Mingote, el emblemático caricaturista español, escribió que “la caricatura refleja la realidad, no así el retrato. El retrato puede estar falsificado”. Mingote es, tal vez, el más importante caricaturista español. Fue el primer presidente del Instituto Quevedo del Humor, de la Universidad de Alcalá y lo cito pues este día hemos ingresado en su casa, en esta ciudad donde nació el más genial de los escritores de habla hispana y en donde, a unos pasos de ella, se pueden mirar (y admirar) a decenas de caricaturistas mexicanos que publicaron sus monos en EL UNIVERSAL.

Estamos en una ciudad milenaria, con una Universidad varias veces centenaria, que acogió generosamente esta muestra al conocer, hace un año, el libro que hicimos en México.

Cien años de caricatura en El Universal es la exposición que inauguramos este mediodía en la Fábrica del Humor, del Instituto Quevedo de las Artes del Humor, que recoge un pequeño trozo de la historia mexicana a través de la caricatura y, también, de la historieta, que no es lo mismo.

Fue un trabajo hecho casi como arqueólogo, ya que descubrir piezas originales de antaño resulta de una gran complejidad.

La mayoría de los cartones se perdieron en las redacciones, en las casas y, lo peor, en los cestos de basura, de tal manera que esta exposición, por cierto nunca vista en México, permite enfrentarse a las obras publicadas tal cual se revisan en las redacciones, con anotaciones que indicaban el tamaño de la publicación, su colocación en el espacio, la importancia dentro de la noticia u alguna otra observación.

Las obras originales también se encuentran llenas de manchas, arrugas, cortes, anotaciones de datos que nada tenían que ver con el periódico, como un número telefónico anotado a lápiz, seguramente, mientras terminaba el cartón. Y es que estos trabajos no se hicieron nunca para un museo ni para ser enmarcados.

Muchos de estos grandes artistas, desde el cielo monero (o más bien, desde su bello infierno) estarán sonriendo al mirar que ahora les admiramos, los rescatamos, los presumimos y los visitantes pueden conocerlos y asombrarse.

Rescatar estas obras fue un trabajo rudo, pero fue también lograr embelesarse con ellas; encontrar motivos españoles como las obras del catalán Bagaría (uno de los mejores caricaturista del mundo que en los años 20 publicaron en El Universal Ilustrado) y de quien mostramos una caricatura de José Vasconcelos en un lugar en donde la educación es parte de sus objetivos; o del maestro Antonio Mingote que asombra a propios y extraños y que es unos de los grandes humoristas gráficos del mundo.

En la Fábrica del Humor se miran desde la primera caricatura publicada en EL UNIVERSAL, el 22 de octubre de 1916, día de las elecciones para los diputados que emitirían la Constitución que hoy nos rige, en 1917, hasta obras raras como el autorretrato de Caruso, el cantante de ópera, la figura de El Chupamirto (origen de Cantinflas) de Jesús Acosta.

Como ningún medio, EL UNIVERSAL promovió la caricatura y la historieta en sendos concursos en los años 20; impulsó el nacionalismo en la cultura y en la caricatura tuvo expresiones de apoyo en autores como Acosta, que escribiera la obra ganadora dibujada por Hugo Tilghmann o de Andrés Audiffred, del que se pueden ver media docena de piezas originales.

Pero también piezas como la caricatura de Hugo Sánchez, personaje familiar en España, del genial Ricardo Salazar Berber, de quien disfrutamos aún su presencia en el Museo de la Caricatura (quien facilitó buena parte de las obras de esta exposición, que tuvo su origen en la compilación de David Carrillo, otro de los pilares de muchos años en El Gran Diario de México), así como de importantes autores que colaboran hoy en día, como Boligán y Luis Carreño, de quien hace algunos años se presentó una muestra en este mismo espacio o, finalmente, de Rogelio Naranjo y de Helioflores, sin duda el autor vivo más importante hoy en día y que hace unos días cumplió 80 años.

El Instituto Quevedo de las Artes del Humor es la institución académica más importante de esta temática y esta ciudad una de las más bellas del mundo. Aquí estamos, esto somos los mexicanos.

La caricatura es una realidad y esta muestra lo demuestra.

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