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“Presidente Andrés Manuel López Obrador, en la comunidad científica, tecnológica y de innovación estamos deseosos de apoyar a nuestro país, cuenta con nosotros. Por favor, escúchenos directamente, porque no estamos seguros de que le estén llegando realmente nuestras voces”, dice Julia Tagüeña, quien ayer hizo pública su renuncia a la coordinación del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), debido a que Conacyt les negó recursos y esto provocó el despido de alrededor de 25 personas.
El año pasado, la doctora en Ciencias por la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña, inició su gestión al frente del organismo autónomo que fue creado con la Ley de Ciencia y Tecnología en 2002; y hoy señala que hubo irregularidades, cambios a leyes y señalamientos sin fundamento por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), encabezado por María Elena Álvarez-Buylla.
Los trabajos para “desaparecer” al Foro, dice Tagüeña en entrevista, vienen desde enero de 2019, cuando se propusieron cambios al Estatuto Orgánico del Conacyt, pero fueron detenidos, aunque luego sí lograrían realizar tres, que afectaron de forma directa al Foro, entre ellos, su autonomía.
El organismo tiene entre sus funciones ser un “asesor autónomo y permanente del Poder Ejecutivo, el Consejo General, la Junta de Gobierno del Conacyt y el Poder Legislativo (federal y estatales)”, para que se tomen decisiones con fundamentos científicos.
Mientras los cambios a las leyes se dieron, el Foro pudo continuar con sus labores por unos “pocos meses, porque contaba con recursos que recibió de la anterior administración”. Sin embargo, cuando llegó el momento de que la actual administración distribuyera el presupuesto, el Conacyt decidió dejar al Foro sin recursos.
La decisión de Conacyt se dio pese a que el artículo 38 de la Ley de Ciencia y Tecnología establece que se debe “garantizar el adecuado funcionamiento del Foro Consultivo Científico y Tecnológico”, a través de apoyos logísticos y recursos para su operación permanente, así como los gastos de traslado y estancia necesarias para la celebración de sus reuniones de trabajo.
Al conocer la decisión de Conacyt, el Foro decidió interponer una demanda y el 6 de enero pasado el Juzgado Decimosexto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México otorgó un amparo para que el Consejo diera los insumos necesarios.
Pese a lo estipulado por la ley y la orden del juez, Conacyt decidió no dar los recursos al Foro.
“Se hizo un cálculo y se estimó que para funcionar, el Foro necesitaba 7 millones. El Foro pudo funcionar, pero ahora se ha llegado a un punto que se vuelve insostenible. La Mesa Directiva decidió tener una suspensión parcial de actividades y como el Foro tiene un par de posesiones que quedan en comodato por la UNAM, no tenía ningún sentido que yo siguiera. Mi cargo era una cuestión honorífica, nunca recibí ningún salario”, dice.
La Física por la UNAM señala que el argumento principal de Conacyt para no dar recursos es que el Foro es una Asociación Civil (AC), lo que califica como un punto “extraño”, pues el Consejo ha dado recursos a otras asociaciones civiles. “El Foro se creó en la ley vigente de Ciencia y Tecnología y quien lo definió como una A. C. es el Estatuto Orgánico del mismo Conacyt, pero han hecho tres cambios a ese estatuto, donde crearon un foro al que le dieron el mismo nombre que solamente depende de ellos. En el discurso de Conacyt se menciona a un foro, pero es el que crearon ellos”.
Tras crearse ese otro foro, al FCCyT se le retiraron todas las invitaciones para participar de manera conjunta con Conacyt, que era la forma de trabajo que se seguía desde que fue creado hace 18 años.
“Que un organismo concentre todo implica un riesgo, porque la ciencia debe ser discutida libremente por la comunidad, e incluso hay convenios de la UNESCO firmados por México que dicen que los científicos y tecnólogos tendrán que ver con el desarrollo de la ciencia en sus países, porque el principio de la ciencia es la colaboración y la libertad.
“Esto es un tema ideológico, hay posiciones que creen que ese es el camino, que el control y centralizar el poder es el camino, es un tema de ideología, no de democracia”.
Contra la autonomía científica
Julia Taguëña enfatiza que el objetivo del Foro Consultivo era ser un órgano asesor del gobierno, actividad que no puede realizar porque Conacyt no lo permite.
