Para entender con precisión el trabajo académico y universitario que por más de 55 años ha realizado el científico Roberto Escudero Derat (Parral, Chihuahua, 30 de junio de 1943) es necesario conocer su laboratorio, visitar su oficina y sentarse a platicar con él frente a frente.
El físico egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM se toma su tiempo para explicar las cosas, detalles, incluso su más reciente galardón, el Premio Nacional de Ciencias 2022, en el área de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, del cual se siente orgulloso y contento.
Pero esa alegría no le impide ser crítico con las instituciones públicas, con la política científica y sus actores, desde el nuevo Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt) y su directora, María Elena Álvarez-Buylla, hasta al presidente Andrés Manuel López Obrador.
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En entrevista con EL UNIVERSAL en su laboratorio del Instituto de Investigaciones en Materiales, en CU, Escudero Derat explica sus pasos en la ciencia, especialmente en el estudio de los superconductores, disciplina de la Física que lo ha llevado a recorrer el mundo y a escribir más de 150 artículos.
Entre risas y bromas, dice sentirse “un poco” arrepentido de regresar a México a hacer ciencia por el poco apoyo que recibe la investigación en el país desde hace varias décadas.
Cuenta que la clave para que tengamos oportunidades de enfrentar las futuras adversidades es la educación. Escudero Derat es pionero en el estudio de los superconductores y, antes de la entrevista, mostró a este diario su experimento de levitación de un tren pequeño, que realiza con tres imanes con un alto grado de magnetismo.
El físico, también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), agrega un elemento en extremo frío que funciona como superconductor (nitrógeno) a un tren de juguete que es afectado por el superconductor y que, al reaccionar al magnetismo, levita sobre los imanes.
“A pesar de los años, me encanta este experimento, que los jóvenes se sorprendan al ver algo levitar”, relata al recorrer su laboratorio, el cual cuenta con las mejores máquinas para trabajar con bajas temperaturas, algunos magnetómetros y licuefactores, piezas únicas en México.
¿Cómo llega este premio a su carrera?
Es una gran distinción, es la primera vez que concurso para este premio; yo no me propuse, me propusieron personas del Instituto de Investigaciones en Materiales, específicamente conocidos del Consejo Interno. Honestamente pensé que nadie votaría por mí, pero aquí están los resultados. Le confieso que yo soy muy peleonero, me gusta defender mis ideales y hasta tengo sanciones. Dirán que es porque siempre levanto la voz o porque, por ejemplo, me importa un carajo pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores, o porque, en los tiempos de hoy, ya no sé qué pensar de AMLO y su gobierno. Pero, le sigo contando, yo me peleo con mucha gente, y uno de esos tantos le dijo al director de este Instituto que yo no merecía el Premio por mi forma de ser, sin embargo, el director le respondió que el premio no es cuestión de personalidad, sino académica. Mis investigaciones hablan por mí.
¿Los otros investigadores lo han felicitado?
Eso es un tema particular. Me llevo bien con mucha gente a pesar de pelear con tantos otros, sin embargo, puedo decir que más de la mitad de la gente del Instituto me ha felicitado, también de la UNAM, del Instituto de Física, eso está bien; quien realmente me importa que me felicite y aprendan de mí son todos mis estudiantes, yo vivo para ellos y para dar clases.
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¿Ahora se dedica a enseñar a las nuevas generaciones?
Me dedico a investigar y a enseñar, no olvides poner eso en tu nota. Te comento que soy profesor emérito, al serlo ya no tengo obligación de dar clases, pero me aferro a ello sin dudarlo. Incluso me han dicho que imparta solamente una clase, que con eso está bien, pero yo digo que no, que puedo todavía dar cuatro o cinco clases por semestre, a eso me dedico, no tomo vacaciones, me la paso en el laboratorio, en las aulas, enseñando, porque esa es la parte más importante de trabajar en la Universidad, hacer investigación y educar estudiantes. Queremos educar a la gente y no ser idiotas como otros, como muchos otros que prefiero no mencionar (golpea el escritorio).
¿Qué opina de la aprobación de la nueva Ley de Ciencia?
Es una pendejada. El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) fue una de las grandes contribuciones en materia de ciencia, pero no creo que lo sea el nuevo Consejo con su nuevo nombre. Lo más importante del viejo Conacyt es que permitió seguir haciendo ciencia a través de apoyos económicos, tanto es así que mi laboratorio, en parte, se construyó con recursos, becas y apoyos del Consejo. Recalco que esa es la parte vital, los apoyos económicos y las becas que nos permiten hacer ciencia. Estoy de acuerdo con incluir Humanidades a las lógicas de la investigación, pero ¿cambiar tan drásticamente al Consejo? Eso sí se lo critico a la directora del Conahcyt, la doctora Álvarez-Buylla, quien también ganó un Premio Nacional de Ciencias. Le falta más independencia en cuanto a toma de decisiones, ser independiente del Presidente, no soy el único que la ha criticado.
¿Qué piensa de las becas y apoyos a la ciencia actual?
Yo estudié el doctorado ya grande, me fui a Canadá a los 37 años, nunca tuve beca mexicana. Fue la Universidad de Waterloo la que me apoyó y un par de profesores de allá. Con eso le digo todo, no creo que sea un problema reciente, se apoya muy poco a la ciencia y a los científicos en el país. Hay muchos problemas en materia de educación, Conahcyt vive una crisis, incluso los libros de texto gratuitos para educación básica están en mal momento, en fin, muchas cosas que no terminaríamos de platicar.
¿Qué le parece la política científica del Presidente?
La política científica de López Obrador me parece mala, no tengo reparo en decirlo, sólo voy a decir eso por el momento. Pero le comento algo curioso: fue su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, quien me mandó un correo avisándome que había ganado, y me dijo que se sentían orgullosos de mí. Bueno. Aprecio su comentario. Aprecio a las personas que se dirigen con respeto.
¿Le inquietan las confrontaciones del gobierno con científicos y académicos?
Pues qué te puedo decir. Creo que AMLO se pelea con todo el mundo, incluso estés de acuerdo o en desacuerdo con él. Espero que ya se acabe la persecución a los científicos. Sólo eso le comento por ahora.
¿Qué opina de la tensión política actual?
Qué bueno que me preguntas, me interesa la política del país. Es seguro que entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum se llevan la Presidencia; considero que Ricardo Monreal sería la opción ideal, es inteligente, listo, pero no tiene posibilidades. No nos vayamos tan lejos, vean lo que pasó en el Estado del México con Delfina Gómez y su triunfo, ¡hazme el favor!; y luego tienes a Del Mazo y sus cercanías con Peña Nieto, siempre me pregunto por qué pasan esas cosas en este país. Pero te digo que tengo toda mi investigación y decenas de artículos publicados por una simple razón: educar a la gente para que ya no salgan a votar por gente estúpida.
¿La educación está en crisis?
Sí, está mal. Los libros de texto gratuitos no han salido, (Marx) Arriaga no ha publicado nada, no les han pasado los libros a los profesores, no hay convocatoria. Para mejorar la educación hay que educar a la gente, ¿quién puede educar? Los profesores de primaria, secundaria, preparatoria, universidad y de todos los grados. Si eso se hace, si se educa a 130 millones de personas, seríamos mejores que Alemania. Pero ya fue suficiente de hablar de política.
Sonriente, Escudero Derat despide la entrevista:
“Regresen después para que puedan entender mejor el experimento y conocer mejor nuestro laboratorio”.