Todo mundo sabe que la entrada del equipo de López Obrador a la renegociación del TLC la sacó del estancamiento y le dio un acelerón. Se atribuyó eso fundamentalmente a la legitimidad de la victoria electoral del futuro presidente de México y la popularidad que lo respalda.

Sin embargo, hay algunos temas de fondo que motivaron a la administración de Donald Trump a reactivar las mesas de negociación. Señales que recibieron del círculo cercano al presidente electo en el sentido de que su posición era más flexible frente a algunos de los temas que habían sido tabú para el equipo comandado por los secretarios Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo.

Concretamente, la Cláusula Ocaso (Sunset Clause, propuesta por Estados Unidos para obligar a renegociar el Tratado cada cinco años). En los contactos directos que han tenido funcionarios del gobierno entrante con la administración Trump, según me dicen fuentes del régimen entrante, han dejado ver que a ellos no les parece tan grave la Cláusula Ocaso, porque de todas maneras Estados Unidos tiene la facultad de salirse del TLC avisando unos meses antes. Consideran que si los vecinos quieren tronar el Tratado, no hace falta esperar cinco años a que se active la cláusula ocaso, basta anunciarlo y esperar unos meses o incluso argumentar razones de seguridad nacional y punto.

El otro asunto central que ya quedó destrabado fue que el gobierno saliente y la iniciativa privada mexicana buscaron “blindar” la reforma energética a través de la renegociación del TLC —como lo comentamos en estas Historias de Reportero hace tiempo–. Eso generó un encontronazo entre los negociadores de Peña Nieto y los de López Obrador, pero rápido se resolvió cuando decidieron poner como marco de referencia lo que dice la Constitución mexicana: el TLC no podía estar por arriba de la Constitución (eso querían los de AMLO) y la Constitución al menos hasta ahora avala la inversión privada en energía (que favorecen los de Peña Nieto).

La impresión que queda en los negociadores mexicanos es que el TLC está al 95% acordado. Sabremos muy rápidamente qué pasa con el 5% restante.

SACIAMORBOS. 1.— Se quedó dormido Rioboó. En una presentación del equipo del próximo gobierno sobre sus principales proyectos de infraestructura, los asistentes cacharon en plena siesta en el presídium al ingeniero José María Rioboó. Cuentan que fueron largos minutos, muchos, al grado que les dio tiempo de sacarle foto, la cual hoy presenta esta columna.

El guiño de AMLO a Trump que desatoró el TLC
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