“El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología quiere tener una asesoría directa, controlada por ellos, es decir, el Consejo quiere ser la voz, no quiere que haya otras voces. Esto es un retroceso para el país y también para el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación”.
Sin embargo, la integrante del Sistema Nacional de Investigadores recalca que la historia del Foro no se remonta a hace 18 años, pues este ya existía al interior del Consejo, lo que cambió es que se volvió autónomo.
“En junio se cumplieron los 18 años del Foro y es interesante ver que se generó un foro al interior de Conacyt, es decir, es como un círculo que nos vuelve al pasado. A causa de esta falta de recursos se tuvo que despedir a casi todo el personal, que fueron alrededor de 25 personas, una lástima porque era un equipo talentoso”.
Las reacciones
A lo largo de su historia, el Foro ha tenido seis coordinadores: José Antonio de la Peña (2002-2004), José Luis Fernández Zayas (2004- 2008), Juan Pedro Laclette (2008- 2012), Gabriela Dutrénit (2012- 2014), José Franco (2014-2018) y Julia Tagüeña (2019-2020).
José Franco, maestro y doctor en Física por la Universidad de Wisconsin-Madison, era el coordinador del Foro cuando se dio el cambio de gobierno y explica que sí mantuvo algunas reuniones con la directiva actual de Conacyt.
“La situación cambió, se volvieron muy hostiles, empezaron a acusar al Foro de cosas que no eran ciertas. Una de las acusaciones fue que el Foro había utilizado su presupuesto en viajes, teléfonos, restaurantes, sin dar cuenta de la gran cantidad de proyectos que se realizaron. Nadie sabe a qué se debe esa hostilidad”, indica Franco.
El físico sostiene que además de asesorar, con el Foro Consultivo Científico y Tecnológico se habían logrado entablar relaciones entre investigadores y el sector productivo, así como con la clase política, para que se tomaran decisiones de manera informada.
“Ahora, el Conacyt decide que el Foro es su enemigo. Un país como México no puede darse el lujo de tener a dirigentes que de una manera absurda generan enemigos. Lo que hemos visto en Conacyt es una larga cadena de desencuentros con la comunidad académica y ahora con el resto del país. En este año y medio, Conacyt no ha sido capaz de generar un solo proyecto e incluso ha hecho promesas que no ha cumplido. El sistema de ciencia y tecnología está marchitándose, está por convertirse en un desierto. Es terrible ver que no hay ni sensibilidad ni deseos para cambiar el rumbo”, declara Franco.
Gabriela Dutrénit, doctora en Economía de la Innovación en el Science Policy Research Unit de la Universidad de Sussex, Inglaterra, sostiene que la tarea del Foro es parte de una tendencia que se sigue a nivel internacional que consiste en una mayor participación pública sobre las decisiones en cuando a ciencia, tecnología e innovación. “Con las acciones hacia el Foro, en México se dan pasos hacia atrás en términos de la democracia, porque desaparece un organismo autónomo que puede dar voz a las distintas comunidades”, señala.
Posicionamiento institucional
EL UNIVERSAL solicitó al Conacyt su posicionamiento sobre la renuncia de Julia Tagüeña como coordinadora del Foro Consultivo Científico y Tecnológico y respondió: “El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología informa a la opinión pública que respeta y se abstiene de opinar acerca de las decisiones internas tomadas por la persona moral de derecho privado FCCyT o por cualquier otra asociación civil privada”.
Sin embargo, Tagüeña, Franco y Dutrénit expresan su desacuerdo con catalogar al Foro Consultivo como un organismo privado, porque no es lo que estipula la Ley de Ciencia y Tecnología, que continúa vigente.
“Ellos alegan que el Foro es privado y por lo tanto no tienen por qué darles recursos, pero por otro lado, hay un montón de ejemplos de asociaciones como la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), y a todas se les ha dado dinero”, dice Tagüeña.
José Franco señala que Conacyt actúa fuera de la ley y “tendrá que asumir sus consecuencias por estas acciones”.
“La interpretación de Conacyt se hizo sin tomar en cuenta que el Foro se constituyó como asociación civil porque fue la solución que encontró Conacyt en 2002”, dice Dutrénit.