”No lo pensé, simplemente dije que sí”, afirma Arianna. Su hermano empezó a lucir desmejorado. Ella le preguntaba la razón una y otra vez, pero cuando se veían él solo decía que tenía mucho trabajo y no había dormido lo suficiente. Hasta que ya no pudo esconder su condición y confesó que tenía enfermedad renal crónica. Había empezado la diálisis y estaba en la lista de espera para una donación de riñón. El médico le había dicho que su condición era muy delicada y los tiempos de espera eran largos. Arianna lanzó un contundente “sí”. Fueron compatibles y el trasplante fue un éxito. Han pasado diez años y para Arianna fue la mejor decisión que ha tomado en su vida.
A nivel mundial, la OMS estima que cada año se necesitan más de 1.2 millones de trasplantes de órganos en todo el mundo, pero sólo realizan alrededor de 135 mil. Un trasplante es la intervención quirúrgica que posibilita sustituir o transferir un órgano o tejido de un individuo a otro. Una de las principales causas de que una persona requiera un trasplante es por una enfermedad progresiva que afecta órganos y tejidos. El compromiso de donación se hace en vida y no existe límite de edad, siempre y cuando los órganos y tejidos estén sanos. La donación y el trasplante permiten que una persona con un padecimiento irreversible pueda mejorar su calidad de vida e incluso, en algunos casos, representa la única vía para conservar la vida.
En México, cada 10 minutos una persona se suma a larga lista de espera de un órgano o tejido, según el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA). La donación de órganos y tejidos procede fundamentalmente de donantes fallecidos por muerte encefálica. El cerebro deja de funcionar, pero los órganos aún mantienen su vitalidad debido a que el donante se encuentra conectado a máquinas que sustituyen la función del cuerpo por un período de tiempo limitado; por ello, se actúa con rapidez para hacer los trasplantes.
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Los órganos y tejidos de la persona pueden salvar ocho humanos y mejorar la calidad de vida de 75 más; pero, sólo tres de cada mil personas fallecen en condiciones aptas para la donación, ante más de 21 mil pacientes que requieren algún trasplante, por eso también hay donantes vivos de órganos (riñón, segmento hepático) y tejidos (sangre y sus derivados, progenitores hematopoyéticos, sangre de cordón umbilical, cabezas femorales).
En México, a pesar de los esfuerzos, pocos órganos y tejidos son donados y diario mueren 20 personas que esperaban un trasplante.
A finales de septiembre se conmemoró en México el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos, pero el 14 de octubre hay un llamado mundial para subrayar la concientización sobre esta tarea. España es el líder internacional en donación de órganos desde hace 32 años, según el último informe del Observatorio Mundial de Donación y Trasplantes. Encabeza la donación internacional con 49.4 donantes por millón de habitantes, le sigue Estados Unidos, con 48 donantes por millón.
Retos inminentes
Estimaciones del Registro Nacional de Trasplantes establecen que el órgano con más demanda es el riñón. En nuestro país alrededor de 16 mil 392 pacientes están en lista de espera, mientras casi 4 mil esperan una córnea y 210 un hígado. Esta última donación también es posible mediante el trasplante de donante vivo. Para ello se extirpa una sección del hígado de una persona viva y sana y se usa para reemplazar el hígado enfermo del paciente. El hígado vuelve a crecer, tanto en el donante como en el receptor, pero aún sigue habiendo muchos riesgos para quien dona.
El doctor Antonio Mares, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM señala que aún existen muchas razones por las que la gente no dona y tienen que ver con la falta de información y sensibilización. “La donación cadavérica sería el primer objetivo y para esto es necesario tener información clara que hable sobre el impacto de esta acción y rompa tabúes”. Dice que el primer paso es compartir con los seres cercanos el deseo de ser donador para que en caso de un deceso se informe correctamente sobre la tarjeta: 'Soy donador', que es el documento que apoya y respeta esa decisión. “La Ley General de Salud obliga a todas las entidades a tener regulación y trazabilidad sobre donador y persona que recibe cierto órgano y tejido”.
Mares explica que la prioridad es fortalecer la donación cadavérica porque para un donante vivo siempre hay riesgos, y aunque cada vez son menos, no se está exento. Señala que el avance de las técnicas quirúrgicas y el manejo inmunológico han permitido un mayor éxito en los trasplantes y los nuevos retos es fortalecer el marco regulatorio con un sistema más robusto de información inter institucional. “Tener mejores sistemas de información es el gran activo en la actualidad. Ampliar la información, aumentaría las certezas de compatibilidad entre receptor y donante”.
Explica que lo ideal sería tener información actualizada en tiempo real para lograr empalmar las características en forma virtual y garantizar que la donación funcione por años. “Más asignación de recursos para consolidar un mejor sistema de información garantizaría un mejor empleo de la histocompatibilidad”, señala refiriéndose a la rama de la Inmunología que estudia las determinantes genéticas en el rechazo del trasplante de órganos y tejidos por su alto grado de inmunogenicidad.
El futuro de los trasplantes
Mares dice hay experimentos con nuevas tecnologías que podrían brindar alternativas para generar nuevos órganos y tejidos como la medicina regenerativa y la terapia celular. La medicina regenerativa son tecnologías destinadas a restaurar, reparar o reemplazar tejidos en el cuerpo humano. Con la ingeniería de tejidos se están logrando implantes que áun se encuentran en modelos preclínicos. En algunos centros clínicos de vanguardia como el Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa en EU se utilizan bioimpresoras 3D con células del paciente para imprimir nuevos tejidos y órganos.
Mares también sitúa en estas posibilidades futuras a los trasplantes entre especies. En la década de 1980 la ciclosporina, un inmunosupresor que reduce el rechazo de los órganos, fue un antes y un después en los trasplantes. Ahora, la técnica Crispr-Cas para realizar ediciones genéticas en el ADN podría ser el hito clave en la evolución de los xenotrasplantes, que podrían proveer un suministro ilimitado de órganos y bajar tiempos de espera.
Un xenotrasplante es un procedimiento de trasplante de células, tejidos u órganos de un animal a un ser humano. Una técnica experimental que se utiliza cuando no es posible obtener un trasplante de un donante humano, ya sea por escasez de órganos o incompatibilidades inmunológicas. El camino es largo.
El logro más reciente fue hace un par de años cuando se realizó el primer trasplante de corazón de un cerdo a un humano, quien sólo sobrevivió un par de meses; sin embargo, abrió la puerta a nuevas posibilidades. Para que los xenotrasplantes sean una realidad en la práctica clínica, se deben resolver barreras inmunológicas, fisiológicas y el riesgo de xenozoonosis.
Para que sean una realidad cercana para todos, el horizonte es lejano, por lo pronto la donación a través de un órgano se vuelve lo más real y alcanzable: un acto de solidaridad que desafía las fronteras de la vida.