Haciendo gala de una mezcla de arrogancia e insensibilidad social, hace unos días la presidenta Sheinbaum designó al doctor Hugo López Gatell como “representante de México ante la Organización Mundial de la Salud” en Ginebra. Lo llamativo es que dicho cargo no existe, pero le permitirá al exsubsecretario de salud vivir fuera del país. El inusitado nombramiento presidencial no solo insulta la memoria de miles de mexicanos que no debieron de haber muerto durante la pandemia del SARS CoV2, sino que también sorprende porque la confianza que la doctora Sheinbaum deposita en López Gatell es, en realidad, una exoneración política y moral hecha desde las alturas del poder presidencial.

Es inútil especular sobre los motivos que llevaron a Claudia Sheinbaum a rescatar a Hugo López Gatell de su situación actual. Es de sobra conocida la inadversión que existía entre él y la doctora Sheinbaum, cuando ella era la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, así como con el anterior secretario de Relaciones Exteriores, lo que ha llevado a muchos a suponer que el camino a Suiza pasó por Macuspana.

Al llegar a Ginebra, López Gatell se podrá colar a algún comité técnico de la Organización Mundial de la Salud y de algún otro organismo internacional. De ser así, no estará representando ni a México ni a los miles de profesionales de la salud que han hecho de su trabajo un compromiso ético y social, sino que estará encarnando tanto la irresponsabilidad gubernamental del sexenio de López Obrador, como el perdón que Sheinbaum Pardo le ha otorgado con un nombramiento que no tiene más el aval que la decisión de la mandataria.

Ningún país estaba preparado para una emergencia médica como la que provocó el SARS CoV-2, y es innegable que el aparato de salud mexicano estaba lastrado por años de descuido y abandono. Sin embargo, durante la pandemia las acciones de Lopez Gatell no hicieron nada para atender esas carencias e implementar las medidas que muchos especialistas señalaron. Dueño de un poder desmedido, el presidente López Obrador violó la Constitución al no convocar al Consejo de Salubridad General de la República, y López Gatell no hizo nada para tratar de cumplir la ley. Desde un principio subestimó la gravedad de la pandemia, ignoró los consejos de expertos nacionales y extranjeros sobre la gravedad de la emergencia médica, desdeñó la experiencia de instancias como la Academia Nacional de Medicina, calló ante las ocurrencias grotescas de Andrés Manuel López Obrador, y con una zalamería repulsiva sacrificó su compromiso ético falseando datos e inventando categorías inmunológicas que atribuyó a la fuerza moral del Presidente. Cada uno de sus errores costó vidas.

Como lo han demostrado tanto los análisis de la Organización Mundial de la Salud como los resultados que presentó la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de COVID-19 en México, el legado de Hugo López Gatell es devastador. Más de 800 mil muertes en exceso, incluyendo casi 300 mil decesos que pudieron haberse evitado, y que terminaron dejando a unos 215 mil menores en la orfandad. Sacrificó con rapidez el sentido de ética médica y sometió su formación profesional y conocimiento científico a los intereses políticos y a la irresponsabilidad del presidente López Obrador, a cuya sombra adquirió una notoriedad que iba acompañada de la centralización política de las decisiones. Su soberbia creció día a día al amparo del atril presidencial, y a la mezcla de altanería y mentiras que lo caracterizó hay que agregar el cinismo insultante con el que agravió al país entero cuando acusó de intentonas golpistas a los padres de los niños enfermos de cáncer que demandaban medicamentos.

El nombramiento de López Gatell solo se puede leer como un indulto político y moral, y es una confirmación adicional del peso político de Andrés Manuel López Obrador sobre las decisiones de Claudia Sheinbaum. ¿La presidenta es una científica con una preparación técnica sólida? Sí, pero en sus decisiones parecen pesar más los compromisos políticos que las evidencias cuantitativas y cualitativas de las omisiones y errores de su predecesor. Las disposiciones de la mandataria son, simplemente, un ejemplo más de la hipocresía y la doble moral que recorren los pasillos de Palacio Nacional.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios

Noticias según tus intereses