Su bitácora de viaje ya acumula más de siete mil imágenes. Han transcurrido casi 30 días desde el aterrizaje del Perseverance, cuya misión principal durará al menos un año marciano, 687 días terrestres. El rover envía imágenes desde el conjunto de cámaras más avanzado que jamás haya viajado a Marte y que fluyen a través de la poderosa Red de Espacio Profundo (DSN), administrada por el programa de Navegación y Comunicaciones Espaciales (SCaN) de la NASA.
Esta nueva aventura en Marte abre otras puertas en materia de exploración espacial. Sus objetivos principales son encontrar rastros de vida antigua, pero las pruebas para realizar los primeros vuelos en la atmósfera marciana, así como para producir oxígeno, también prometen sentar las bases para la exploración humana en el Planeta Rojo con beneficios directos en la vida cotidiana en la Tierra.
Se piensa que Marte fue alguna vez muy similar a la Tierra. La huella de ríos y lagos ha esculpido la superficie que ahora busca ser explorada mediante las llamadas biofirmas, signos de vida antigua que deberían seguir naturalmente esa agua. Esta es la razón por la que se eligió el cráter Jezero para aterrizar el Perseverance. El lugar parece haber albergado un antiguo lago, alimentado por un río que formó el delta donde el rover inició su exploración.
El cuatro de marzo, el robot realizó su primer desplazamiento en 6.5 metros con giros incluidos, acción que le sirvió para probar y calibrar instrumentos; los siguientes trayectos serán de 200 metros o más. En un guiño feminista, el lugar donde Perseverance comenzó su misión en Marte fue llamado “Octavia E. Butler Landing”, en honor a la escritora estadounidense de ciencia ficción. Kathryn Stack Morgan, científica adjunta del proyecto de Perseverance ha dicho que “Butler inspiró e influyó en la comunidad científica planetaria y muchos más allá, incluidos aquellos típicamente subrepresentados en los campos STEM”. La escritora ha utilizado la ciencia ficción para explorar temas sociales como raza, sexualidad, sexo, religión y clase social. Su nombre se abre paso fuera de la Tierra.
Además de imágenes ya se escuchan audios de Marte. Los primeros sonidos grabados en su delgada atmósfera por el Perseverance no sólo sirven para inyectar una dosis de realidad a lo que la ficción solo había podido imaginar; estos sonidos también servirán para saber de qué están hechas sus rocas. Los primeros registros sonoros realizados por la SuperCam, empiezan a ofrecer más información del territorio marciano. Posada sobre el mástil del rover, este instrumento ha logrado tres audios, incluido uno de descargas láser sobre rocas. El tercer archivo incluye los sonidos del láser que impacta un objetivo de roca 30 veces a una distancia de aproximadamente tres metros, proporcionando información sobre la estructura física del terreno, como su dureza relativa.
Con peso de poco más de cinco kilos, la SuperCam funciona como los ojos y oídos del robot. Es un instrumento que puede realizar cinco tipos de análisis para estudiar la geología de Marte. Además de los sonidos recabados en tres archivos de audios, esta herramienta también envió los primeros datos de su sensor visible e infrarrojo (VISIR) que porta y recoge la luz reflejada por el Sol para estudiar el contenido mineral de rocas y sedimentos. Esta técnica complementa el trabajo del espectrómetro Raman, pues VISIR utiliza un rayo láser verde para excitar los enlaces químicos y producir señales que ayuden a detectar qué elementos están unidos entre sí, y de esta forma, brindar información sobre la composición mineral del material estudiado. Es así que en un juego de luces y sonidos magistralmente orquestados desde laboratorios en la Tierra, se van reuniendo más pistas sobre el origen y destino de Marte.
Las hélices del futuro
Además de sus siete instrumentos principales, Perseverance transportó un pasajero singular en su “abdomen”: el Ingenuity. Aunque los objetivos particulares de este pequeño helicóptero por el momento no son apoyar la misión científica principal, su funcionamiento en territorio marciano será fundamental como una nueva puerta de experimentación en misiones futuras.
El Ingenuity está proyectado como una demostración tecnológica para probar por primera vez el impacto de vuelos propulsados fuera de la Tierra. Actualmente el dron está conectado al rover como su estación base, donde una caja eléctrica almacena rutas de comunicaciones entre el helicóptero y la Tierra. Los especialistas de la NASA están monitoreando la salud de la batería para efectuar su primer vuelo. Posteriormente, se alimentará con su propio panel solar y uno de los grandes retos es que el artefacto aguante las gélidas noches marcianas con menos de 90 grados. Una vez que el equipo encuentre una ubicación adecuada para el “helipuerto”, se impulsarán una serie de vuelos de prueba en una ventana experimental de 30 días marcianos que comenzará, según informes de la NASA, en algún momento de la primavera.
Se planea que para su primer vuelo, despegue un par de metros del suelo para flotar en el aire de 20 a 30 segundos y aterrizar. Después de eso, se intentarán vuelos con distancia y altitud cada vez mayores: hasta de 10 metros de distancia del suelo y 300 metros de recorrido. Para los controladores de la misión del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, el lograr que el helicóptero logre despegar y elevarse cuando menos una vez, representaría 90% del éxito de la misión; sin embargo, se busca que realice un total de cinco vuelos en la atmósfera marciana que impone otros retos, pues posee solo una centésima parte de la densidad del aire de la Tierra y un tercio de la gravedad de nuestro planeta.
El Ingenuity porta dos cámaras que tomarán imágenes de los cielos del planeta rojo. Si puede demostrar que es posible volar en cielos marcianos, se abrirán las posibilidades de exploración con otros helicópteros de mayores dimensiones y posibilidades que logren analizar las geología del terreno desde otra perspectiva e incluso trazar rutas seguras de acceso para rovers y posibles visitantes humanos al planeta.
Ingenuity es uno de los instrumentos más novedosos de la misión y no solo por sus posibilidades de emprender el vuelo, sino por el uso de un software de código abierto y su sistema operativo Linux diseñado para otros sistemas de vuelos espaciales a pequeña escala, como CubeSats. También emplea un práctico motor de hardware usado masivamente en móviles inteligentes. Lo que se planea probar con esto es que instrumentos de bajo costo y diseño accesible pueden sentar las bases tecnológicas de aparatos funcionales.
La generación de oxígeno es otra de las grandes metas de este tipo de misiones y la NASA sigue trabajando en eso por medio de MOXIE (Mars Oxygen In-Situ Resource Utilization Experiment), que es considerado otro de los experimentos claves de la misión. Este instrumento, utilizará dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera marciana (compuesta en un 96% de este gas) para dividir esas moléculas en oxígeno puro usando un catalizador. La idea es que durante la duración de la misión del rover, MOXIE funcione una hora cada vez que opere para así determinar si puede producir oxígeno respirable de manera constante y confiable. Solo produce seis gramos por hora.
Los científicos evaluarán el rendimiento de una planta de oxígeno en diversas condiciones ambientales, desde cambio de día a noche, hasta cambio estacional. El oxígeno no sólo ayudará a respirar a los humanos en Marte; la idea es que también pueda utilizarse como propulsor de cohetes con misiones más sencillas de regreso a la Tierra. Esta tecnología no solo tendría impacto en los viajes de humanos al Planeta Rojo proyectadas para 2030, sino que impulsan el desarrollo tecnológico con impacto directo en la vida en la Tierra.
6.5 metros el primer recorrido realizado por el robot Perseverance, el 4 de marzo.
7 son los principales instrumentos que lleva consigo el robot.