Por primera vez, desde que inicio la pandemia, un estudio sobre el Covid-19 desentraña qué ocurre con las diferentes respuestas inmunitarias durante la enfermedad, pues si bien la mayoría de las personas atraviesan la infección de manera leve, algunos pacientes experimentan sintomatología grave y los investigadores lucha por descubrir el motivo.
El trabajo fue liderado por el Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) , en España. Este esfuerzo consistió en un estudio multifactorial. Los expertos no sólo analizaron los anticuerpos desarrollados en la sangre de los pacientes, sino que se interesaron por conocer qué ocurría en los pulmones de los dolientes.
Para estos efectos, los investigadores del Departamento de Enfermedades Infecciosas, del VHIR, realizaron biopsias pulmonares a siete pacientes de los 46 estudiados, que por su estado convaleciente requirieron de hospitalización.
Los resultados, publicados en “Nature Communications” , demostraron que las personas que han padecido la enfermedad resguardan un conjunto de células T de memoria en los pulmones.
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Esta clase de células se forman después de la infección primaria. Su importancia estriba en que son capaces de alterar, favorablemente, la respuesta inmunitaria y favorecer al cuerpo humano frente a su encuentro con futuras enfermedades infecciosas.
De acuerdo con los expertos, los anticuerpos desarrollados por las células T, luego de la recuperación del Covid-19, prevalecieron a larga duración, permitiendo que el cuerpo humano de los pacientes luche contra una posible reinfección. Dichas células permanecieron en estos órganos por más de 10 meses, una temporada de tiempo relativamente extensa.
Además, los investigadores descubrieron que el número de linfocitos T , como también se le conoce a estas células, desarrollados durante la respuesta inmunitaria, se asociaron a la evolución clínica de los pacientes.
Las personas con insuficiencia respiratoria, que tuvieron que ser hospitalizadas, presentaron niveles más altos de las citosinas IFNg e IL-4 , mientras que aquellos con síntomas más leves tenían más IL-10. Estas están encargadas de activar la respuesta celular del cuerpo humano.
“La IL-10 es una citocina que podría tener un papel importante para controlar la inflamación. Si va acompañada de una respuesta antiviral, la IL-10 crea un ambiente que favorece que se resuelva la infección sin promover una inflamación exagerada, que se asocia a la gravedad de la Covid-19”, explicó Meritxell Genescà, autora principal del trabajo.
La científica del VHIR también señaló que los pacientes más graves albergan una cantidad menor de linfocitos T. Esto se debe a que muchas de estas células mueren por la sobreestimulación, producto de la respuesta inflamatoria. La muerte ocurre en las células que producen la IL-10. Como consecuencia, el escenario clínico del paciente se deteriora.
¿Cómo fue posible que las células T viajarán de la sangre hacia los pulmones?
Los estudiosos observaron que los linfocitos activados , durante una infección del SARS-CoV-2 , cuentan con marcadores que los instruyen para desplazarse desde la sangre hacia los pulmones.
Este hallazgo -revelaron los especialistas- será de ayuda en caso que el paciente presente una reinfección del SARS-CoV-2. De esta manera, los médicos se concentrarán en localizar la cantidad de anticuerpos en el área correcta, es decir, en los pulmones.
“El tracto respiratorio es la vía de entrada del virus, por tanto, estas células darían una respuesta mucho más rápida y eficiente, esencial para limitar su propagación y la enfermedad”, añadió Genescà.
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En consonancia, María José Buzón, integrante del VHIR, destacó que “para saber si una persona tiene memoria inmunitaria o no ante una infección, analizar anticuerpos o células de la sangre no nos da toda la información, ya que también es importante la presencia de linfocitos T residentes de memoria en el pulmón”.
Pese a que este hallazgo sofisticará el estudio de los efectos del Covid-19 en la especificidad de cada sistema inmune, los expertos reconocieron que el identificar los linfocitos resguardados en los pulmones no será una tarea fácil, pues se requiere de biopsia para detectarlos, un proceso altamente invasivo.
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