El camino ha sido largo y la lucha contra el sida aún no termina. Las cifras de ONUSIDA son contundentes: 91.4 millones de personas se han infectado con el desde el comienzo de la epidemia y 44.1 millones de personas han muerto por enfermedades relacionadas. El desarrollo de una vacuna eficaz contra el VIH sigue siendo uno de los grandes retos en investigación médica a nivel global.

A pesar de los grandes avances en la comprensión de la biología y patogénesis del virus, aún hay factores que han dificultado este desarrollo, como la diversidad genética del virus, las altas tasas de mutación y su capacidad para establecer reservorios latentes. Las llamadas vacunas en mosaico tuvieron una eficacia muy limitada y ahora se prueba con la tecnología de ARNm (la que ayudó a diseñar las vacunas más vanguardistas contra el Covid-19) para inducir anticuerpos ampliamente neutralizantes que han demostrado ser prometedores.

Por otra parte, el desarrollo los tratamientos de acción prolongada han abierto nuevas puertas para combatir al virus, como el caso del lenacapavir, un medicamento para tratar el VIH y prevenir su infección (PrEP) que funciona como un inhibidor de la cápside del virus. La (OMS) y la FDA han respaldado la aprobación de este medicamento para la prevención. Se administra en dos dosis al año y se ha demostrado que reduce el riesgo de transmisión en más del 99.9% en estudios clínicos.

Lee también

Precisamente el primero de diciembre es uno de los días clave para recordar el impacto de la pandemia del VIH-sida y hablar acerca de los avances y retos aún pendientes. El lema de este año del Día Mundial contra el Sida es: “Superar las disrupciones, transformar la respuesta”. Esta frase es un llamado contundente para que la comunidad internacional se una para para cerrar las brechas entre los diversos países en los servicios de prevención y tratamiento del VIH, así como eliminar las barreras legales y sociales.

Para ONUSIDA, los servicios comunitarios, vitales para llegar a las poblaciones marginadas, están siendo relegados, mientras que el aumento de leyes punitivas que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo, así como el uso de drogas, está amplificando la crisis. Además, los recortes al financiamiento estadounidense que ha decretado Donald Trump están impactando en la lucha mundial contra el VIH-sida.

El llamado de la historia

La historia de la medicina mundial se cimbró el 5 de junio de 1981 cuando los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos publicaron el primer informe oficial de lo que se conocería después como la epidemia del VIH. El informe describía el caso de cinco jóvenes de Los Ángeles, hasta entonces sanos, que padecían una neumonía poco común, lo que fue el primer diagnóstico médico de la epidemia emergente.

Lee también

En 1983 se da la primera definición de sida (síndrome de la inmunodeficiencia adquirida): “una enfermedad que predice, al menos de forma moderada, un defecto en la inmunidad mediada por células, que se presenta en una persona sin causa conocida de disminución de la resistencia a dicha enfermedad". Los pasos para ir desentrañando la enfermedad fueron lentos. Hasta dos años después se detectó que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) como la causa, según científicos del Instituto Pasteur.

El reconocimiento a los encargados de desenmascar al virus llegó veinticinco años después. El 6 de octubre de 2008, los profesores Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier fueron galardonados con el Premio Nobel de Medicina por su labor en la identificación del retrovirus responsable del sida. Más vale tarde que nunca, pero finalmente los reconocimientos no han sido el motor para los avances.

El año de 1990 marcó un punto de inflexión importante con la terapia antirretroviral (TAR), como se conoce a los medicamentos que actúan suprimiendo el virus del VIH. El TAR ha evolucionado desde el tratamiento inicial con un solo fármaco hasta la práctica actual de terapias combinadas de alta potencia con regímenes más simplificados, menos tóxicos y que permiten a las personas con VIH llevar una vida larga y normal.

Lee también

Los avances clave fueron incluyendo el descubrimiento de que la combinación de tres o más fármacos era más eficaz, el desarrollo de nuevas clases de medicamentos como los inhibidores de la proteasa y de la integrasa, así como la creación de formulaciones de una sola píldora que mejoran la adherencia. Cuatro décadas y media después de la aparición del sida, un tratamiento exitoso puede llevar a una carga viral indetectable, lo que no solo mejora la salud del paciente, sino que también previene la transmisión.

