En la última década el aumento de consumidores de fue de 20%. El menú por orden de preferencia: cannabis, opioides, anfetaminas, cocaína y éxtasis. Los adeptos a este menú de sustancias ilicitas suman 64 millones de personas en el mundo que sufren de trastornos por el uso de drogas. Solo uno de cada 11 individuos con adicciones recibe tratamiento y las mujeres tienen menos acceso al tratamiento que los hombres: solo una de cada 18 mujeres con trastornos por consumo de drogas recibe tratamiento. El más reciente Informe Mundial sobre las Drogas de las las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) puntualiza algunas tendencias en los últimos años que están ligadas a nuevos riesgos para la salud, como el surgimiento de nuevos opioides sintéticos.

Nuevas drogas de diseño

Los nitazenos, un grupo de opioides sintéticos que pueden ser incluso más potentes que el fentanilo, han surgido recientemente en Estados Unidos y varios países de Europa, lo que ha provocado un aumento en las muertes por sobredosis. Los nitazenos engloban más de 20 compuestos únicos, incluido el isotonitazeno, que se identificó por primera vez en 2019 y se conoce popularmente como ISO. También incluye el protonitazeno, el metonitazeno y el etonitazeno.

Los nitazenos son sustancias psicoactivas o “drogas de diseño” y los especialistas empiezan a estudiar las reacciones del cuerpo, ya que nunca se han realizado ensayos clínicos sobre su uso, pero las pruebas de laboratorio muestran que algunas de estas sustancias podrían ser cientos o miles de veces más potentes que la morfina y de 10 a 40 veces más potentes que el fentanilo.

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El fentanilo se convirtió en una sustancia sumamente atractiva para quienes se dedican al tráfico de narcóticos. Es difícil detectarlo y pequeñas cantidades son suficientes para producir una gran cantidad de pastillas. Se calcula que un solo kilo permite producir un millón de pastillas con una ganancia de más de 20 millones de dólares. Esta es una gran ventaja en relación a la costosa producción de heroína. Una héctárea de amapola pude generar entre 16 y 18 kilos de goma de opio que se convertirá en un kilo de heroína.

El reporte de la ONU también señala que la aparición de nuevos opioides sintéticos también podría estar relacionada con el drástico descenso de la producción de opio de Afganistán en 2023 (95% respecto a 2022), que ocasionó que la producción mundial disminuyera 74% el año pasado. Una de las consecuencias de la drástica contracción del mercado afgano, pudo haber sido el cambio a otros opiaceos por parte de los consumidores habituales de heroína.

Los nitazenos fueron inicialmente desarrollados en la década de los 50 del siglo pasado por laboratorios de investigación farmacéutica de la empresa química suiza CIBA, que planeaba utilizarlos como analgésicos, pero nunca fueron aprobados; sin embargo, la industría de las drogas ilícitas también acude a investigaciones farmacológicas históricas para formular análogos.

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Desde 2019, al menos seis fórmulas proceden de la patente original, pero también han surgido nuevas formulaciones de difícil detección. Dado que la información de patentes y la literatura biomédica son públicas, las recetas paso a paso para fabricar drogas específicas están disponibles libremente y se puede hacer un mal uso de ellas. Es así que "nuevas" drogas aparecen constantemente en mercados del mundo.

Según estudios de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, hasta mayo de 2023, 139 países y territorios habían notificado mil 185 nuevas sustancias psicoactivas (NSP) únicas. Aunque la mayoría se clasifican como estimulantes (33%) o cannabinoides sintéticos (28%), en los últimos años ha aumentado el número de opioides sintéticos.

En este sentido, la lupa de la ciencia no se queda de lado. Uno de los encargados de identificar estas sustancias y sus efectos es el doctor Michael Baumann, jefe de la Unidad de Investigación de Drogas de Diseño del Instituto Nacional de Abuso contra las drogas en EU (NIDA). Baumann y su equipo estudian los efectos biológicos de las nuevas sustancias psicoactivas (NPS, por su sigla en inglés), compuestos fabricados en laboratorio y creados clandestinamente para eludir las leyes.

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Su laboratorio se mantiene al tanto de las tendencias en el desarrollo de nuevos narcóticos y sus efectos en el organismo. Identifican los lugares precisos del receptor donde se une una NPS en el tejido cerebral y, después, examinan sus efectos conductuales y fisiológicos en modelos animales. Los resultados se publican en revistas científicas revisadas por expertos para intentar darle seguimiento a los cambios en el suministro de drogas.

