¿Es la ciencia un canal diplomático o una herramienta para boicotear a una parte de su comunidad? Hace un par de semanas habría parecido un planteamiento absurdo, sin embargo, la Guerra Rusia-Ucrania propinó una mala jugada a las alianzas internacionales, ya que las organizaciones científicas se han visto en la necesidad de quebrantar sus lazos con especialistas rusos, como una alternativa de presión que ayude a poner fin a la guerra, pero hay quienes piensan que esta exclusión hará más mal que bien a la larga, pues las autoridades de Moscú ya han reaccionado a esta postura, eliminando el requisito que obligaba a las científicas y los científicos de la región a publicar en revistas extranjeras reconocidas. Estas prohibiciones no pueden más que limitar el desarrollo óptimo de la ciencia.
La pregunta, aún sin respuesta, que permea en todo el mundo es si los boicots contra Rusia son moralmente correctos. En el panorama actual, a los países vecinos no les ha quedado más que aislar indiscriminadamente a la comunidad rusa de los acuerdos que otrora formaban parte. Esta prohibición ha sido promovida, principalmente, por investigadores ucranianos que han declarado las contradicciones que suponen el abrir espacios para científicos moscovitas. El espectro ha sido analizado en una reciente publicación de la revista "Nature".
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“Los científicos rusos no tienen derecho moral a retransmitir ningún mensaje a la comunidad científica mundial”, expresó Olesia Vashchuk, directora del Consejo de Jóvenes Científicos de Ucrania en el Ministerio de Educación y Ciencia, en dos cartas a principio de mes, en la que se hizo una petición en favor de retirar a los científicos rusos de los consejos editoriales de revistas con repercusión científica.
Existe, además, la otra parte: los rusos. El gremio científico ruso piensa que penalizar su participación en investigaciones internacionales empobrece los canales diplomáticas que representa la ciencia. “Hay que preguntarse qué se logrará con esto. ¿Se trata de enviar una señal? Si es así, hay formas mejores”, consideró Richard Sever, cofundador de bioRxiv y medRxiv. Sin embargo, el científico ha demostrado su inconformidad en torno a la interpretación que se ha hecho de su postura: "una cita en "Nature" no resume mis sentimientos sobre el tema", publicó hace cinco horas, en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, revistas de reconocimiento internacional como "Science" y la propia "Nature", pese a que han demostrado abiertamente su posición en contra de la invasión rusa, tampoco han tomado partido por eliminar los contenidos de especialistas rusos. En cambio, han advertido que un boicot editorial “dividiría a la comunidad investigadora mundial y restringiría el intercambio de conocimientos académicos”.
El "Journal of Molecular Structure" es la primera publicación que ha retirado los manuscritos científicos rusos. El químico Rui Fausto, editor de esta revista, argumentó que al invadir Ucrania, Rusia violó un derecho internacional, por lo que la decisión de restringir su participación se extenderá hasta que se restablezca la legalidad internacional con el cese bélico.
“No está dirigido a los científicos rusos, que sin duda merecen todo nuestro aprecio y respeto, sino a las instituciones rusas”, aclaró.
Pero hay quienes han tomado medidas más estrictas, como es caso de la edición de "Web of Science" que, desde el 11 de marzo, cerró sus instalaciones en Moscú, también suspendió la evaluación de revistas nuevas, provenientes de Rusia y Bielorrusia, que esté en búsqueda de formar parte de esta base de datos.
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“[Al] rechazar manuscritos escritos por autores rusos y excluir las revistas rusas de ´Scopus´ y ´Web of Science´, ´Elsevier´ y ´Clarivate´ pueden contribuir al final de esta guerra”, rezó Myroslava Hladchenko, científica ucraniana, que ha declarado que desde que se desencadenó la guerra, Rusia ha bombardeado más de 60 instituciones educativas en Ucrania , lo que destaca su “actitud hacia la ciencia y la educación”.
El panorama para la ciencia en Rusia no es nada sencilla, pues sin importar que una pléyade de científicas y científicos se oponen a la guerra y lo han demostrado, expresamente, su postura política ahora significa también un riesgo, ya que han tenido que escapar de ser detenidas y detenidos durante las manifestaciones en contra de la guerra.
melc