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Sin el consenso ni la participación de la comunidad científica, el pasado viernes la senadora de Morena, Ana Lilia Rivera, presentó la iniciativa de creación de la Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías que impulsa la transformación del Conacyt para convertirlo en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnología (Conahcyt), además de centralizar, bajo su mando, la toma de decisiones de las políticas científicas del país.

El documento que presentó Rivera —quien no pertenece a la Comisión de Ciencia y Tecnología ni tiene experiencia en estas áreas— establece la desaparición de los siete órganos colegiados que inciden en la política científica del país: Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, la Red Nacional de Grupos y Centros de Investigación, la Conferencia Nacional de Ciencia, el Consejo General de Investigación Científica, el Consejo Consultivo de Ciencias, la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Oficina de la Presidencia y el Foro Consultivo Científico Tecnológico (FCCyT).

Sin estos órganos, el Conahcyt quedaría como el único interlocutor y tendría control total en la toma de decisiones del sistema de Ciencia y Tecnología. “El Conahcyt se convertirá en el único órgano de consulta para asesorar a todos los poderes de la federación y a todos las órdenes de gobierno en materia de generación de conocimiento”, se lee en un comunicado del FCCyT que fija su postura en contra de dicha ley.

El jueves por la noche, el senador de Morena Ricardo Monreal aseguró en un video que subió a sus redes sociales que: “Jamás realizaremos ningún cambio legislativo que afecte a la política científica sin antes escuchar a los profesionales de la investigación”.

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