Según datos de ONUSIDA, el 77% de las personas con VIH en 2024 tenía tratamiento anirretroviral, pero aún hay más de nueve millones de personas sin esta posibilidad. La mayoría de las personas con VIH se encuentran en países de ingresos bajos y medios, y las mujeres y niñas representan el 53% de ellas.

África subsahariana es la región que sigue siendo la más afectada por la epidemia y, en algunos países de esta área geográfica, el VIH-sida aún es la principal causa de muerte. UNICEF alertó de que los avances logrados en las últimas décadas están en riesgo debido a los recortes en financiamiento que han afectado la capacidad de los países para sostener servicios de salud esenciales.

Lee también

Los reportes señalan que aún falta mucho por hacer para alcanzar el objetivo de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de poner fin al sida para 2030, pues dado el entorno actual, se necesita un nuevo enfoque para mitigar los riesgos y alcanzar objetivos. En este sentido, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) coincidieron en advertir que el mundo podría retroceder décadas en la respuesta al VIH si no se actúa con urgencia, sobre todo en la protección de niños, adolescentes y poblaciones clave en América Latina y el Caribe.

Cifras, tratamientos y vacunas

Según las cifras más recientes de la ONU, en 2024, había 40.8 millones de personas viviendo con VIH. Las cifras de nuevos casos y muertes relacionadas, aún distan mucho de ser las esperadas, sobre todo considerando el objetivo mundial de 2030. Si bien es cierto que las nuevas infecciones por VIH se han reducido en un 61% desde el pico alcanzado en 1996, el año pasado se registraron 1.3 millones de personas infectadas.

Las muertes relacionadas con el sida se han reducido en un 70% desde el pico alcanzado en 2004 y en un 54% desde 2010. En 2024, alrededor de 630 mil personas murieron por enfermedades relacionadas con el sida en todo el mundo, en comparación con 2.1 millones de personas en 2004 y 1.4 millones de personas en 2010. En el caso de Latinoamerica, organizaciones como la OPS han alertado que uno de cada tres diagnósticos en la región ocurre tarde, cuando el sistema inmunitario ya está gravemente comprometido, lo que significa un retroceso en la lucha contra la enfermedad.

Lee también

En México, según cifras del Sistema de Vigilancia Epidemiológica del VIH, alrededor de 17 mil casos se han registrado en lo que va del 2025. Cinco estados concentran la mayor tasa de casos nuevos este año: Quintana Roo, Baja California Sur, Yucatán, Colima y Tabasco.

Es así que se vuelve prioritario enfatizar la detección en los mermados sistemas de salud latinoamericanos, también para que los avances científicos se materialicen como una realidad para todos en un futuro cercano. El lenacapavir aún no está disponible de manera generalizada en México. Aunque la OMS ha recomendado su uso para la prevención del VIH, su alto costo y la exclusión de México de los acuerdos para genéricos limitan su acceso en el país en este momento.

La realidad se impone, pero los esfuerzos en los laboratorios de todo el mundo no cesan. Además de lenacapavir, hay otras terapias innovadoras basadas en edición genética como EBT-101 que están en ensayos clínicos. Este tipo de tratamiento utiliza la herramienta de edición genética CRISPR/Cas9 para encontrar y cortar el ADN del VIH-1 integrado en el genoma de las células.

Lee también

Otros progresos notables incluyen la investigación en terapias celulares con células CD8 modificadas. Un equipo de investigadores de EU ha comprobado que el uso de células T CD8+ modificadas genéticamente puede reducir a la mitad el número de células que contienen ADN del VIH intacto, lo que se conoce como reservorio viral. Este avance se presentó en la XIII Conferencia Científica sobre el VIH de la Sociedad Internacional del Sida (IAS 2025).

Los científicos han descubierto nuevas pistas sobre cómo el VIH controla su estado latente, lo que podría abrir puertas a futuros tratamientos para erradicar el virus de forma más efectiva. Lejos de los laboratorios, en la realidad cotidiana, la lucha se concentra en un diagnóstico más efectivo y como lo subraya el lema de este año: que el camino no presente obstáculos para acabar con una epidemia que sigue latente.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses

[Publicidad]