En las alturas de la meseta tibetana, a 4 mil 600 metros de altitud, se encuentra Nwya Devu, el yacimiento paleolítico situado a mayor altitud, descubierto en 2013 durante las investigaciones arqueológicas en la región del Changtang al norte del Tibet en China.
Esta semana se publicó los últimos resultados del análisis de los restos hallados durante las excavaciones arqueológicas , que revelan nuevos datos sobre la edad y el modo de vida de los primeros humanos en alcanzar las alturas del techo del mundo.
Hasta ahora, anteriores estudios habían situado la aparición de los primeros tibetanos en hace unos 11 mil años. Sin embargo, el nuevo análisis data los restos encontrados en la exploración en hace entre 40 mil y los 30 mil años de antigüedad, durante el Pleistoceno.
“Hemos demostrado que el humano consiguió llegar antes a la meseta tibetana que a la cordillera andina, batiendo así un nuevo récord en la conquista prehistórica por los entornos de gran altitud”, asegura Xiaoling Zhang, investigador principal del estudio y científico en el Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de la Academia China de las Ciencias.
Además, los restos encontrados por Zhang y su equipo también detallan algunas de las costumbres de estos primeros colonizadores . “Entre ellos, encontramos una amplia gama de artefactos de piedra, incluyendo cuchillas líticas avanzadas, que sugieren que el lugar fue utilizado como un taller de fabricación de herramientas”, señala el grupo de autores.
Por otro lado, los utensilios encontrados se asemejan a tecnologías halladas en yacimientos arqueológicos de Siberia y Mongolia , que datan también del periodo Paleolítico Superior Temprano. En este sentido, los expertos plantean la posibilidad de que ya hubiese interacciones entre los primeros humanos del Tibet y Siberia , hace al menos 40 mil años.
Aclimatación a la falta de aire
La temprana colonización de las elevadas zonas de Bután, China, India y Nepal siempre ha resultado un tema de interés para la comunidad científica, pues supone un gran esfuerzo para el ser humano adaptarse a tales condiciones ambientales.
Es sabido que al superar los 2.100 metros de altura, el cuerpo humano se expone a un ambiente con cambios de temperatura, humedad y presión extremos. Uno de los mayores efectos de este entorno es el estado de hipoxia, que reduce la cantidad de oxígeno en sangre, creando una deficiencia en el metabolismo.
No obstante , se ha observado en las poblaciones tibetanas actuales ligeras variaciones genéticas que determinan una adaptación específica a la exposición constante de estas condiciones. Estas comunidades poseen una proporción mayor de una región del gen ESPA1, asociada a una mejora en la producción de glóbulos rojos y el transporte del oxígeno.
Este particularidad también se ha observado en antiguas comunidades de denisovanos, una especie de Homo que habitó en Siberia durante la prehistoria. Según Zhang y su equipo, “esta coincidencia nos hace pensar que las relaciones que tuvieron lugar hace más de 30 mil años entre las comunidades de denisovanos y humanos modernos permitieron que estos primeros hombres colonizaran la meseta tibetana”.