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El proyecto internacional Mascot , que estudia a gran escala el gas frío de las galaxias , un elemento esencial para entender cómo funciona su evolución, ha publicado sus primeros datos, los cuales sugieren que estas se “apagan” de dentro hacia afuera.
Mascot, impulsado por el Observatorio Europeo Austral (ESO), ha observado ya en detalle más de doscientas galaxias.
Las galaxias suelen catalogarse en azules, donde se forman estrellas, y rojas, que están apagadas y en las que apenas surgen. Algunas pocas tienen características intermedias y se localizan en el llamado “valle verde”.
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Si el proceso de evolución galáctica fuera una simple cuestión de agotamiento del gas, tendría que haber muchas más galaxias en el "valle verde", por lo que debe haber un mecanismo que detenga la formación de estrellas y haga que la transición del azul al rojo sea relativamente rápida, según Sara Cazzoli, investigadora del español Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), que participa en el proyecto.
Los primeros datos de Mascot indican que, al relacionar la masa del gas molecular con las edades estelares, las galaxias con menos gas tienden a mostrar poblaciones estelares más viejas cerca del centro galáctico, lo que constituye un indicio de que el apagado de las galaxias, o el cambio de azul a rojo, se produce desde dentro hacia afuera.
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Para explicar este enfriamiento se está explorando la retroalimentación debida a la actividad de los agujeros negros supermasivos y/o a la formación violenta de estrellas, procesos que pueden desencadenar la formación de grandes movimientos de gas (supervientos galácticos) y calentar así el medio interestelar frío.
De esta manera "se ralentiza o, en los casos más extremos, cesa la formación de estrellas, primero en el centro de las galaxias y luego en las zonas más periféricas”, apunta Cazzoli.
El estudio Mascot se realiza en el Radio Observatorio de Arizona (ARO), una antena de doce metros capaz de detectar el gas frío.
melc