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Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Fotografía actual: Dulce Moncada
Diseño web:
Miguel Ángel Garnica
Desde inicios de julio, los alrededores de las calles de Chihuahua y Monterrey, en la colonia Roma, se han visto concurridos por numerosos medios de comunicación y simpatizantes del Presidente Electo de México, Andrés Manuel López Obrador.
El 6 de septiembre de 1951, hace 67 años, en el departamento 10 de Monterrey número 122 -que está a unos metros de la casa de transición del futuro mandatario-, Joan Vollmer Burroughs perdía la vida a mano de su esposo, el escritor William Burroughs; quien decidió probar su puntería bajo los efectos del alcohol.
El matrimonio había llegado a México tiempo atrás, debido a un intento fallido de comprar una granja en Panamá y también a que eran perseguidos por el gobierno estadounidense por consumo de drogas. Vivían en la calle de Orizaba 210, en la Roma, pero se habían presentado al apartamento de Monterrey para visitar a John Herman, amigo de la pareja que recién había llegado al país y al que daba hospedaje Johnny Healy, arrendatario del departamento.
El Gran Diario de México reportó que “sintiéndose “Guillermo Tell”, [William Burroughs] le colocó en la cabeza [a Joan Vollmer ] una copa llena de ginebra (...) disparándole un tiro con el que pretendía romper la copa. (...) Sólo que la bala fue a herirla mortalmente en la frente, falleciendo una hora después en la sala de emergencia de la benemérita Cruz Roja. (...) Los testigos dicen que no vieron nada”.
Así publicó la nota este diario aquel septiembre de 1951.
La tragedia ocurrió mientras el matrimonio estaba bebiendo con John Herman, y tras el consumo de unas cuantas botellas de ginebra el escritor quiso probar su puntería con la pistola: su esposa estaba sentada en un sofá, le colocó una copa de ginebra en la cabeza y se sentó frente a ella para poder disparar. La bala se incrustó en su frente y aproximadamente a las 19:30 horas el comandante Jorge Requis de la Cruz Roja recibió la llamada de auxilio para atender a Joan.
De acuerdo con el reporte del periódico, se envió a la ambulancia número 4, tripulada por el teniente Tomás Arias: “”el personal de emergencia encontró sentada en un pequeño sillón forrado con tela color rosa, a la señora Joan Vollmer Burroughs, con una herida en la frente por la que manaba abundante sangre. A la derecha del sillón, estaba tirado en el suelo un bastón que la norteamericana tenía que usar en virtud de que la parálisis infantil que sufrió hace muchos años, no le permitía caminar bien”.
Se trasladó el cuerpo a la sala de emergencia y, al darse cuenta de la naturaleza de la herida, el personal de la Cruz Roja llamó al agente del Ministerio Público para que la interrogase. Luis Hurtado, el agente, procedió a cuestionarla pero la gravedad de la herida impidió que ella contestara ya que a pesar de los esfuerzos de la Cruz Roja por salvarle la vida -y las súplicas de William hacia ellos para que hicieran “todo lo que fuera posible por mantenerla con vida”-, la herida fue mortal, falleciendo a las 20:30 horas.
En esos momentos llegó Bernabé Jurado, licenciado y amigo personal de Burroughs, quien se encargaría de su defensa. En los periódicos circulaban dos versiones, la primera era que Burroughs había confesado haberle disparado al vaso; en la segunda el escritor manifestó que “la pistola se le había caído al suelo y que la bala había ido a incrustarse en la frente de su esposa”.
Tomando en cuenta que Burroughs mencionó a dos testigos, el personal del Ministerio Público interrogó a Johnny Healy y a John Herman. Healy argumentó que él no era amigo del matrimonio, que tampoco hablaba español y que no entendía el inglés con el que le estaban hablando. Asimismo, dijo que él no estaba en casa a la hora de los hechos y que los Burroughs estaban en su casa visitando a Herman, amigo en común.
