensa Nacional y de la Marina Armada de México, respectivamente.
Teniendo que aprobar esos estándares de entrenamiento y blindaje anticorrupción, se estarían incorporando a la Guardia Civil miles de elementos no solo del Ejército y la Marina sino de la Policía Federal, de la Gendarmería creada en el gobierno de Enrique Peña Nieto, y especialmente los nuevos 50 mil efectivos que anunció el presidente electo que va a contratar a lo largo de varios años. Según fuentes militares, la capacidad instalada actual de Defensa y Marina les permite capacitar a unos 10 mil elementos al año. Pueden ir por más, pero para eso requerirían más recursos.
Es importante recalcarlo: todos ellos, estas decenas de miles de soldados, marinos y policías federales, agrupados bajo el nuevo paraguas de la Guardia Civil, estarían bajo mando civil. El tipo de cuerpo y el tipo de mando pueden ser lo más relevante de todo.
Según las fuentes legislativas que han tenido acceso a este proyecto de seguridad lopezobradorista, que debe ser ya anunciado en breve, Alfonso Durazo, futuro secretario de Seguridad, ha sido la cabeza que ha diseñado el esquema y se estima que vaya a ser el principal responsable de combatir el principal y más complejo problema que tiene el país. Durazo fungiría como una especie de coordinador del gabinete de Seguridad.
A lo largo de las últimas semanas, del gobierno electo han emanado pistas y algunos brochazos del plan de seguridad. El presidente entrante López Obrador y algunos integrantes de su gabinete han esbozado por dónde iría. Ello ha contribuido a generar una enorme expectativa entre especialistas, sociedad civil, políticos y medios de comunicación. Hay que recordar que la estrategia de cómo enfrentar la inseguridad fue uno de los pilares de la campaña presidencial. Generó polémica y debate, en un país que alcanza sus máximos niveles históricos de violencia. El gobierno saliente, del presidente Peña Nieto, podrá presumir que deja un TLC firmado, un blindaje financiero de cientos de miles de millones de dólares, un fondo en caja de cientos de miles de millones de pesos, pero reprueba estrepitosamente —entre otros rubros— cuando se habla del estado de la inseguridad en México.
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