De Marlene Correa
En los pinos se escuchaba una
risita a lo lejos, era la calaca que
anunciaba ya muy fuerte su llegada.
Enriquito, Enriquito, ¿Dónde estás
Peña Nieto? Pues por tí he venido,
aunque no estés muy contento.
La calaca lo encontró muy
tranquilo en la oficina, Peña Nieto le
invito muy amable una silla,
calaquita bienvenida pero no podré
acompañarte, pues el deber me
llama, y eso es punto y aparte.
Peña Nieto contesto a la huesuda
condenada, le pertenezco a mi
nación y eso no tiene apelación.