Todos los virus mutan con el paso del tiempo, pero la mayoría de los cambios tienen escaso o nulo efecto; sin embargo, algunos se vuelven más importantes o se suman originando variantes que pueden influir en su facilidad de propagación, gravedad de enfermedad asociada o eficacia de las vacunas.

La aparición de variantes que suponían un mayor riesgo para la salud pública mundial, ocasionó que se empezaran a utilizar categorías específicas como: variante de interés (VOI) y variante preocupante (VOC). Se eligieron las letras del alfabeto griego para evitar estigmas sobre los países donde son detectadas. Las cuatro variantes de preocupación son Alfa, Beta, Gamma y Delta. Esta última es la que enciende las alarmas en la actualidad por su reforzada capacidad de contagio, que según datos de la OMS se calcula en más de un 60% en comparación al virus original. Este comportamiento pone nuevamente a prueba a los sistemas de salud, y particularmente, los de países con un bajo índice de vacunación.

El doctor Alejandro Sánchez Flores, encargado de la Unidad de Secuenciación Masiva y Bioinformática del Instituto de Biotecnología de la UNAM y miembro del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, aclara que las variantes tienen un comportamiento diferente dependiendo de la población. La variante Delta fue detectada a finales del año pasado en India, donde su presencia en la actualidad ronda 90% de nuevos casos en este país, al igual que en otras naciones como Singapur, Reino Unido y Rusia.

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El especialista explica que en Reino Unido ya habían sufrido un desplazamiento por Alfa, la primera variante en que se empezaron a notar cambios importantes, mutaciones que le confieren al virus una transmisión más rápida y escape a la neutralización de anticuerpos, según algunos casos observados en experimentos in vitro. Sánchez señala que estas son las características que hacen que una variante se le denomine “de preocupación”, pues cuando la gente vacunada se infecta esto sugiere una preocupación particular, como en el caso de Reino Unido con un alto índice de vacunación que ronda 60% y con un gran número de casos de la variante Delta. “Esto establece una posible relación de que está escapando al sistema inmune, pero esto no solo habla del virus, sino del comportamiento de una población y cómo se provocan estas transmisiones”.

La eficacia de las vacunas es un valor que se calcula a nivel poblacional. El especialista dice que no pueden ser catalogadas de manera individual; el porcentaje se refiere a un promedio poblacional de no infectarse, pero no depende solo de la vacuna, no es un blindaje contra el virus. La posibilidad de entrar en contacto con el virus permanece y si bien las vacunas permiten que se neutralice más rápido, con las nuevas variantes esta neutralización se verá afectada.

“En los experimentos en laboratorio, los anticuerpos no reconocen de la misma forma al virus, es así que ese armamento ya no es tan efectivo; sin embargo, hay otro tipo de respuesta inmune que genera la vacuna que es por células T, que sigue siendo efectiva y de cualquier forma el organismo va a crear los anticuerpos necesarios para neutralizar a la variante. “Después de que se aplica la vacuna, el organismo necesita tiempo para generar una respuesta inmune adecuada. Esto es lo que pasa en Reino Unido con la gente que se infecta: los que tienen un esquema completo de vacunación no están llegando a la hospitalización. El verdadero problema es para los que tienen una sola dosis o no están vacunados”.

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Recuerda que esta supremacía de una variante ya pasó en México con el linaje B. 11.519, que desde octubre se expandió por todo el país y fue la responsable de la ola de diciembre. La ONU no la catalogó como variante de interés porque a pesar de haberse observado en EU y en México, no tuvo brotes importantes en otros sitios, solo en algunos lugares de Europa, como Dinamarca. “En México ese linaje ya está siendo desplazado por otros, y aunque aún no es la variante Delta, en un futuro cercano podría serlo. Las que más se encuentran en el país son las variantes Alfa y Gamma”. Alrededor del 10% de los nuevos casos del SARS-CoV-2 en México son identificados como Delta, según el sistema GISAID, iniciativa de ciencia global que proporciona acceso abierto a datos genómicos del coronavirus responsable de la pandemia de Covid-19.