El experto ha señalado que los opioides 2-bencilbenzimidazoles o compuestos "nitazenos" están apareciendo como productos independientes y como sustancias mezcladas en la heroína y en medicamentos para el dolor falsificados. La intoxicación por NSP suele estar asociada a efectos adversos graves e imprevisibles que pueden llevar a la hospitalización e incluso a la muerte. Por ejemplo, una NSP de tipo estimulante puede provocar síntomas neurológicos como agitación, agresividad y psicosis; mientras una NSP de tipo opioide puede inducir depresión respiratoria, que es una afección potencialmente mortal cuando la respiración se vuelve lenta y superficial y puede detenerse por completo.

Con potenciales usos médicos

Curiosamente en este obscuro camino, hay algunas posibilidades positivas. Los expertos, como Baumann, también indagan si es posible que algunas de estas drogas que cobran popularidad se utilicen con fines médicos. Esto sobre todo ha sido una posibilidad explorada a través del llamado "renacimiento" de las llamadas drogas psicodélicas. Hace cinco años la Universidad Johns Hopkins abrió un centro de investigaciones para estudiar científicamente las llamadas sustancias psicodélicas para el tratamiento de diversas enfermedades mentales.

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Los alucinógenos, o "drogas psicodélicas", son sustancias que alteran el estado de conciencia y producen distintos tipos de alucinaciones. Las principales clases de alucinógenos son la dietilamida del ácido lisérgico (LSD), la fenciclidina (PCP), las anfetaminas alucinógenas, la mescalina y los hongos del género Psilocybe. La investigación sobre psicodélicos está renaciendo. A través de acuerdos de investigación se están estudiando cómo las NSP psicodélicas y las sustancias relacionadas podrían ser usadas como medicina para tratar los trastornos por consumo de sustancias.

"Si los laboratorios clandestinos pueden cooptar la literatura biomédica para crear NPS, podemos usar nuestros conocimientos sobre estas sustancias para identificar mejores medicamentos. En eso consiste la química medicinal", ha dicho Baumann. Precisamente, después del lanzamiento del Centro para la Investigación de la Experinecia Psicodélica y la Conciencia del Johns Hopkins, donde se estudian aplicaciones de sustancias como el LSD y la psilocibina para tratatar anorexia, adicciones y depresión.

También se abrió un centro de investigaciones similares en el Imperial College de Londres.

Precisamente en este centro de investigación londinense se estudian los efectos del LSD en el cerebro mediante técnicas modernas de neuroimagen, mientras avanzan en el estudio de la psilocibina (el compuesto activo de los hongos alucinógenos) para tratar la depresión grave. Estos estudios han sentado las bases para ensayos más amplios que se están llevando a cabo actualmente en todo el mundo. Otro trabajo pionero del grupo incluye una investigación innovadora mediante neuroimagen con psilocibina, MDMA y DMT (compuestos psicoactivos que se están en el éxtasis y la ayahuasca).

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Actualmente tienen estudios en curso para explorar la seguridad y viabilidad de la psilocibina para el tratamiento de pacientes con estrés postraumático, anorexia, TOC y fibromialgia; sin embargo el director del centro, el doctor David Erritzoe ha subrayado: “La investigación ha sido muy alentadora, pero puede que pasen algunos años hasta que la terapia psicodélica esté disponible para los investigación clínica en fase inicial ha demostrado que, cuando se administra de forma segura y profesional, la terapia psicodélica es muy prometedora para tratar algunas afecciones mentales muy graves y algún día puede ofrecer nuevas esperanzas a personas vulnerables con opciones de tratamiento limitadas”.

La idea del doctor Erritzoe empata con el reporte final del Informe más reciente sobre el uso de drogas ilegales en todo el mundo. El documento advierte que a pesar de que el interés en el uso terapéutico de sustancias psicodélicas ha seguido creciendo para el tratamiento de algunos trastornos de salud mental, la investigación clínica aún no ha dado lugar a alguna directriz científica estándar para su uso médico.

"Los movimientos populares están contribuyendo a un creciente interés comercial y a la creación de un entorno propicio que fomenta un amplio acceso al uso no supervisado, “cuasiterapeútico” y no médico de las sustancias psicodélicas. Estos movimientos tienen el potencial de desvirtuar la evidencia terapéutica científica y el desarrollo de directrices para el uso médico de psicodélicos, lo que podría comprometer los objetivos de salud pública y aumentar los riesgos para la salud asociados al uso no supervisado de sustancias psicodélicas", se lee en el documento.

Con el rigor científico, los senderos del camino de las drogas en la actualidad pueden conducir a terrenos favorables donde los atajos no tienen cabida.

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