Admitió ver llegar a Joan a su casa a mediodía, unos minutos más tarde llegó William y como él tenía cosas que hacer, salió de casa. Por su parte, Herman dijo que él no sabía de lo que le estaban hablando y que él no había visto nada. La nula cooperación de ambos testigos dificultó el proceso en contra del acusado.
EL UNIVERSAL visitó el lugar de los hechos e informó a sus lectores que entre los vecinos de la zona empezaba a circular la versión de que la tragedia había sido ocasionada por celos; ya que Joan acostumbraba visitar a Healy en su departamento. A la vez, se describió el interior del sitio:
“Sobre el sillón donde cayó herida mortalmente Joan, había un coágulo de sangre: en el suelo, tres ceniceros completos con colillas, uno más sobre una mesa en la que se veían tres vasos conteniendo residuos de licor, revistas norteamericanas, dos velices [maletas] en un sofá y una pequeña petaquilla de mimbre. En una mesa grande, de comedor, había cuatro botellas de ginebra “Oso Negro”; unos diez o dos vasos sucios con residuos de licor; una pistola Star calibre 380; más colillas de cigarros en los ceniceros y tirado en el suelo, el vaso que servía de manzana al moderno Guillermo Tell. En un closet, no menos de treinta botellas vacías.”
En una nota del periódico EL PAÍS del 18 de julio de 2015, escrita por el reportero Jan Martínez Ahrenz, se dice que “tras la detención, la familia de Burroughs, nieto del millonario inventor de la máquina calculadora, se movilizó para salvarle. El hermano se desplazó a la Ciudad de México y logró, posiblemente con sobornos, que saliera bajo fianza.
“En 1953, dos años después de quedar libre bajo fianza, el proceso se cerró con una condena de suspenso de dos años por homicidio”.
En la imagen se puede ver la cercanía entre el sitio donde falleció Joan Vollmer y la casa de transición del Presidente Electo.
“Tras los pasos de William Burroughs en México”
William Burroughs fue un escritor reconocido a nivel mundial, en el mes de su nacimiento el Instituto Nacional de Bellas Artes solía organizar un recorrido literario llamado “William Burroughs en la colonia Roma, la gestación de un escritor visionario”, dirigido por el narrador y periodista J.M. Servían.
Cartel publicitario sobre el recorrido “William Burroughs en la colonia Roma, la gestación de un escritor visionario”, del INBA.
Durante el recorrido se visitaban los lugares de la colonia Roma donde radicó el escritor y que a futuro retomó como escenarios de sus novelas; entre los inmuebles por los que se transitaba eran: su primer domicilio ubicado, en una calle cerrada sobre Medellín, también su segunda casa sobre Orizaba en la que también vivió, a unas casas de distancia la del también escritor y su amigo, Jack Kerouac.
También pasaban por el sitio donde estaba el bar “KuKu”, donde el escritor disfrutaba de la noche en compañía de sus conocidos y amigos y por último, el edificio donde Burroughs mató a su esposa.
“Se trata de un relato parcialmente autobiográfico, escrito durante un periodo de desintoxicación, en el que da cuenta de las experiencias de William Lee (seudónimo de Burroughs) con las drogas, y como marco, una Ciudad de México delirante, bulliciosa, llena de inadaptados y viciosos. (...) Este recorrido es un viaje al pasado en una ciudad viva, permisiva bulliciosa y con un enorme acervo cultural que fue polo de atracción para muchos artistas importantes hasta hoy en día”, señalaba J. M. Servín en aquella época.
En la foto principal se observa a Burroughs rindiendo su declaración sobre la muerte de su esposa. Archivo Hemerográfico EL UNIVERSAL.
La comparativa actual es cómo luce hoy la entrada del edificio donde ocurrieron los hechos, aquel 1951 en la colonia Roma.
Fuentes:
Archivo Hemerográfico EL UNIVERSAL. Artículo “Tras los pasos de William Burroughs en México” de EL UNIVERSAL. Página oficial del Instituto Nacional de Bellas Artes.