 

Seguir la huella del virus

El doctor Sánchez Flores forma parte del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, formado por instituciones académicas y gubernamentales para caracterizar la diversidad del virus SARS-CoV-2 y su dispersión y evolución en el país. Su  objetivo también es informar de manera oportuna sobre la circulación de variantes virales con mutaciones que tengan el potencial de afectar su transmisibilidad o virulencia. A través del sitio MexCov2 se concentra y analiza la diversidad del genoma de las variantes del virus SARS-CoV-2 que circulan en el territorio nacional, información que posteriormente se comparte con instancias internacionales.

Las llamadas variantes de preocupación ya están circulando en México, pero se vigila su comportamiento en las poblaciones. “Si bien es cierto que las variantes nos pueden poner en una situación de ‘volver a empezar’,  la diferencia son las vacunas y más conocimiento del virus. La vacuna nos protege de no llegar a la muerte, pero aún estamos en 12% de la población con esquema completo y un poco más de 20 % con una sola dosis administrada”. Asegura que con el movimiento de las nuevas variantes, ni un 60-70 % sería suficiente. “Se debe llegar a un 87% de vacunados lo antes posible”, subraya. La OMS advierte que los países con menores tazas de vacunación serán los más afectados. En Uganda, por ejemplo, se le atribuyen a Delta el 66% de las enfermedades graves en personas menores de 45 años.

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Sánchez señala  que otro cuello de botella son los eventos de supercontagio. “Estos eventos son evidentes en diferentes partes del mundo, por ejemplo, es muy posible que una festividad masiva en el rio Ganges con más de un millón de personas reunidas haya provocado la gran ola que vivieron recientemente porque cada una de estas personas, podría infectar a 400 personas más al cabo de quince días”. Especifica que no quiere decir que todas se hayan infectado, pero es un aproximado para analizar la magnitud. “Posiblemente 70% no tengan sintomatología grave, pero con un 30% que sí lo tenga, basta para colapsar un sistema de salud”.

El especialista puntualiza que, sin embargo, no se necesita un aglomerado tan masivo para desatar supercontagios. “Es importante recordar que la vacuna es solo uno de los elementos: cubrebocas, sana distancia e higiene no se pueden descuidar. Se tienen que evitar espacios cerrados altamente concurridos y mal ventilados. Este es el modelo del queso suizo, lo cortas y tiene hoyos, pero cuando cortas varias rebanadas y las juntas, posiblemente el virus pase una capa, pero no la siguiente, así que entre más laminas, hay menos posibilidades de infección”.

En el periodo vacacional, los riesgos de supercontagios entre la población más joven están más latentes. “No por pasar por un tapete sanitizante, utilizar gel y medirte temperatura, puedes estar encerrado en un lugar varias horas. Ya está habiendo repuntes importantes en varios estados. Diez de los 14 estados con repuntes tienen playas y lugares turísticos con gran afluencia nacional y extranjera sin tener cercos sanitarios”.

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Para el especialista, otro evento de riesgo de supercontagios podría suceder con el regreso presencial a clases.  “Los esquemas híbridos pueden funcionar bien, siguiendo el ejemplo de otros países donde ya los han aplicado con éxito, como el llamado 4-10, aplicado con éxito en Israel y Suecia. Partiendo de pruebas a todos, se asignan cuatro días de clase  y diez en casa”. Explica que así los días que asistan a la escuela, tienen más probabilidades de no ser infectivos, en caso de algún contagio.

En un futuro cercano, dice Sánchez Flores, ante las variantes del virus, los refuerzos de las vacunas tendrán que ser de tecnologías diferentes para potenciar su impacto, por ejemplo las de adenovirus con las de ARN o de proteína recombinante. Por otra parte, los menores de edad tendrán que ser incorporados a los esquemas; los laboratorios ya están apresurando este proceso y de hecho Pfizer anunció que en diciembre tendrán lista una vacuna para niños de seis meses a 12 años.  Advierte que el reto del gobierno será ir programando una estrategia para esta nueva etapa. “El gobierno tiene que estar muy en contacto con los científicos para recibir estas sugerencias, para tomar la mejor decisión de un problema de salud, pero donde los acuerdos económicos y de logística serán fundamentales”. 

10% de los casos nuevos de SARS-CoV-2 en México, aproximadamente, son identificados como Delta.

Frase

“No por pasar por un tapete sanitizante, utilizar gel y medirte temperatura, puedes estar encerrado en un lugar varias horas”. Alejandro Sánchez F. Instituto de Biotecnología UNAM